23- Las membranas o meninges craneales
Las membranas o meninges craneales son un conjunto de tejidos que recubren y protegen el cerebro y la médula espinal. Hay tres capas principales de meninges:
- Duramadre: Es la capa externa y más resistente de las meninges. Es una membrana gruesa y fibrosa que se adhiere a la parte interna del cráneo y forma septos y tabiques que dividen el cerebro en diferentes compartimentos.
- Aracnoides: Se encuentra debajo de la duramadre y tiene una apariencia similar a una tela de araña. Está compuesta por células y fibras conectivas, y forma una barrera entre la duramadre y la piamadre. Contiene vasos sanguíneos y espacio subaracnoideo, donde circula el líquido cefalorraquídeo.
- Piamadre: Es la capa interna y más delicada de las meninges. Se adhiere directamente al cerebro y a la médula espinal, siguiendo sus contornos. Contiene vasos sanguíneos que nutren al tejido nervioso.
Las meninges desempeñan funciones importantes en el cerebro y el sistema nervioso central. Proporcionan soporte y protección mecánica al cerebro, amortiguando los golpes y las vibraciones. Además, ayudan a mantener un entorno estable alrededor del tejido nervioso y participan en la producción y circulación del líquido cefalorraquídeo, que actúa como un amortiguador adicional y suministra nutrientes y eliminación de desechos.
En la terapia craneosacral, se presta atención a las meninges craneales, ya que cualquier tensión o restricción en estas estructuras puede afectar la función y el equilibrio del sistema nervioso. El terapeuta utiliza técnicas suaves y sutiles para liberar las restricciones y restaurar la movilidad adecuada de las meninges, lo que puede contribuir a una mejor salud y bienestar en general.
Las tres membranas concéntricas conocidas como meninges se dividen en tres capas: piamadre, aracnoides y duramadre.
En el interior del cráneo humano la capa externa de las membranas, la dura madre se adhiere con el periostio, la parte interna del hueso del cráneo, esta dura madre es bilaminal, con una parte más externa y otra más interna, estrechamente entrelazadas excepto en las zonas donde se separan para formar los senos venosos de la dura madre o dura. La dura envaina cada nervio craneal que pasa por un agujero o foramen óseo y se funde con cada epineurio nervioso craneal. La dura envaina por completo los nervios óptico y olfativo, fusionándose con la esclerótica ocular y proporcionando una ruta para que el líquido cefalorraquídeo drene en las fosas nasales.
La dura surge de dentro hacia fuera por debajo del seno petroso superior del hueso temporal, para formar el cavum trigémino, que contiene el ganglio trigémino (sensitivo de la cara).
Todo esto nos demuestra la gran implicación de la dura con toda la salud de la cabeza y del todo el cuerpo.
Esta parte es la que debido a la fluctuación del líquido cefalorraquídeo por su alrededor o zona interna es la que provoca el movimiento de las articulaciones del cráneo, ya que incluso penetra muy finamente en las suturas craneales.
La capa interna de la meninge o pía madre abraza internamente el cerebro, se adhiere a éste y a la médula espinal y presente varios apéndices que separan segmentos del cerebro y rodean los senos venosos. La capa intermedia que es por donde va el LCR se llama la aracnoides. La capa externa o dura madre como su nombre indica es más resistente que las otras dos. La dura se fija por ella misma alrededor del perímetro del occipital y da un pequeño salto a través del agujero de la vértebra atlas hasta el foramen espinal de la segunda vértebra cervical. Desde aquí cae en cascada por todo el canal espinal hasta la zona del sacro.
Las vellosidades aracnoideas.
Las vellosidades aracnoideas son estructuras especializadas en forma de coliflor, que actúan como válvulas de presión unidireccionales, para el vertido del LCR fuera del espacio subaracnoideo, en el seno sagital superior. Este seno venoso creado por una hendidura de las hoces del cerebro en donde forma una unión con la dura craneal, en la fisura cerebral de la línea media, en respuesta a la diferencia de presión entre el LCR y el sistema venoso sanguíneo. Esto representa el punto final de la circulación del LCR, ya que se drena en la circulación sanguínea. Con un volumen de 140 ml y una producción diaria de 500 ml el LCR hace un buen recorrido diario.
En el espacio subaracnoideo el LCR está en contacto con la pía madre.
Hay tres apéndices de la duramadre cuyas fibras presentan intrincadas direcciones y que se denomina la hoz del cerebro, la tienda del cerebelo y la hoz del cerebelo.
La hoz del cerebro se inserta anteriormente en la apófisis crista-Galli del etmoides, en el hueso frontal, en ambos parietales y en la escama occipital. En su inserción ósea encierra al seno longitudinal superior. En su borde libre se encuentra el seno longitudinal inferior. La hoz del cerebro separa los dos hemisferios cerebrales.
La tienda del cerebelo separa cerebro y cerebelo y se inserta en el esfenoides, el occipital y en ambos parietales y temporales. También se inserta en el peñasco, en ambos temporales y a lo largo de la escama occipital donde encierra al seno transverso. En los huesos parietales se inserta en la esquina postero-inferior de cada uno de ellos, donde el seno transverso cambia de dirección y pasa a denominarse seno sigmoideo. En la unión de la hoz del cerebro y de la tienda del cerebelo se encuentra el seno recto.
Esta unión es significativa ya que represente la localización de la membrana de tensión reciproca llamada el fulcro de Sutherland. La hoz del cerebelo separa los dos hemisferios cerebelares.
La tienda de la apófisis cubre la silla turca del esfenoides y es penetrada por el tallo de la pituitaria. Estas membranas durales se encuentran permanentemente en tensión recíproca, lo que indica que el aumento de la tensión de una lleva a la relajación de la otra y viceversa.
Durante la flexión esfeno-basilar se produce un acortamiento de la hoz del cerebro de delante hacia atrás, debido al giro del esfenoides y occipital en direcciones opuestas. Esto es acompañado por un aplanamiento de la tienda del cerebelo, producido por la rotación externa de los huesos temporales. Durante la extensión esfeno-basilar ocurre lo contrario, el alargamiento antero-posterior del cráneo es debido a la rotación del esfenoides y occipital y a la elevación de la tienda del cerebelo ocasionada por la rotación interna de los huesos temporales.
La movilidad cráneo-sacral combina movilidad articular y cambio de la tensión de las membranas. Las inserciones membranosas en el occipital y en el sacro determinan el movimiento sincrónico del cráneo y del sacro. Estas inserciones durales le permiten al terapeuta influir en el cráneo a través del sacro y en el sacro a través del cráneo.
En un mismo envoltorio nos encontramos con la hoz del cerebro, la hoz o tienda del cerebelo, el segmento medular, el anillo fibroso y la médula, que están envueltas en una capa grasa protectora.
La Túnica Dural comienza en el saco Dural y acaba en el Sacro.
La punción epidural en la médula espinal, típica en los partos sin dolor, provoca dolor lumbar e irritación de la zona. El segmento por donde se ha hecho la punción se ve afectado. La punción desde el punto de vista biomecánico no es correcta ya que produce una cicatriz en el saco Dural, ya que rompe el tejido Dural, hay una desconexión de fibras sensitivas y se produce un callo, los hilos ya no conectan y se solapan, y las líneas de fuerza por lo tanto varían, afectando a la información neuro-sensitiva. En ocasiones esto puede derivar también en una infección del líquido cefalorraquídeo. Por iniciativa de los osteópatas de la Universidad de Michigan y apoyados por los cirujanos se llegó al acuerdo de utilizar una aguja de diamante redondeada que separaría las fibras en vez de desgarrarlas.
Las membranas de las fascias están muy en contacto con los receptores externos del equilibrio. El cuerpo humano lo primero que ajusta para equilibrarse son los pies, los ojos y el oído. A continuación, ajusta la articulación temporo-mandibular.
La dura madre se inserta en el agujero occipital y desciende por el canal medular, donde se unen a las dos primeras vértebras cervicales, para continuar libremente su descenso hasta insertarse en el segundo segmento sacro. Esta inserción de membranas parece constituir el vínculo del sistema o mecanismo cráneo-sacro.
Como uno más de sus varios movimientos el sacro parece tener un movimiento involuntario de nutación y contra nutación totalmente sincronizado con la flexión y extensión de la articulación esfeno-basilar. Durante la flexión esfeno-basilar, el agujero occipital se eleva y la tensión de la duramadre hace que la base del sacro se desplace hacia atrás y que el vértice lo haga hacia delante. Este movimiento de contra nutación se describe como flexión cráneo-sacral.
Durante la extensión esfeno-basilar, el agujero occipital se desplaza hacia abajo, reduciendo la tensión de la duramadre, lo cual provoca que la base sacra se desplace hacia delante y que el vértice se desplace hacia detrás. Este movimiento de nutación se denomina extensión cráneo-sacral.
Los términos flexión y extensión son inversos a los que se usan en el modelo postural estructural. A pesar de este cambio de términos, lo que nos tiene que quedar claro es la relación entre el movimiento del occipital y del sacro, que normalmente ocurre sincrónicamente en la misma dirección.
EL ESPACIO SUBDURAL
Entre la dura madre y la aracnoides existe un espacio lleno de fluido, llamado espacio subdural. Estas membranas no son adherentes si no que deslizan libremente y están llenas de fluido acuoso. El espacio subdural proporciona el sistema de drenaje venoso del cerebro y también sirve para drenar el fluido cerebro espinal (FCE) agotado hacia el flujo principal, por medio de las vellosidades aracnoideas. Los espacios subdural y subaracnoideo están en equilibrio por medio de gradientes de presión.
LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO
El hábitat del sistema nervioso central, o sea el recubrimiento, el fluido donde se alberga el sistema nervioso central y la médula espinal es el tan especializado líquido cefalorraquídeo, sustancia altamente cualificada para cuidar y mantener el órgano más importante y sensible del cuerpo humano, el cerebro y la médula espinal.
La función del líquido cefalorraquídeo es la de proteger, alimentar, lubricar, ayudar en la función eléctrica al sistema nervioso central, entre otras. O sea, proporciona el medio más adecuado para la supervivencia y función del principal sistema de coordinación y comunicación del cuerpo humano. Tanto el cerebro como la médula espinal son los órganos más protegidos del cuerpo, contenidos dentro del armazón del cráneo y de la columna vertebral respectivamente y fortificado por una gran cantidad de músculos y ligamentos. El sistema nervioso central es un sistema semi-cerrado, guardado por el maravilloso mecanismo de la barrera hemato cefálica, un tejido muy especializado, que también gracias a su permeabilidad especifica aísla eficazmente la circulación del líquido cefalorraquídeo de los demás líquidos del cuerpo, como la sangre venosa, la arterial, de la linfa y del líquido extracelular, al mismo tiempo que permite una comunicación esencial y selectiva con ellos.
Este líquido cefalorraquídeo se fabrica en la cabeza, a través del plasma sanguíneo.
El líquido cefalorraquídeo (LCR) o fluido cerebro espinal es segregado en un 95% por los plexos coroideos del tercer ventrículo y los ventrículos laterales. Parte del fluido se difunde en el cerebro por el espacio subaracnoideo, mientras el resto pasa a través del agujero de Munro al cuarto ventrículo, donde se produce más fluido. De ahí pasa a través de la cisterna magna hacia el espacio subaracnoideo inferior del cerebro y baja por la meninge espinal, por toda la columna vertebral, el sacro y al final circula por todo el organismo.
El líquido cefalorraquídeo circula por todo el sistema nervioso central de modo ordenado y por un canal de una sola dirección, y siendo eventualmente reabsorbido por las vellosidades aracnoideas del seno sagital y devuelto al sistema venoso.
El espacio subaracnoideo en el cráneo vacía a la circulación sanguínea a través de los vellos aracnoideos en el seno sagital superior, aunque primero el LCR debe atravesar la pequeña apertura tentarais que rodea el mesencéfalo.
O sea que el LCR está en constante cambio, entra nuevo líquido y se elimina el viejo al riego sanguíneo a través de las vellosidades aracnoideas.
La producción del líquido cefalorraquídeo se realiza de forma controlada y rítmica. Los plexos coroideos fabrican el líquido cefalorraquídeo de forma pulsátil a bombeos rítmicos y este fluido circula por todo el circuito de fascias. Este sistema relativamente de nuevo descubrimiento forma un circuito de campo hidráulico semi-cerrado.
Es gracias a este sistema de llenado y vaciado que se produce los micro-movimientos de todo el sistema cráneo-sacral, en especial interés la bisagra esfeno-basilar, una sincondrosis. El LCR ejerce un empuje de fuerzas en todas las direcciones desde los cuerpos cavernosos donde se forma el LCR. Y como la ley física nos dice que los líquidos no se pueden comprimir, se produce ese movimiento de expansión y contracción.
LA DURA MADRE ESPINAL CONECTADA DESDE EL OCCIPITAL HASTA EL SACRO
Entre los dos hemisferios cerebrales se encuentra una extensión de la dura madre llamada hoz del cerebro, que forma una membrana sagital que separa los dos hemisferios. Cada hemisferio cerebral se encuentra dividido por sus surcos o fisuras en cuatro lóbulos, cuyos nombres están relacionados con los nombres de los huesos que los cubren. La dura madre que envuelve el cráneo a través del periostio y las membranas de la hoz del cerebro la tienda del cerebelo y la hoz del cerebelo tiene una inserción sólida en toda la circunferencia del agujero magno que se encuentra en el occipital y, dos inserciones más en las vértebras dos y tres cervicales en su cuerpo posterior, A partir de ahí desciende libremente hasta el sacro donde tiene otra inserción en el segundo segmento sacro en su porción anterior. La membrana dural espinal se considera una extensión de la lámina interna o meníngea de la dura madre intracraneal. La membrana dural termina dentro del conducto sacro al nivel del segundo segmento sacro. Aquí la dura madre espinal reviste estrechamente el filum terminale, sale del conducto sacro por el hiato del sacro y se mezcla con el periostio del cóccix. La porción caudal de la vaina tubular dural, por debajo del 2 segmento lumbar, donde se forma el cono medular, está ocupada por la cola de caballo. En la columna vertebral a cada lado tenemos los agujeros intervertebrales por donde salen los nervios espinales que se recubren con prolongaciones de la vaina dural que terminan mezclándose en la fascia paravertebral. Estas vainas durales junto con sus nervios son más longitudinales en su orientación en la zona superior que en la inferior. El espacio subdural de la dura madre es mayor del requerido, ya que está ocupado por la zona subaracnoidea, permitiendo algo de movimiento independiente entre la medula espinal y la membrana dural. El espacio epidural entre la vaina dural y el periostio del conducto vertebral también presenta un intervalo grande, en donde se acoplan los plexos venosos. En condiciones normales de reposo, la anatomía funcional de las conexiones durales entre el occipital y el complejo sacrocoxígeo es tal que los movimientos del occipital se duplican el extremo sacrocoxígeo y a la inversa. Esto es así por la libertad relativa para el deslizamiento longitudinal característico de la dura madre en el conducto vertebral. Esta claro entonces que cualquier disfunción funcional grave o medio grave de la columna vertebral puede restringir la movilidad del tubo dural de la medula espinal y por tanto del IRC. Por la misma continuidad dural las restricciones de movimiento en el occipital repercutirán en el complejo sacrocoxígeo y a la inversa. También es común que dolores lumbares afecten a las vértebras cervicales, a dolores de cabeza y a la inversa. Por este motivo y mucho más que todavía no llegamos a entender, es muy importante para la salud holística de la persona la total libertad de movimiento de la medula espinal por todo su recorrido vertebral. Por tanto, las técnicas que evalúan y ayudan a este libre movimiento de la medula espinal son muy importantes. La movilidad y posibles restricciones de movilidad de la membrana dural de la medula espinal puede emplearse para buscar disfunciones somáticas que afecten a toda la columna vertebral, al occipital a las vértebras cervicales, al sacro al cóccix y en general a todo el cuerpo. Un nervio pellizcado en un agujero intervertebral repercutirá negativamente a todos los tejidos y órganos donde irradie ese nervio. También las adherencias durales y hernias discales son un problema para la salud perfecta del ser humano.
EVALUAR LA MOVILIDAD DEL TUBO DURAL ESPINAL
Tendremos que explicar al paciente las maniobras a realizar, muy importante que la comodidad del paciente sea buena para que los tejidos conjuntivos estén relajados y así tener una buena exploración. El paciente se tumbará en decúbito supino sobre la camilla y algún tipo de colcha gruesa, para poder colocar las manos debajo del sacro. El terapeuta se coloca en un lateral de la camilla en la posición central para que una mano pueda colocar en el sacro y la otra en el occipital. La mano del sacro se coloca en posición de cuna encima del sacro y el brazo entre sus piernas. Las yemas de sus dedos están cerca de la zona lumbar y la palma de la mano apoya el cóccix, trata de fundir la mano con el sacro y que si se mueve la mano sea el movimiento del sacro. Escuchamos atentamente el IRC y percibimos en movimiento respiratorio primario del occipital y del sacro. Ambos tienen un eje transverso y en la flexión o inhalación el occipital se abre y baja en dirección caudal y el sacro también se abre en su 5 lumbar parte posterior y el apéndice del cóccix se interioriza. Ambos se mueven en sincronía en simetría en ritmo y movimiento. Durante la flexión el sacro hace un movimiento de contra nutación y la porción anterior del agujero magno y el tubo dural en su zona anterior se tensan en dirección cefálica y en la fase de extensión es la parte posterior la que se tensa y gala el sacro en movimiento de nutaciones existe algún tipo de restricción en el movimiento del occipital o del sacro o de algún segmento vertebral el movimiento no será simétrico y rítmico. Podemos seguir el movimiento del tubo dural con la mente y observar con el ojo de la mente en que parte de la columna vertebral notamos mayor restricción, o si es en o alrededor del occipital, o el sacro o tal vez en alguna vaina de un nervio espinal. Si el movimiento es bueno podemos hacer una prueba de frenar el movimiento del occipital y observar el sacro y a la inversa. Este ejercicio también lo pueden hacer dos terapeutas a la vez intercambiando información y haciendo algún ejercicio para parar el movimiento en un extremo para que el otro terapeuta perciba como se paró el movimiento respiratorio primario.