04- Cuerpos energéticos
El ser humano se compone de varios cuerpos energéticos o sutiles que interactúan con su cuerpo físico. Estos cuerpos son parte integral de los sistemas de creencias de varias tradiciones espirituales y se cree que influyen en la salud y el bienestar de una persona. A continuación se describen algunos de los cuerpos energéticos más comunes:
- Cuerpo etérico: Es el más cercano al cuerpo físico y se cree que es responsable de mantener y vitalizar el cuerpo físico. Se piensa que contiene los patrones y la plantilla energética para la forma física.
- Cuerpo emocional: Este cuerpo está asociado con las emociones y los sentimientos. Se cree que almacena las experiencias emocionales y puede influir en el estado emocional de una persona.
- Cuerpo mental: Este cuerpo está relacionado con los procesos mentales, el pensamiento y la conciencia. Se considera responsable de la capacidad de razonamiento, el procesamiento de información y la toma de decisiones.
- Cuerpo espiritual: También conocido como cuerpo del alma, es el aspecto más elevado y sutil del ser humano. Está conectado con la esencia espiritual y la conexión con el universo. Se cree que contiene la sabiduría, el propósito y el potencial más elevado de una persona.
Además de estos cuerpos principales, también se mencionan otros cuerpos energéticos en algunas tradiciones, como el cuerpo astral, el cuerpo causal y el cuerpo cósmico. Cada uno de estos cuerpos se considera un nivel de existencia más sutil que el anterior y puede influir en diferentes aspectos de la experiencia humana.
El trabajo con los cuerpos energéticos implica equilibrar, limpiar y armonizar estas energías para promover la salud, el bienestar y el crecimiento espiritual. Esto se puede lograr a través de diversas prácticas, como la meditación, la visualización, la terapia energética, el trabajo corporal, la atención plena y la conexión con fuentes de energía más elevadas. Al armonizar los cuerpos energéticos, se busca restaurar el equilibrio y promover una sensación de integridad y plenitud en el ser humano.
Los centros vitales y los cuerpos energéticos están estrechamente unidos, sin embargo, no son lo mismo. Los chakras son centros motores y reguladores de todo el complejo energético que forma un ser humano. Cada centro regula un cuerpo o nivel energético, a través de él podemos saber cómo se encuentra ese cuerpo energético y qué es lo que necesita. Mediante los chakras podemos introducir energía en los diferentes cuerpos energéticos.
El ser humano está formado por una serie de cuerpos energéticos o niveles de energía, en concreto son siete. Cada uno de estos cuerpos está directamente regido con un chakra específico, lo cual significa que si ese centro energético tiene un problema el cuerpo al que rige también lo tiene. Cada uno de estos cuerpos tiene una vibración específica, que va desde el nivel más denso que es el físico, al más sutil que es el esencial.
Estos cuerpos, al igual que los centros vitales, guardan una estrecha relación los unos con los otros. Cada uno de ellos contiene información de los otros seis, si un cuerpo energético tiene un problema alterará todos los demás. Un ser humano evolucionado sería aquel que tiene todos sus cuerpos acoplados y que forma un bloque conjuntado, no obstante, éste sería un caso hipotético pues las perturbaciones energéticas actuales impiden que ocurra.
Lo más común es que haya algún desfase en el acople de los cuerpos energéticos que será más o menos grave, dependiendo de los cuerpos afectados y cual sea su problema. En el capítulo siguiente explico las agresiones que suelen sufrir los centros vitales. Lo que influye negativamente en los chakras afecta también a los cuerpos energéticos. Algunos de los problemas que acarrea un mal acoplamiento son: deficiencias físicas, problemas de salud, algunos trastornos mentales, falta de identidad, acople de energías externas a la propia, acciones o pensamientos repetitivos incoherentes, ansiedades, depresión y un largo etcétera.
Cada cuerpo energético está regido por un determinado centro vital. Si el chakra se ve afectado por cualquier anomalía afectará directamente al cuerpo que rige.
Tenemos siete capas en el campo aural de la persona.
Existen, por tanto, lugares específicos dentro de nuestro sistema energético para las sensaciones, las emociones, los pensamientos, los recuerdos y otras experiencias no físicas de las que damos cuenta a nuestros médicos y terapeutas. La comprensión de la forma en la que nuestros síntomas físicos están relacionados con estas posiciones nos ayudará a comprender la naturaleza de las distintas dolencias, y la diferencia entre los estados de salud y de enfermedad.
De este modo, el estudio del aura puede ser un puente entre la medicina tradicional y nuestras preocupaciones psicológicas.
En principio sólo podía ver las más bajas, que son las de mayor densidad y más fácilmente perceptibles. A medida que avanzaba en mis trabajos iba percibiendo más capas. Cuanto más elevada era la capa, mayor era la necesidad de expandir mi conciencia para detectarla. Es decir, que, para percibir las capas superiores, como la quinta, la sexta y la séptima, tenía que sumirse en un estado meditativo, por lo general con los ojos cerrados.
Cada capa sucesiva penetra y atraviesa por completo todas las situadas debajo, incluyendo el cuerpo físico. Así, el cuerpo emocional se extiende más allá del cuerpo etéreo, e incluye tanto a éste como al cuerpo físico. En realidad, ninguno de los cuerpos es una «capa», aunque sea así como lo podemos percibir, sino una versión más expansiva de nuestro yo que lleva dentro otras formas más limitadas.
Desde el punto de vista del científico, cada capa puede ser considerada como un nivel de vibraciones más altas, que ocupan el mismo espacio que los niveles de vibración situados debajo y que se extienden más allá. Para percibir las capas de forma consecutiva, el observador debe aumentar su conciencia a cada nuevo nivel de frecuencia. Tenemos, por tanto, siete cuerpos, todos los cuales ocupan el mismo espacio simultáneamente, cada uno extendiéndose más allá del último, algo a lo que no estamos acostumbrados en la vida cotidiana «normal». Muchas personas estiman, de manera equivocada, que el aura se puede despojar de capas consecutivas, como se hace con una cebolla, pero no es así.
Las capas estructuradas contienen todas las formas del cuerpo físico, incluyendo sus órganos internos, vasos sanguíneos, etc., además de otras formas adicionales de las que carece éste.
Cuerpo o nivel físico
El que más conocemos, nuestro cuerpo físico. Se puede ver, medir, pesar y tocar. Es el cuerpo que nos permite evolucionar en la densidad de la materia. En el cuerpo físico también están presentes los otros seis cuerpos, por lo tanto, estos estarán reflejados en él. Cualquier irregularidad grave que sufra uno de los otros seis cuerpos se podría ver reflejada en una enfermedad o problema físico.
Para hacer más sencilla la comprensión de los cuerpos energéticos los voy a ir comparando con las diferentes piezas que hacen que funcione un coche. No es una comparación exacta, pero sirve para hacerte una idea. El cuerpo físico estaría representado por la carrocería del coche, la parte que se ve. Es el cuerpo que tiene una vibración energética más densa.
En el momento de la concepción de un niño, será la energía de la madre la encargada de dar sustento al futuro bebé. En el nacimiento cuando se corta el cordón umbilical, es cuando el nuevo ser empieza a tener un sustento energético propio. Básicamente el cuerpo físico es un vehículo, una máquina biológica para vivir experiencias y recoger vibraciones energéticas.
El cuerpo físico está regido por el primer centro vital fundamental o primer chakra.
Cuerpo o nivel etérico
Es un nivel que envuelve a la parte física de las personas, está íntimamente relacionado con ella. Filtra, emite y recibe diferentes emisiones energéticas. Posee una gran cantidad de transmisores y receptores de diferentes vibraciones energéticas.
El cuerpo etéreo (de «éter», estado entre la energía y la materia) está compuesto por diminutas líneas energéticas «en forma de trama deslumbrante de haces luminosos. Tiene idéntica estructura que el cuerpo físico, incluyendo las partes anatómicas y todos los órganos.
Consiste dicho cuerpo en una estructura definida de líneas de fuerza, o matriz energética, sobre la que se forma y sujeta la materia física del tejido corporal. Los tejidos físicos existen como tales sólo gracias al campo vital que los respalda.
La estructura en forma de trama del cuerpo etéreo está en constante movimiento. El clarividente percibe, a lo largo de sus líneas energéticas y por la totalidad del cuerpo físico denso, chispas de luz blanca azulada en movimiento. El cuerpo etéreo se extiende desde 1,25 cm hasta 5 cm más allá del cuerpo físico y palpita a unos 15-20 ciclos por minuto.
El color del cuerpo etéreo varía de azul claro a gris. El primero ha sido relacionado con una forma más fina que el segundo. Es decir, la primera capa de una persona más sensitiva que tenga un cuerpo sensitivo será azulada, mientras que una más atlética y robusta tenderá a presentar un cuerpo etéreo más grisáceo. Todos los chakras de esta capa tienen el mismo color que el cuerpo. Dicho de otro modo, su coloración también irá del azul al gris. Los chakras parecen torbellinos formados por una red luminosa, exactamente igual que el resto del cuerpo etéreo. Se pueden percibir todos los órganos del cuerpo físico, pero están formados con esta luz azulada centelleante.
Si lográramos separar el cuerpo etéreo y mirarlo aisladamente, nos parecería un ser humano formado por líneas luminosas azules en constante centelleo.
Su principal cometido es el de contener el cuerpo físico. Si no tuviéramos cuerpo etérico tampoco tendríamos un cuerpo físico porque este no tendría ninguna envoltura que lo sostuviera. O lo que es lo mismo, este cuerpo impide que el cuerpo físico se descomponga. El cuerpo etérico no es exclusivo de los seres humanos, el reino vegetal, animal y mineral también lo poseen. Sin embargo, en las personas desarrolla unas tareas muy específicas.
Es un cuerpo que tiene mucho que ver con los sentidos del tacto y la percepción física. La piel es una correspondencia física de la energía del cuerpo etérico. Está regido por el quinto centro, el laríngeo que recordemos que está detrás de los problemas de la piel. Al estar muy en contacto con la piel, los problemas de piel estarán directamente relacionados con un mal funcionamiento de este cuerpo, que se verá afectado a su vez por un mal funcionamiento de su chakra regente.
Filtra las emisiones vibracionales que recibimos junto con el cuerpo áurico, que vemos más adelante, y también es un emisor vibracional. Es un gran filtro que elimina residuos energéticos propios que ya no son de utilidad y que rechaza energías negativas del exterior. También recibe las vibraciones que sí nos son útiles y aprovechables. Si se produce una rotura en alguna zona del cuerpo etérico, los demás cuerpos energéticos ayuda al etérico para que la repare. Si no se consigue reparar porque la persona tiene un nivel bajo de energía, dependiendo de su tamaño podría acarrearle un problema físico al individuo, debido a una fuga energética.
Nuestro cuerpo físico elimina los diferentes residuos que ya no necesita y que serían perjudiciales para él si siguieran estando, a través del sudor, la orina y las heces. Los diferentes cuerpos energéticos también crean residuos que deben ser eliminados, el cuerpo etérico es el principal encargado de esta misión. Los traumas, tanto físicos como emocionales, debilitarán este cuerpo.
Junto con el cuerpo áurico forma una barrera protectora frente a virus y bacterias. Un mal funcionamiento de este nivel dificulta las labores defensivas del organismo físico y también que los residuos energéticos se eliminan peor.
Este cuerpo se hace bastante visible con la luz que existe cuando está a punto de anochecer, sobre todo en las montañas donde no existe contaminación lumínica. Si paseas a sobre estas horas y observas una montaña, te darás cuenta que desprende un halo especial alrededor de ella de aproximadamente un dedo de grosor. Puede parecer un efecto óptico, pero en realidad es su cuerpo etérico.
El éter es la sustancia universal en la cual se sustenta todo lo que podemos ver en este universo. Las cosas se condensan en la tierra, se fluidifican en el agua, se transmutan en el fuego y se hacen incluyentes y universales en el éter. En este plano material en el que desarrollamos nuestras vidas, podríamos llegar a pensar que el aire de la atmósfera y el agua, en sus diversos estados, son los únicos estados posibles, pero para que estos puedan existir tiene que haber una sustancia que los sustente, que es el éter. El cuerpo etérico es el encargado de darnos la forma y guardar nuestro contenido físico, para que podamos desarrollarnos en este plano material.
Cuerpo emocional o nivel astral
El cuerpo emocional posee una vibración mucho más sutil que el cuerpo físico y se encaja en las diferentes partes y órganos del cuerpo físico. Cuando dormimos aprovecha para salir de nuestro cuerpo y regenerarse.
El segundo cuerpo aural, o el siguiente más fino después del cuerpo etéreo, se denomina generalmente cuerpo emocional, y está asociado con los sentimientos. Sigue, más o menos, el contorno del cuerpo físico. Su estructura es mucho más fluida que la del etéreo y no duplica el cuerpo físico. Por el contrario, parece estar formado por nubes coloreadas de una sustancia fina en constante movimiento fluido. Se extiende desde 2,5 hasta 7,5 cm del cuerpo.
El cuerpo emocional penetra en los otros más densos a los que envuelve. Su color varía desde matices transparentes brillantes hasta tonos oscuros y turbios, lo que depende de la claridad o confusión del sentimiento o la energía que los produce. Los sentimientos claros y de gran energía, como el amor, la excitación, la alegría son brillantes y transparentes; cuando los sentimientos son confusos, resultan oscuros y turbios. A medida que se energizan estos sentimientos mediante la interacción personal, la psicoterapia corporal, etc., los colores se separan en sus matices primarios y se abrillantan.
Cumple infinidad de funciones relacionadas con nuestra parte física y mental. En primer lugar, es el que le da impulso energético a la estructura física del ser humano, el cuerpo físico se mueve porque el astral lo impulsa. También le confiere a la persona su carácter emocional específico.
El cuerpo emocional contiene todos los colores del arco iris. Cada Chakra parece un torbellino de distinto color, con una distribución que presenta el mismo orden que el arco iris. La lista que sigue muestra los chakras del cuerpo emocional y sus colores.
- Chakra 1 = rojo
- Chakra 2 = naranja rojizo
- Chakra 3 = amarillo
- Chakra 4 = verde hierba brillante
- Chakra 5 = azul celeste
- Chakra 6 = añil
- Chakra 7 = blanco
Cuando se corta el cordón umbilical a un bebé lo primero que debe acoplarse a este nuevo ser es un cuerpo astral, si esto no ocurriera el bebé moriría automáticamente. Este acoplamiento astral se produce porque la esencia manda este cuerpo energético para que se acople al cuerpo físico, justo en el momento justo del nacimiento.
Hay que diferenciar claramente los cuerpos astral y etérico. El cuerpo etérico está siempre envolviendo al cuerpo físico y no tiene capacidad para abandonarlo. El cuerpo astral sí que lo abandona, cuando estamos dormidos principalmente. El físico permanece inerte realizando tareas de regeneración y el astral se libera de este, pues es este su verdadero descanso al ser una energía más sutil.
Cuando estamos dormidos, se desacopla del físico. En el momento que despertamos el astral vuelve a encajarse a nuestro físico, por ello es el encargado de encender o apagar nuestra conciencia.
Es el cuerpo emocional de la persona, por ello un desequilibrio en el astral y las emociones se dispararán. Es el encargado de filtrar las sensaciones y vibraciones emocionales, pero un funcionamiento inadecuado de este cuerpo debida a una densificación conllevará una emotividad exagerada o descontrolada, o lo que es lo mismo un mal filtraje de una vibración emocional. Por ejemplo, un carácter violento corresponde con una energía del cuerpo astral potente que está mal canalizada o reprimida. Este cuerpo energético está regido por el tercer centro vital el umbilical, el tercer chakra.
El cuerpo astral se densifica debido a las emociones que experimenta, sobre todo a las bajas: los bajos deseos como una lujuria desmedida, la ira o la codicia descontrolada. Si el cuerpo astral se densifica las emociones harán lo mismo y se traducirá en una emotividad excesiva, en frialdad emocional o en una actitud egoísta para intentar satisfacer los deseos personales. También puede ocurrir que debido a la suciedad o a un enganche energético del tercer chakra, su regente, el cuerpo astral se desequilibre.
El astral está muy relacionado con la disciplina personal y el autocontrol, por lo tanto, es muy importante que se encuentre bien acoplado y que cumpla bien sus funciones para poder alcanzar cualquier meta. El problema es que tiende a desmadrarse y si lo hace, terminará por tomar el control de tu parte mental y de tu vida. Está detrás de la mayoría de las adicciones como el alcohol, el tabaco y las drogas. Le gusta desacoplarse del físico y la forma que tiene de hacerlo es con estos comportamientos insanos para así tener el control de la situación. Aunque en realidad debería decir el descontrol de la situación.
Este cuerpo energético se puede educar mediante nuestra conciencia y autodisciplina, con ello conseguiremos un mejor acoplamiento que como consecuencia nos traerá armonía a nuestra vida y una visión más clara de la realidad. Un cuerpo mental bien acoplado con su cuerpo astral nos lleva directos al éxito.
Puede que en alguna ocasión te hayas ido a dormir con un problema en tu mente, en el que no ves una solución clara. Cuando despiertas por la mañana, sin saber muy bien cómo ha ocurrido, tienes la respuesta. El encargado de encontrarla ha sido el astral.
Por desgracia, como he explicado antes, el astral tiende a densificarse demasiado pegándose a los planos físicos y olvidándose de su cometido. No hay que confundir el cuerpo astral con el campo astral, del que hablaré más adelante. Cada persona posee un cuerpo astral específicamente suyo, el campo astral es un «espacio» donde el cuerpo astral experimenta varias de sus experiencias cuando dormimos. Un ser humano pertenece a la sociedad humana, pero no es la humanidad completa. Lo mismo ocurre con el cuerpo astral (ser humano) y el campo astral (humanidad). Generalmente experimenta sus vivencias en el campo astral, es como un gran parque de atracciones. Algunas de estas experiencias que vive el astral las recordamos como sueños.
Otro aspecto muy importante que cumple es de canal por donde transita la percepción e intuición de la persona. Si esta realiza actividades incoherentes debido a una densificación muy elevada del astral o está bloqueada por una actitud poco correcta, estas energías no encontrarán paso a través del cuerpo astral generando más desconexión en el individuo.
El estrés de cualquier tipo presiona y no le gusta nada al cuerpo astral, causando en este cuerpo infinidad de problemas que se traducirán sobre todo en ansiedades y en los casos más graves en ataques de pánico.
Al ser el cuerpo emocional muy vulnerable a las noticias impactantes, al recibirlas puede desacoplarse de forma repentina y la persona podría desmayarse. Recordemos que es el cuerpo que le da impulso energético al físico.
El astral está detrás de muchos problemas físicos. Al ser el cuerpo de acople energético, gran cantidad de mareos o vértigos están relacionados con un mal acople. También tiene relación directa con los dolores de cabeza repetitivos o las migrañas. Estos desajustes no hay que confundirlos con una mala alineación de las vértebras cervicales, que causan síntomas parecidos. En mi consulta he solucionado infinidad de problemas relacionados con dolores de cabeza inespecíficos y mareos derivados de un mal acople astral.
Las frecuencias que emite la tecnología como las antenas de telefonía para los móviles, las ondas electromagnéticas de todo tipo que nos rodean, los teléfonos móviles, las redes wifi y la que acaba de llegar y que seguramente es la más dañina de todas las redes, la 5G, son altamente perjudiciales para el cuerpo astral. Afectan a todos los cuerpos energéticos, pero los más dañados son el astral y el mental. La tecnología atrapa la mente del ser humano generando desconcierto en su estructura mental. En consecuencia, se provoca un peor acoplamiento del cuerpo astral con el físico y una menor comunicación entre los cuerpos astral y mental.
Las experiencias fuera del cuerpo tienen lugar cuando el astral está desacoplado fuera del cuerpo físico, pero el nivel mental sigue manteniéndose encendido. En estas ocasiones, podemos observar el propio cuerpo desde una posición elevada, por ejemplo, cuando alguien se encuentra dormido en el sofá de su casa. También es frecuente que se den estos casos cuando alguien sufre un accidente y puede observar su cuerpo, oye lo que está diciendo el personal sanitario que lo trata, pero no puede interrelacionar con la escena.
Cuerpo mental (tercera capa)
El tercer cuerpo aural es el cuerpo mental, que se extiende más allá del emocional y está compuesto por sustancias todavía más finas, todas ellas relacionadas con los pensamientos y los procesos mentales. Aparece normalmente como una luz brillante que irradia sobre la cabeza y los hombros y se extiende alrededor de todo el cuerpo físico. Se expande y hace más brillante cuando la persona que lo posee está concentrada en procesos mentales. Se extiende desde 7,5 cm hasta 60 cm del cuerpo.
El cuerpo mental también se halla estructurado. Contiene la estructura de nuestras ideas. Se trata de un cuerpo de tonalidad principalmente amarilla. Dentro de este campo se pueden ver formas de pensamiento que aparecen como manchas de brillo y contornos variables. Estas formas de pensamiento tienen colores adicionales superpuestos que surgen, en realidad, del nivel emocional. El color representa la emoción de la persona relacionada con la forma de pensamiento. Cuanto más clara y definida sea la idea, más clara y definida será la forma de pensamiento relacionada con dicha idea. Mejoramos estas formas de pensamiento centrándonos en las ideas que representan. Los pensamientos habituales se convierten en fuerzas poderosas «definidas» que afectan a nuestras vidas.
Éste ha sido el cuerpo que más trabajo me ha costado observar. Ello puede deberse, en parte, al hecho de que los seres humanos apenas estamos empezando a desarrollar nuestro cuerpo mental y a utilizar nuestro intelecto de forma clara. Por esta razón, somos muy conscientes de la actividad mental y nos auto consideramos una sociedad analítica.
En el sistema que yo empleo para curar, las tres capas aurales inferiores metabolizan las energías relacionadas con el mundo físico, y las tres superioras metabolizan las energías que guardan relación con el mundo espiritual. La cuarta capa, o nivel astral, asociada con el chakra del corazón, es el crisol transformador a través del cual debe pasar la energía cuando va de un mundo a otro. Es decir, la energía espiritual debe pasar por el fuego del corazón para transformarse en energías físicas inferiores, y las energías físicas (de las tres capas aurales inferiores) han de atravesar el fuego transformador del corazón para convertirse en energías espirituales. En la curación de espectro total, que se describe en el capítulo 22, utilizamos las energías asociadas con todas las capas y todos los chakras y las pasamos por el corazón, el centro del amor.
En la exposición realizada hasta aquí nos hemos centrado en las tres capas inferiores. La mayor parte de la psicoterapia corporal que conozco sólo utiliza las tres capas inferiores y el corazón.
El nivel astral (cuarta capa)
El cuerpo astral es amorfo y está compuesto por nubes de colores más bellas que las del cuerpo emocional. El cuerpo astral, que se extiende desde aproximadamente 15 a 30 cm del cuerpo, suele tener el mismo grupo de colores, pero por lo general éstos aparecen teñidos con la luz rosada del amor. Los chakras presentan la misma octava de colores que el arco iris del cuerpo emocional, pero cada uno de ellos está infundido por la misma luz rosácea del amor. El chakra del corazón de una persona que ama está invadido por la luz rosa en el nivel astral.
Cuando las personas se enamoran, entre sus corazones se pueden percibir bellos arcos de luz rosada, y las palpitaciones doradas normales que observo en sus glándulas pituitarias se tiñen de un hermoso color de rosa. Cuando las personas formalizan sus relaciones producen lazos que salen de los chakras que los conectan. Estos lazos existen en muchos niveles del campo aural, además del astral. Cuanto más prolongadas y profundas son las relaciones, más lazos existen y más fuertes son. Cuando las relaciones se rompen, los lazos se desgarran, causando en ocasiones un profundo dolor. El período en el que «supera» una relación suele consistir en la desconexión de dichos lazos en los niveles más bajos del campo para enraizarlos de nuevo dentro del yo.
Entre la gente se producen numerosas interacciones a nivel astral. Grandes manchas de color de formas diversas atraviesan raudas la habitación pasando entre las personas que se hallen en ella.
Algunas de estas manchas pueden ser agradables, otras no. Se puede sentir la diferencia. Es posible que el lector se sienta incómodo por una persona que se encuentra al otro lado de la habitación y que, aparentemente, ni siquiera ha advertido su presencia; sin embargo, la actividad es intensa en cierto nivel. En alguna ocasión he visto cómo un grupo de personas, de pie unas junto a otras, pretendían ignorarse mutuamente, mientras que en el nivel energético existía una comunicación total mediante grandes cantidades de formas energéticas que se movían entre dichas personas. Sin duda el lector ha tenido experiencias semejantes, sobre todo entre hombres y mujeres. No se trata simplemente de expresión corporal; existe un fenómeno energético real que puede percibirse. Por ejemplo, cuando un hombre o una mujer, en un bar o una fiesta, imagina que hace el amor con alguien, se produce una prueba real de los campos energéticos para ver si están sincronizados y si las personas son compatibles.
El cuerpo del patrón etéreo (quinta capa)
A la quinta capa del aura la llamo patrón o plantilla etérea porque contiene todas las formas existentes en el plano físico en forma de calco o plantilla, como el negativo de una fotografía.
Es la forma de plantilla de la capa etérea, la cual, como se ha dicho antes, es la forma de plantilla del cuerpo físico. La capa etérea del campo energético deriva su estructura de la capa de la plantilla etérea. Constituye un calco o forma perfecta sobre la que se superpone la capa etérea. Se ex tiende desde unos 45 cm hasta unos 60 cm del cuerpo. En caso de enfermedad, cuando la capa etérea se desfigura, la actuación del patrón etéreo aporta el apoyo que requiere la capa etérea en su forma original. Es el nivel en el cual el sonido crea materia, en el que la curación mediante el sonido resulta más efectiva. Nos ex tenderemos más sobre ello en el capítulo 23, dedicado a la curación. Como clarividente, estas formas se me aparecen como líneas translúcidas o transparentes sobre un fondo azul cobalto, muy semejantes al cianotipo de un arquitecto, con la única diferencia de que dichas líneas existen en otra dimensión. Es como si se llenara por completo el espacio de fondo, de manera que el espacio vacío creara la forma.
A título de ejemplo se podría comparar el medio por el que se crea la esfera en la geometría euclidiana con la forma de crearla en el espacio etéreo. En el primer caso, para crear una esfera se empieza por definir un punto, y a continuación se traza un radio desde éste a las tres dimensiones para crear la superficie de una esfera. Sin embargo, en el espacio etéreo, lo que podríamos denominar espacio negativo, la formación de una esfera tiene un proceso totalmente opuesto. De todas direcciones llega un número infinito de planos que llenan un espacio, excepto un área esférica que se deja vacía. Así se define el espacio. Es el área que dejan de llenar los planos que se encuentran mutuamente, definiendo, por tanto, un espacio esférico vacío.
Así, el nivel de patrón etéreo del aura crea un espacio vacío o negativo en el que puede existir el primer nivel, o nivel etéreo, del aura. El patrón etéreo es el patrón del cuerpo etéreo que forma la estructura de la cuadrícula (el campo energético estructurado) sobre la que crece el cuerpo físico. De este modo, el nivel de patrón etéreo del campo energético universal contiene todas las formas y contornos que existen en el plano físico, excepto en el nivel de patrón. Estas formas existen en el espacio negativo, creando un espacio vacío en el que crece la estructura de la cuadrícula etérea y sobre el que existe toda manifestación física.
Al observar el campo de alguien, si nos centramos sólo en la frecuencia vibratoria del quinto nivel únicamente podemos aislar la quinta capa del aura. Cuando realizo esta operación veo la forma del campo aural de la persona, que se extiende hasta aproximadamente 75 cm del individuo. Tiene el aspecto de una forma oval estrecha. Contiene la estructura completa del campo, incluyendo los chakras, los órganos corporales y la forma del cuerpo (extremidades, etc.), todo ello en forma negativa. Estas estructuras parecen formadas por líneas transparentes sobre un fondo azul oscuro, el espacio sólido. Cuando sintonizo en este nivel también puedo percibir las demás formas de mi entorno.
El cuerpo celestial (sexta capa)
El sexto nivel es el nivel emocional del plano espiritual, llamado cuerpo celestial. Se extiende des de unos 60 hasta unos 83 cm del cuerpo. Es el nivel a través del cual experimentamos el éxtasis espiritual. Podemos alcanzarlo por la meditación y mediante otras muchas formas de trabajo de transformación que he mencionado en este libro. Cuando alcanzamos el punto del «ser» donde conocemos nuestra conexión con todo el universo, cuando vemos luz y amor en todo lo existente, cuando nos encontramos sumergidos en luz percibiendo que formamos parte de ella y que ella forma parte de nosotros y sentimos que somos uno con Dios, entonces hemos elevado nuestra conciencia hasta el sexto nivel del aura.
El amor incondicional fluye cuando existe una conexión entre el chakra del corazón y el chakra celestial, ambos abiertos. En esta conexión combinamos el amor de la humanidad, nuestro amor humano básico en la carne por nuestros congéneres, con el éxtasis espiritual que se encuentra en el amor espiritual que va más allá de la realidad física hasta todos los reinos de la existencia. La combinación de ambos crea la experiencia del amor incondicional.
El cuerpo celestial se me aparece bañado en una hermosa luz tornasolada compuesta principalmente por tonalidades pastel. Esta luz tiene un brillo de oro-plata y una calidad opalescente, como lentejuelas de madreperla. Su forma es m enos definida que la del nivel del patrón etéreo, por cuanto que parece estar compuesta simplemente por luz que irradia del cuerpo, como el brillo que rodea una vela encendida. Dentro de este brillo hay, además, rayos de luz más fuertes y brillantes.
El patrón cetérico o cuerpo causal (séptima capa)
La séptima capa es el nivel mental del plano espiritual denominado patrón o plantilla cetérica (figura 7-13). Se extiende desde aproximadamente 75 hasta unos 105 cm del cuerpo. Cuando llevamos nuestra conciencia al séptimo nivel del aura sabemos que somos uno con el Creador. La forma exterior es el ovoide del cuerpo del aura y contiene todos los cuerpos aurales asociados con la encarnación por la que esté pasando un individuo. También este cuerpo es un patrón altamente estructurado. Yo lo veo compuesto por diminutos hilos de luz oro-plata que mantienen unida la forma completa del aura. Contiene una estructura en rejilla dorada formada por el cuerpo físico y todos los chakras.
Cuando «sintonizo» con el nivel de frecuencia de la séptima capa percibo una hermosa luz dorada temblorosa, cuyas palpitaciones son tan rápidas que la he denominado «luz trémula». Se asemeja a un conjunto de millares de hilos dorados. La forma ovoide dorada se extiende desde el cuerpo entre 90 y 105 cm, según cada persona, con el extremo menor por debajo de los pies y el mayor sobresaliendo unos 90 cm por encima de la cabeza. Todavía se puede expandir en mayor medida si la persona es muy enérgica. Tal como yo lo veo, el borde exterior tiene, realmente, el aspecto de una cáscara de huevo, con un espesor de 60 a 125 nm Esta parte exterior de la séptima capa, muy fuerte y elástica, resiste a la penetración y protege el campo en la misma forma que el cascarón lo hace con el polluelo. En este nivel, todas las formas de los chakras y el cuerpo me parecen hechas de luz dorada. Es el nivel más fuerte y elástico del campo aural.
Se podría comparar con una onda luminosa erguida y de intrincadas formas, que vibra a una velocidad extremadamente elevada. Al mirarla, casi se puede oír un sonido, y tengo la seguridad de que es posible escucharlo si meditamos sobre tal imagen. El nivel de patrón dorado también contiene la corriente de fuerza principal que recorre arriba y abajo la espina dorsal, igual que la corriente de fuerza principal que nutre todo el cuerpo. Al palpitar hacia arriba y abajo por la espina dorsal, esta corriente de fuerza dorada arrastra tras de sí la energía a ti a través de las raíces de cada uno de los chakra y conecta las energías que se toman atravesándolos y enlazándolos.
La principal corriente vertical induce otras corrientes en ángulo recto respecto de la primera para formar serpentinas doradas que se extienden directamente al exterior del cuerpo. Éstas, a su vez, inducen a otras que rodean el campo, de manera que todo el campo aural y todos los niveles situados por debajo se hallan rodeados y sostenidos dentro de esta red, semejante a una cesta. La red muestra el poder de la luz dorada, la mente divina que mantiene unido el campo en su totalidad e integridad.
Además; en el nivel del patrón cetérico también están las bandas de la vida anterior dentro del cascarón. Se trata de franjas de luz coloreada que rodean completamente el aura y que se pueden
encontrar en cualquier lugar de su superficie. La banda que se halla cerca del área de la cabeza cuello suele ser la que contiene la vida pasada que tratamos de aclarar en nuestras presentes circunstancias vitales. Jack Schwarz ha descrito estas bandas y la forma de conocer su significado por su color. Más adelante, en la sección referida a la curación de la vida anterior, describiré el funcionamiento de estas bandas. El nivel cetérico es el último nivel aural en el plano espiritual.
Contiene el plan de vida y es el último nivel directamente relacionado con esta encarnación. Más allá de éste se encuentra el plano cósmico, que no se puede experimentar desde el punto de vista de una sola encarnación, llena de todo tipo de condicionamientos.
El plano cósmico
Llegados a este punto, los dos niveles que puedo observar por encima del séptimo son el octavo y el noveno. Ambos están asociados con los chakras octavo y noveno, situados por encima de la cabeza.
Cada nivel parece ser cristalino y estar compuesto por vibraciones muy altas y finas. Los niveles octavo y noveno parecen seguir una pauta general altamente entre la sustancia (octavo nivel) y la forma (noveno) por cuanto que el octavo se parece a una sustancia fluida, mientras que el noveno presenta el aspecto de una plantilla cristalina de todo lo que tiene debajo. No he encontrado referencia alguna sobre estos niveles en los textos referidos al tema, aunque puede que la haya. Sé muy poco sobre ellos, excepto por lo que se refiere a algunas prácticas curativas muy poderosas que me enseñaron mis guías.
La formación de los cuerpos energéticos
En el momento de la concepción de un ser humano es cuando se empiezan a formarse los distintos cuerpos energéticos, a excepción del cuerpo astral que se acopla en el momento del nacimiento. Primero se van formando el cuerpo físico y el etérico.
Conforme avanza la gestación, alrededor de la quinta semana, se empieza a desarrollar el cuerpo mental y el feto empieza a ser consciente de sí mismo. Es probable que también empiecen a producirse los primeros contactos en esos momentos de la esencia y se empiece a crear el cuerpo esencial.
Al ir formándose el cuerpo mental, el futuro bebé ya tiene consciencia de lo que le rodea y es alimentado tanto física como energéticamente por la madre. Esta unión maternal hace que viva como suyas todos los posibles traumas que pueda tener la futura mamá en el embarazo. Por experiencia sé que estos traumas se quedan grabados y que más adelante pueden aflorar en la vida adulta. Si eres mujer y decides tener un hijo, es muy importante que tu embarazo sea tranquilo y apacible.
Los recién nacidos duermen buena parte del día y es entonces cuando están en un contacto muy directo con la esencia. En el primer año de vida suelen tener una percepción muy desarrollada y son capaces de ver el aura de las personas, así como otras realidades y energías que se encuentran en el campo astral.
Si tu pinchas, pones vacunas al bebé, este nota una agresión y hace alguna neuro asociación inconsciente con lo sucedido. Por ejemplo el mundo es hostil, mi padre me hace daño, mi madre me hace daño, ese señor de bata blanca me hace daño, yo no valgo, el mundo me hace daño, miedo a los padres, etc. Esta afirmación inconsciente puede repercutir el resto de su vida a esa persona. No se deben vacunar a los bebés es una gran lesión tisular y psicológica. Su campo energético lo desgarras y desde ahí pueden entrar muchos defectos psicológicos y entidades perturbadoras.
Conforme crece el niño y se empieza a desarrollar el segundo chakra su vida emocional se va enriqueciendo. El niño vive en mundos de fantasía creados por él mismo, empieza a sentir que es una persona distinta de su madre y esos mundos le ayudan a crear la separación. Las pertenencias del niño se encuentran dentro de estos mundos de fantasía. Desde el campo etéreo envía proyecciones que envuelven esos objetos y cuyas formas recuerdan las de las amebas. Cuanto más importante sea el objeto en la creación del mundo fantástico, más conciencia energética surgirá de su campo para rodearlo. El objeto se convierte en parte del yo. Cuando se le arrebata de la mano con fuerza, el objeto rasga el campo y causa dolor, tanto físico como emocional.
Alrededor de los dos años de edad, el niño considera a sus padres como pertenencias suyas: «yo, mi papá, mi mamá, etc.». En el aura se hacen más visibles los colores rojo-naranja y rosa-violeta. El niño está empezando a relacionarse con los otros, aprendiendo un tipo básico de amor. En lo que se refiere al campo, el niño es capaz de separarse del de su madre, aunque entre ambos sigue existiendo un cordón umbilical etéreo. Así se inicia el proceso de separación y de identidad independiente. El niño crea un espacio de fantasía, habita en él, pero sigue teniendo a su madre conectada por su cordón umbilical etéreo.
Conforme el niño crece en el estado latente, entre los siete años y la pubertad, tiene lugar el desarrollo de nuevas facultades mentales junto con el desarrollo del tercer chakra. En esta fase se incrementa el color amarillo mental del aura. Aunque este chakra está abriendo las energías mentales y el niño asiste ya a la escuela, dichas energías se emplean principalmente para mejorar la vida fantástica infantil. Aquí entran en juego profundos impulsos y se producen conexiones teleológicas con el largo desarrollo pasado de la humanidad. El niño se convierte en jefe indio; la niña, en maga. Son impulsos teleológicos profundos que revelan el deseo del alma y que, con toda probabilidad, se relacionan con la tarea del alma en el mundo. Dentro de estas formas arquetípicas se encuentran las aspiraciones espirituales profundas, las metas y aspiraciones del individuo, expresadas por las capacidades que adopta cuando juega en el patio de recreo. Ahora es cuando los tres primeros centros -el físico, el emocional y el mental del plano terrestre- trabajan juntos para expresar la primera fase de la encarnación del alma.
El reto de la adolescencia, como en todas las fases del crecimiento, consiste en hallar el yo y mantenerse fiel al mismo a través del caos de los cambios físicos y emocionales, los dulces deseos y los dolorosos rechazos.
A medida que el niño se acerca a la pubertad se empiezan a producir grandes cambios en todo su cuerpo y en el campo energético que lo rodea. Se añade más verde al aura y al espacio privado del individuo. El espacio es penetrado por las vibraciones de los amigos. Conforme al chakra del corazón se abre a nuevos niveles de sentimientos y el alborear del eros y el amor emerge desde lo más profundo de la psique, el campo se inunda de un bello color rosa. Se activa la pituitaria (chakra del tercer ojo) y el cuerpo empieza a madurar convirtiéndose en adulto. Todos los chakras son afectados por estos cambios. En ocasiones, el individuo acoge con excitación estas nuevas vibraciones; en otras, las detesta porque acarrean nuevos deseos y una nueva vulnerabilidad que el individuo no ha experimentado antes. A veces, todo el campo resultará alterado y los chakras quedarán totalmente desequilibrados, mientras que en otras ocasiones todo fluirá de manera armónica. De este modo, el individuo pasa por grandes cambios de realidad emocional, y sus acciones expresan esta confusión. Un momento antes era un niño, ahora es un adulto.
Para cuando termina la adolescencia ya están definidos los chakras y la pauta energética utilizada por el individuo. Todos los chakras han adoptado una forma adulta. Es en este punto cuando el individuo puede tratar de asentarse y no sufrir más cambios. Algunos lo logran y, con ello, hacen que sus vidas se establezcan conforme a pautas seguras, firmes, de realidad claramente definida y limitada. Otros muchos, agitados por sus experiencias vitales, comprenden que la realidad no es tan fácilmente definible y emprenden una búsqueda de significados, que durará toda la vida y les conducirá a través de un reto constante hacia experiencias más profundas de plenitud.
Conforme el individuo se acerca a la vejez y a la muerte se pueden añadir a los cuerpos energéticos tasas de vibraciones todavía más altas. El cabello de las personas se vuelve blanco brillante a medida que la luz blanca que recorre su ser aumenta su afinidad con el mundo espiritual. Ahora, a la relación
«yo-tú» se añade una personal, muy profunda, con Dios. La energía terrenal inferior, metabolizada a través de los chakras inferiores, decrece y es sustituida constantemente por energías más finas y elevadas que tienen mucho más que ver con el espíritu que con la vida en el plano físico. La persona se está preparando para regresar al mundo del espíritu. Cuando se entienden estos procesos naturales -y se permite que se desenvuelvan desde el interior de la psique, la vida personal del individuo queda inundada de serenidad y amor. Todo encaja en su lugar a partir del crecimiento que se ha producido a lo largo de los años. En especial, el chakra del plexo solar se hace más armonioso. Es lamentable que nuestra cultura, en general, no respete y utilice este gran recurso de sabiduría y luz como lo hacen otras culturas, por ejemplo, la de los indios norteamericanos, en cuyas comunidades son las abuelas y los abuelos quienes mantienen el poder de decisión.
Al morir se produce un rayo luminoso que surge destellante de la parte superior de la cabeza cuando la persona abandona el plano terrenal a través del chakra de corona. Esta experiencia de salir por la corona ha sido descrita frecuentemente como un túnel que se recorre entre la vida y la muerte. Se ve un túnel largo y oscuro al final del cual brilla una luz. También se puede describir esta «experiencia del túnel» como el ascenso del alma por la corriente de fuerza principal del cuerpo, a lo largo de la espina dorsal, para salir a la brillante luz del chakra de corona.
Al morir, el alma es recibida por sus guías espirituales y por los viejos amigos fallecidos. En este momento, el alma ve desfilar con gran rapidez y claridad toda su vida pasada, de forma que no caben errores sobre lo que pasó, las decisiones que adoptó, las lecciones aprendidas o las que le queden por aprender para la siguiente reencarnación. A ello sigue un período de celebración de la tarea cumplida, y algún tiempo que transcurre en el mundo espiritual antes de la nueva reencarnación.
La muerte no es lo que suele creerse, sino la transición de un estado de conciencia a otro. Las partes de nosotros que han sido olvidadas están separadas de la realidad por un muro, y hemos llegado a la encarnación para rescatarlas. Durante nuestra vida tapiamos las experiencias que deseamos olvidar. Lo hacemos con tal efectividad que no recordamos muchas de ellas. Iniciamos este proceso de tapiado en la primera infancia y lo proseguimos durante toda la vida. Estas piezas ocultas tras el muro de nuestra conciencia se pueden ver en el campo aural formando bloques, a los que nos referiremos en el capítulo dedicado a la psicodinámica.
En el proceso de la muerte los chakras se abren y salen cordones de energía. Los chakras superiores son grandes agujeros abiertos a otras dimensiones. Por tanto, es en las fases iniciales de la muerte cuando el campo energético empieza a separarse. Las partes bajas del campo energético se separan de las altas. Y entonces, durante tres horas más o menos alrededor de la hora de la muerte, se produce un lavado del cuerpo, un bautismo, un bautismo espiritual del cuerpo donde se vacía la energía como una fuente, ascendiendo por la corriente de fuerza vertical principal. A través de ella brilla una fuente de luz dorada y todos los bloques se limpian. Y el aura se torna oro blanco. Una persona ve toda su vida lavada por esos bloques. Bien, ahí lo tienes. Se dejan ir todos los bloques. Se desbloquean todas las experiencias olvidadas de esa vida.
Todas fluyen a través de la conciencia. Así, toda la historia de esa vida fluye a través de la conciencia, y cuando la persona se va, también se marcha la conciencia. Es la disolución de muchos de los muros que se erigieron para el proceso de transformación de esta vida particular. Es una integración tremenda.