24- Las membranas intracraneales
Las membranas intracraneales se refieren a las meninges, que son las capas de tejido que recubren y protegen el cerebro y la médula espinal dentro del cráneo. Estas membranas son tres en total:
- Duramadre: Es la capa más externa y resistente de las meninges. Se encuentra en contacto directo con el cráneo y forma una barrera protectora alrededor del cerebro. Proporciona soporte estructural y ayuda a mantener la forma del cerebro. La duramadre también contiene vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro.
- Aracnoides: Es la capa intermedia de las meninges. Se encuentra debajo de la duramadre y se caracteriza por su apariencia similar a una tela de araña. La aracnoides ayuda a proteger el cerebro y la médula espinal al mantener una separación entre la duramadre y la piamadre. También está involucrada en la circulación del líquido cefalorraquídeo.
- Piamadre: Es la capa más interna y delicada de las meninges. Está en contacto directo con la superficie del cerebro y la médula espinal. La piamadre contiene vasos sanguíneos que nutren los tejidos del sistema nervioso central y ayuda a transportar nutrientes y oxígeno a las células cerebrales.
Las membranas intracraneales son esenciales para proteger y mantener la integridad del cerebro y la médula espinal. Además de su función de protección, también están involucradas en la regulación del flujo sanguíneo, la producción y circulación del líquido cefalorraquídeo, y proporcionan soporte estructural al sistema nervioso central.
Cualquier alteración en las membranas intracraneales, como inflamación, infección o acumulación anormal de líquido, golpes, etc. puede afectar el funcionamiento adecuado del cerebro y la médula espinal.
La dura madre craneal se introduce en la materia del cerebro formando cuatro compartimentos. La hoz del cerebro divide la cúpula del cerebro y los hemisferios cerebrales en el plano sagital, en dos hemisferios.
La hoz del cerebro está formada por una invaginación de la dura madre craneal y divide el hemisferio derecho e izquierdo del cerebro a la vez que los cubre. La hoz del cerebro está formada por el seno sagital superior al borde del hueso craneal y por el seno sagital inferior en la parte interior del cráneo, en su profundidad, justo encima de la gran vena cerebral, esta zona forma el cuerpo calloso cerebral. Por la parte anterior, baja adhiriéndose al hueso etmoides, en concreto a su apófisis Crista Galli. En esta zona anterior justo detrás de la nariz la hoz del cerebro se estrecha según su parte superior e inferior. Y posteriormente se adhiere a los huesos parietales y al occipital, a la vez que se ensancha según su zona superior e inferior. Aquí en la parte posterior la hoz del cerebro se une con la Tienda del cerebelo, aquí en esta unión se encuentra el seno recto.
Situado sobre el cerebelo está la tienda del cerebelo, otra membrana intracraneal, de sutil y delicado ajuste. Esta membrana horizontal separa los lóbulos occipitales del cerebro arriba y el cerebelo abajo. Esta membrana en su parte posterior se une con los huesos occipital y parietal postero-inferior, aquí están los senos transversos. Esta membrana la tienda lateralmente se une con la porción petrosa de los temporales en donde contiene los senos petrosos temporales. Luego se une con la dura craneal y se invagina para formar la parte media de la cavidad trigémina, que contiene el ganglio sensitivo del quinto nervio craneal. Estas zonas forman parte del tentórium periférico, y este continua anteriormente para cruzar bajo su borde de unión libre, uniéndose bilateralmente en el proceso crinoide posterior del esfenoides. En su eje libre central forma una apertura creciente la cisura tentorial, dentro de la cual se sitúa el cerebro medio. Este eje central se une en su parte anterior a cada lado del proceso clinoide anterior del esfenoides.
Por debajo del seno recto y del tentórium está la hoz del cerebelo, que divide este por la línea media sagital, siguiendo a la hoz del cerebro. Esta membrana en su parte anterior forma el Vermis en forma arqueada, este es el análogo cerebelar del cuerpo calloso cerebral, anteriormente descrito. La hoz del cerebelo en su parte posterior contiene el seno occipital e inferiormente se une con el Foramen Mágnum.
Ahora tenemos la silla del diafragma que es un círculo horizontal de dura madre que cubre la silla turca y alberga la glándula de secreción interna llamada pituitaria o hipófisis que se acopla en la famosa silla turca. Esta membrana esta perforada por el infundíbulo y separa la pituitaria del quiasma óptico.
Todas estas membranas intracraneales están completamente inervadas y comunican diversos nervios craneales, así como la sangre venosa y otros. O sea, cada una de estas membranas intracraneales se continúa con la dura madre y divide la materia cerebral en compartimentos. O sea, cada una de estas membranas es una única fascia que de una manera directa o reciproca se comunica entre las otras, formando un campo único de tensiones reciprocas.
Todas estas membranas son inervaciones de la dura madre craneal y por tanto disponen de fibras nerviosas sensitivas y anatómicas, principalmente del nervio trigémino, de los nervios cervicales superiores y del tronco simpático cervical.
LAS MEMBRANAS o MENINGES CRANEALES
Las tres membranas concéntricas conocidas como meninges se dividen en tres capas: piamadre, aracnoides y duramadre.
En el interior del cráneo humano la capa externa de las membranas, la dura madre se adhiere con el periostio, la parte interna del hueso del cráneo, esta dura madre es bilaminal, con una parte más externa y otra más interna, estrechamente entrelazadas excepto en las zonas donde se separan para formar los senos venosos de la dura madre o dura. La dura envaina cada nervio craneal que pasa por un agujero o foramen óseo y se funde con cada epineurio nervioso craneal. La dura envaina por completo los nervios óptico y olfativo, fusionándose con la esclerótica ocular y proporcionando una ruta para que el líquido cefalorraquídeo drene en las fosas nasales.
La dura surge de dentro hacia fuera por debajo del seno petroso superior del hueso temporal, para formar el cavum trigémino, que contiene el ganglio trigémino (sensitivo de la cara).
Todo esto nos demuestra la gran implicación de la dura con toda la salud de la cabeza y del todo el cuerpo.
Esta parte es la que debido a la fluctuación del líquido cefalorraquídeo por su alrededor o zona interna es la que provoca el movimiento de las articulaciones del cráneo, ya que incluso penetra muy finamente en las suturas craneales.
La capa interna de la meninge o pía madre abraza internamente el cerebro, se adhiere a éste y a la médula espinal y presente varios apéndices que separan segmentos del cerebro y rodean los senos venosos. La capa intermedia que es por donde va el LCR se llama la aracnoides. La capa externa o dura madre como su nombre indica es más resistente que las otras dos. La dura se fija por ella misma alrededor del perímetro del occipital y da un pequeño salto a través del agujero de la vértebra atlas hasta el foramen espinal de la segunda vértebra cervical. Desde aquí cae en cascada por todo el canal espinal hasta la zona del sacro.
Las vellosidades aracnoideas.
Las vellosidades aracnoideas son estructuras especializadas en forma de coliflor, que actúan como válvulas de presión unidireccionales, para el vertido del LCR fuera del espacio subaracnoideo, en el seno sagital superior. Este seno venoso creado por una hendidura de las hoces del cerebro en donde forma una unión con la dura craneal, en la fisura cerebral de la línea media, en respuesta a la diferencia de presión entre el LCR y el sistema venoso sanguíneo. Esto representa el punto final de la circulación del LCR, ya que se drena en la circulación sanguínea. Con un volumen de 140 ml y una producción diaria de 500 ml el LCR hace un buen recorrido diario.
En el espacio subaracnoideo el LCR está en contacto con la pía madre.
Hay tres apéndices de la duramadre cuyas fibras presentan intrincadas direcciones y que se denomina la hoz del cerebro, la tienda del cerebelo y la hoz del cerebelo.
La hoz del cerebro se inserta anteriormente en la apófisis crista-Galli del etmoides, en el hueso frontal, en ambos parietales y en la escama occipital. En su inserción ósea encierra al seno longitudinal superior. En su borde libre se encuentra el seno longitudinal inferior. La hoz del cerebro separa los dos hemisferios cerebrales.
La tienda del cerebelo separa cerebro y cerebelo y se inserta en el esfenoides, el occipital y en ambos parietales y temporales. También se inserta en el peñasco, en ambos temporales y a lo largo de la escama occipital donde encierra al seno transverso. En los huesos parietales se inserta en la esquina postero-inferior de cada uno de ellos, donde el seno transverso cambia de dirección y pasa a denominarse seno sigmoideo. En la unión de la hoz del cerebro y de la tienda del cerebelo se encuentra el seno recto.
Esta unión es significativa ya que represente la localización de la membrana de tensión reciproca llamada el fulcro de Sutherland. La hoz del cerebelo separa los dos hemisferios cerebelares.
La tienda de la apófisis cubre la silla turca del esfenoides y es penetrada por el tallo de la pituitaria. Estas membranas durales se encuentran permanentemente en tensión recíproca, lo que indica que el aumento de la tensión de una lleva a la relajación de la otra y viceversa.
Durante la flexión esfeno-basilar se produce un acortamiento de la hoz del cerebro de delante hacia atrás, debido al giro del esfenoides y occipital en direcciones opuestas. Esto es acompañado por un aplanamiento de la tienda del cerebelo, producido por la rotación externa de los huesos temporales. Durante la extensión esfeno-basilar ocurre lo contrario, el alargamiento antero-posterior del cráneo es debido a la rotación del esfenoides y occipital y a la elevación de la tienda del cerebelo ocasionada por la rotación interna de los huesos temporales.
La movilidad cráneo-sacral combina movilidad articular y cambio de la tensión de las membranas. Las inserciones membranosas en el occipital y en el sacro determinan el movimiento sincrónico del cráneo y del sacro. Estas inserciones durales le permiten al terapeuta influir en el cráneo a través del sacro y en el sacro a través del cráneo.
En un mismo envoltorio nos encontramos con la hoz del cerebro, la hoz o tienda del cerebelo, el segmento medular, el anillo fibroso y la médula, que están envueltas en una capa grasa protectora.
La Túnica Dural comienza en el saco Dural y acaba en el Sacro.
La punción epidural en la médula espinal, típica en los partos sin dolor, provoca dolor lumbar e irritación de la zona. El segmento por donde se ha hecho la punción se ve afectado. La punción desde el punto de vista biomecánico no es correcta ya que produce una cicatriz en el saco Dural, ya que rompe el tejido Dural, hay una desconexión de fibras sensitivas y se produce un callo, los hilos ya no conectan y se solapan, y las líneas de fuerza por lo tanto varían, afectando a la información neuro-sensitiva. En ocasiones esto puede derivar también en una infección del líquido cefalorraquídeo. Por iniciativa de los osteópatas de la Universidad de Michigan y apoyados por los cirujanos se llegó al acuerdo de utilizar una aguja de diamante redondeada que separaría las fibras en vez de desgarrarlas.
Las membranas de las fascias están muy en contacto con los receptores externos del equilibrio. El cuerpo humano lo primero que ajusta para equilibrarse son los pies, los ojos y el oído. A continuación, ajusta la articulación temporo-mandibular.
La dura madre se inserta en el agujero occipital y desciende por el canal medular, donde se unen a las dos primeras vértebras cervicales, para continuar libremente su descenso hasta insertarse en el segundo segmento sacro. Esta inserción de membranas parece constituir el vínculo del sistema o mecanismo cráneo-sacro.
Como uno más de sus varios movimientos el sacro parece tener un movimiento involuntario de nutación y contra nutación totalmente sincronizado con la flexión y extensión de la articulación esfeno-basilar. Durante la flexión esfeno-basilar, el agujero occipital se eleva y la tensión de la duramadre hace que la base del sacro se desplace hacia atrás y que el vértice lo haga hacia delante. Este movimiento de contra nutación se describe como flexión cráneo-sacral.
Durante la extensión esfeno-basilar, el agujero occipital se desplaza hacia abajo, reduciendo la tensión de la duramadre, lo cual provoca que la base sacra se desplace hacia delante y que el vértice se desplace hacia detrás. Este movimiento de nutación se denomina extensión cráneo-sacral.
Los términos flexión y extensión son inversos a los que se usan en el modelo postural estructural. A pesar de este cambio de términos, lo que nos tiene que quedar claro es la relación entre el movimiento del occipital y del sacro, que normalmente ocurre sincrónicamente en la misma dirección.
EL ESPACIO SUBDURAL
Entre la dura madre y la aracnoides existe un espacio lleno de fluido, llamado espacio subdural. Estas membranas no son adherentes si no que deslizan libremente y están llenas de fluido acuoso. El espacio subdural proporciona el sistema de drenaje venoso del cerebro y también sirve para drenar el fluido cerebro espinal (FCE) agotado hacia el flujo principal, por medio de las vellosidades aracnoideas. Los espacios subdural y subaracnoideo están en equilibrio por medio de gradientes de presión.
LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO
El hábitat del sistema nervioso central, o sea el recubrimiento, el fluido donde se alberga el sistema nervioso central y la médula espinal es el tan especializado líquido cefalorraquídeo, sustancia altamente cualificada para cuidar y mantener el órgano más importante y sensible del cuerpo humano, el cerebro y la médula espinal.
La función del líquido cefalorraquídeo es la de proteger, alimentar, lubricar, ayudar en la función eléctrica al sistema nervioso central, entre otras. O sea, proporciona el medio más adecuado para la supervivencia y función del principal sistema de coordinación y comunicación del cuerpo humano. Tanto el cerebro como la médula espinal son los órganos más protegidos del cuerpo, contenidos dentro del armazón del cráneo y de la columna vertebral respectivamente y fortificado por una gran cantidad de músculos y ligamentos. El sistema nervioso central es un sistema semi-cerrado, guardado por el maravilloso mecanismo de la barrera hemato cefálica, un tejido muy especializado, que también gracias a su permeabilidad especifica aísla eficazmente la circulación del líquido cefalorraquídeo de los demás líquidos del cuerpo, como la sangre venosa, la arterial, de la linfa y del líquido extracelular, al mismo tiempo que permite una comunicación esencial y selectiva con ellos.
Este líquido cefalorraquídeo se fabrica en la cabeza, a través del plasma sanguíneo.
El líquido cefalorraquídeo (LCR) o fluido cerebro espinal es segregado en un 95% por los plexos coroideos del tercer ventrículo y los ventrículos laterales. Parte del fluido se difunde en el cerebro por el espacio subaracnoideo, mientras el resto pasa a través del agujero de Munro al cuarto ventrículo, donde se produce más fluido. De ahí pasa a través de la cisterna magna hacia el espacio subaracnoideo inferior del cerebro y baja por la meninge espinal, por toda la columna vertebral, el sacro y al final circula por todo el organismo.
El líquido cefalorraquídeo circula por todo el sistema nervioso central de modo ordenado y por un canal de una sola dirección, y siendo eventualmente reabsorbido por las vellosidades aracnoideas del seno sagital y devuelto al sistema venoso.
El espacio subaracnoideo en el cráneo vacía a la circulación sanguínea a través de los vellos aracnoideos en el seno sagital superior, aunque primero el LCR debe atravesar la pequeña apertura tentarais que rodea el mesencéfalo.
O sea que el LCR está en constante cambio, entra nuevo líquido y se elimina el viejo al riego sanguíneo a través de las vellosidades aracnoideas.
La producción del líquido cefalorraquídeo se realiza de forma controlada y rítmica. Los plexos coroideos fabrican el líquido cefalorraquídeo de forma pulsátil a bombeos rítmicos y este fluido circula por todo el circuito de fascias. Este sistema relativamente de nuevo descubrimiento forma un circuito de campo hidráulico semi-cerrado.
Es gracias a este sistema de llenado y vaciado que se produce los micro-movimientos de todo el sistema cráneo-sacral, en especial interés la bisagra esfeno-basilar, una sincondrosis. El LCR ejerce un empuje de fuerzas en todas las direcciones desde los cuerpos cavernosos donde se forma el LCR. Y como la ley física nos dice que los líquidos no se pueden comprimir, se produce ese movimiento de expansión y contracción.
Entonces el líquido cefalorraquídeo que se produce en el plexo coroideo del tercer ventrículo pasa por el agujero interventricular de Monro al plexo coroideo del tercer ventrículo. De aquí baja por el acueducto cerebral de Silvio al plexo coroideo del cuarto ventrículo. Aquí tenemos dos aberturas, la abertura lateral, o agujero de Luschka y la abertura media o agujero de Magendie que drena el líquido cefalorraquídeo hacia la médula espinal y hacia la aracnoides craneal subiendo por detrás del cerebelo.
La fascia que envuelve a la médula espinal y al cráneo está formada por la Dura Madre, el Aracnoides y la Pía Madre.
El líquido cefalorraquídeo circula por un saco semi-hermético en el interior de la fascia que rodea al cráneo y a la médula espinal. Justo en el espacio central de la fascia, o sea en el espacio subaracnoideo es por donde circula este LCR. El líquido cefalorraquídeo es muy nutritivo y a la vez hace de conducción neuro-eléctrica. Es como una batería de coche que realiza un proceso galvánico y para ello necesita de los iones, especialmente del Na, K y Ca que el LCR transporta para facilitar la actividad eléctrica del SNC.
El sodio (Na+) es el ion más abundante en el LCR, en el LEC y en el plasma, representando el 95% del total de los cationes de estos líquidos
Esta actividad eléctrica es básica y necesaria para la función neurológica, para la generación y distribución del potencial de acción del SNC, de nuestro cerebro. Éste líquido es de vital importancia en la salud de las sustancias nerviosas, llena los ventrículos cerebrales, rodea al cerebro, a la médula espinal y a la vaina de los nervios periféricos, e incluso se ha descubierto que se encuentra en todas las partes del cuerpo en mínimas proporciones, en el interior de las fascias, en concreto en la parte media, en la aracnoides.
Este líquido nos sirve de protección, de nutrición y de eliminación. El LCR nos transporta ciertas sustancias nutritivas como la glucosa, tan necesaria para el cerebro y sirve de depósito a corto plazo para otras sustancias esenciales. Nuestro cerebro no tolera fácilmente las fluctuaciones de glucosa en ninguna dirección. Un nivel elevado de glucosa en el cerebro provoca el coma diabético y un bajo nivel provoca el coma insulínico. Además, al cerebro se le debe de suministrar los adecuados niveles de iones, vitaminas, aminoácidos, etc.
El LCR nos protege el cerebro, la médula y la pared ósea, como si de un colchón hidráulico se tratara. Su densidad idéntica a la sustancia cerebral evita el aplastamiento contra la caja craneal en los descensos brutales de velocidad. El líquido cefalorraquídeo transporta hasta las células nerviosas los elementos nutritivos de la sangre y elimina los desechos. Circula entre los ventrículos, recorriendo un sinuoso camino a través de estrechos orificios para entrar en un espacio entre el cerebro y la caja craneana, donde es absorbido, este líquido envuelve e incluso se infiltra en muchos nervios craneales.
Parece que el líquido cefalorraquídeo hace también la función linfática en el interior del cerebro. El líquido cefalorraquídeo también se difunde unidireccionalmente desde los ventrículos a través del parénquima cerebral, o sea de la masa cerebral, hacia el líquido cefalorraquídeo externo del cerebro el que se encuentra justo debajo de la bóveda craneal. En este camino se vierten proteínas y metabólicos como el agua metabólica al cerebro. Algunos de los productos residuales del cerebro se vierten en el líquido cefalorraquídeo y son vertidos en el seno sagital superior hacia la sangre venosa a través de las vellosidades aracnoideas.
Una vez más nos damos cuenta que el trabajo cráneo-sacral está dedicado a mejorar esta función, la de hacer que el líquido cefalorraquídeo circule por el interior del cerebro, alimentando todas las células y drenando los productos residuales de todo el tejido cerebral. Gracias a la acción rítmica del sistema cráneo-sacral, por tanto, al libre movimiento de todos los huesos craneales se mejora considerablemente la circulación del líquido cefalorraquídeo por todo el parénquima cerebral.
La presión en el sistema aracnoideo del líquido cefalorraquídeo es de unos 130 Mm. H20 (10mm. hg.) en reposo. Un valor normal está entre 70 a 180 Mm. H20. Esta presión es bastante mayor que la de los espacios intersticiales del resto del cuerpo y ligeramente mayor que la presión arterial. La presión del líquido cefalorraquídeo está regulada principalmente por tres factores, el nivel de producción del líquido cefalorraquídeo, el nivel de absorción de las granulaciones aracnoideas y el estado del sistema cráneo-sacral. Las fluctuaciones de estos niveles, son los responsables de la fluctuación de presión del líquido cefalorraquídeo es lo que percibimos como impulso respiratorio primario.
La acumulación de este líquido se traduce en hidrocefalia.
En medicina tradicional se conocen muchos casos de enfermedades muy diversas por motivo de la falta de circulación o en menor caso por exceso de circulación del líquido cefalorraquídeo. Cualquier fallo en la libre circulación de este fluido puede acarrear todo tipo de patologías, ya que empeora y se reduce la interconexión de todos los sistemas del cuerpo con el sistema nervioso central. O sea, la comunicación neuro-eléctrica del sistema nervioso central con todo el organismo se reduce considerablemente y el cuerpo entra en decadencia y prematuro envejecimiento. Por falta de comunicación y alegría vital el cuerpo se deteriora en vez de rejuvenecerse. Algo se sabe sobre la existencia de una sustancia que se fabrica en el cerebro y que circula por el líquido cefalorraquídeo que provoca e induce al sueño. Todavía estamos lejos de entender y demostrar científicamente todos los factores del cerebro y del sistema cráneo-sacral.
COMPOSICION DEL LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO
Aunque para su producción se utiliza la materia bruta del plasma sanguíneo, su composición difiere de su origen en la composición de electrolitos y en el hecho de que está relativamente exento de proteínas. Su producción está clasificada como secreción más que como un simple filtrado. También existen componentes no celulares y algunas macromoléculas.
La composición del LCR es principalmente agua con algunos elementos disueltos como:
1.Glucosa: El alimento del cerebro. Sus niveles son inferiores a los del LEC. El cerebro debe de sacrificar gran parte de la función corporal, para conservar sus niveles de alimentación esenciales constantes.
2.Ácido monocarboxílico.
3.Aminoácidos. Son transportados a través de la BCH por uno de los tres transportes, dependiendo de su estatus, como ácido neutro o base. Dependiendo de la dieta y del PH existe una competición en la entrada de aminoácidos al LCR. Por ejemplo, el triptófano, compite con otros cinco aminoácidos neutros similares. El triptófano es el precursor en la síntesis cerebral de la serotonina, uno de los seis neuro-transmisores definidos. Un descenso en el aporte del triptófano al cerebro puede provocar un descenso similar en la cantidad de serotonina sintetizada en el cerebro. Un incremento de su provisión contribuye a la inhibición competitiva de otros aminoácidos neutros y esenciales.
4.Ácidos nucleicos: Incluye transportes especiales para la adenina y nucleótidos
5.Colina (amina)
6.Hormonas
7.Vitaminas: Predomina especialmente la del grupo B
8.Electrolitos: El equilibrio electrolítico cerebral es también una homeostasis delicadamente mantenida.
El LCR está en libre equilibrio con el líquido intersticial cerebral, cuya firme composición es vital para el mantenimiento de la integridad funcional del cerebro.
Otros valores del LCR son:
Volumen: 150 ml. Peso específico: 1.007
PH: 7,35 Glucosa: 65 MG/100ml
Cloruros (Nac1): 120-130 MEQ/1 Gamma globulina: 6-13%
Proteínas totales (aminoácidos): Lumbar: 15-45 MG % cisternal 10-25 MG % ventricular 5.15mg%
El líquido cefalorraquídeo tiene una presión y las venas tienen otra presión distinta. A menor riego sanguíneo hay mayor posibilidad de trastorno. Por ejemplo, en un dolor de cabeza hay falta de riego sanguíneo.
Si la túnica o membrana del cráneo de cada sutura se abre y el líquido cefalorraquídeo no hace presión, la túnica se puede romper.
En la flexión el cráneo se llena de líquido cefalorraquídeo, se ensancha por los laterales y se acorta en la parte antero-posterior.
Flexión: el occipital desciende hacia atrás, las alas del esfenoides descienden hacia delante, ambas van en sentido contrario. Este movimiento se realiza gracias a la semi- articulación sincondrosis esfeno-basilar.
En la extensión sucede que ambos van hacia arriba (el occipital y el esfenoides).
Con el pulgar y el índice en las alas mayores del esfenoides, es decir, los dedos en las sienes, tenderán a bajar. Este es el movimiento correcto de flexo-extensión craneal.
Las técnicas de la osteopatía craneal son de suma importancia y utilidad para normalizar los huesos del cráneo y la libre circulación del líquido cefalorraquídeo.
BARRERA HEMATO CEFÀLICA
El concepto de barrera hemato-cefálica (BHC) es algo relativamente nuevo y un poco complicado de entender. En resumen, se trata de un término general, utilizado para describir lo que es un sistema de estas tres barreras:
1.Sangre y el líquido extracelular LEC en el endotelio capilar.
2.Sangre y LCR en los coroides y otros.
3.El líquido extracelular y el LCR en las meninges.
Estas barreras aíslan eficazmente la circulación del LCR de la sangre y del líquido extracelular tisular. La BCH es un compacto revestimiento del sistema vascular del cerebro que impide el paso a la mayoría de las sustancias.
Hablemos primero del líquido extracelular cerebral. Este se deriva a la vez del líquido cefalorraquídeo y de los vasos sanguíneos cerebrales que son los que suministran oxígeno para la oxidación de la glucosa transportada por el líquido cefalorraquídeo. Este es el principal metabolismo para la vida del cerebro. El líquido extracelular cerebral está en equilibrio con el líquido cefalorraquídeo, por tanto uno contribuye a la composición del otro, aunque difieren en la concentración de elementos. El líquido extracelular cerebral es el medio del parénquima del sistema nervioso central y el mediador directo entre el aporte de sangre arterial (capilares) y las células del parénquima.
El hipotálamo como órgano sensorial se encuentra exento de este aislamiento de fluidos.
La BCH contiene numerosos mecanismos hemostáticos que protegen la composición iónica del LCR de las fluctuaciones.
La composición del LCR está estrictamente relacionado por los esfuerzos combinados de la barrera hemato-cefálica (BCH) y el plexo coroides. Se admite anatómicamente que la BCH existe en el ámbito de las células del endotelio cerebral que revisten los capilares.
El sistema de barreras estabiliza el medio físico y químico del SNC y conserva elementos neuronales altamente sensibles en semi-aislamiento, a pesar del rico aporte sanguíneo.
La BCH retiene los transmisores del SNC (serotonina, etc.) dentro de la envoltura meníngea para ser reciclados y deja los no transmisores (eponefrina, norepinefrina, acetilcolina, dopamina) fuera del LCR, en donde pueden ser descargados y destruidos.
De igual importancia el concepto de BHC es la permeabilidad a elementos esenciales. El cerebro tiene que ser alimentado de iones y oxígeno en la concentración adecuada. Las neuronas son sensibles a las alteraciones en la composición del LCR y del líquido extracelular LEC cerebral. La BCH cumple esta función a través del transporte activo específico y por medio de mecanismos de retroalimentación. Los capilares del SNC contienen diez veces más mitocondrias que los del esqueleto o músculos, indicativo que nos dice la gran actividad metabólica del SNC.
O sea, la BHC está destinada a aportar al SNC sólo los productos finales de los elementos refinados del metabolismo. Es una barrera casi infranqueable que envuelve a las venas. Como en el interior de la aracnoides existe micro venillas que permanecen en contacto directo con el LCR, puede suceder que alguna bacteria penetre esta barrera e infecte al LCR. Esto por ejemplo provoca la meningitis bacteriana, la más temible de todas las infecciones infantiles y una de las causas de más mortalidad del mundo.
La barrera hemato cefálica es bastante efectiva contra muchos de los patógenos de la sangre y otros fluidos y tejidos. Por ello el sistema nervioso central se encuentra bastante protegido y si este se inflama o recibe un agente patógeno, nuestra respuesta debe ser rápida y considerar esto como una emergencia médica.
LA MÉDULA ESPINAL
La médula espinal es la prolongación del encéfalo desde el agujero occipital, al nivel de la decusación de las pirámides del bulbo raquídeo, hasta la región lumbar y se aloja en el conducto vertebral. En el ser humano es un cordón nervioso con una longitud que no coincide con la de la columna vertebral. En el cuerpo humano adulto la médula espinal llega aproximadamente hasta la vértebra lumbar ‘L1’, aunque en el recién nacido puede llegar hasta la ‘L3’ y tiene forma casi cilíndrica (a medida que la médula se separa del bulbo raquídeo adquiere forma más cilíndrica). En realidad, es un tanto aplanada, aun conservando su forma cilíndrica, su diámetro frontal es superior al sagital.
La médula espinal es la encargada de llevar los impulsos nerviosos desde las diferentes regiones del cuerpo hacia el encéfalo, y del encéfalo a los segmentos distales del cuerpo, aspecto de una gran importancia en clínica. También se encarga de controlar las actividades reflejas mediante el llamado arco reflejo. Además, transmite información de nuestro Sistema Nervioso Simpático y Parasimpático.
Su región más interna está compuesta por la sustancia gris, que en un corte transversal se observa en forma de «H» en la región central, y la periférica por la sustancia blanca, que forma haces de fibras que trasportan la información. Está dividida en segmentos; así, los nervios espinales quedan emplazados en ocho cervicales, doce torácicos, cinco lumbares, cinco sacros y uno coccígeo. Cada segmento tiene dos pares de raíces (dorsales y ventrales) situados de forma simétrica en la parte dorsal y ventral.
Presenta dos engrosamientos: ‘C4’ a ‘C7’: este engrosamiento se debe a las raíces de nervios que van a transmitir sensibilidad y acción motora hacia y desde los miembros superiores (brazo, antebrazo y mano). ‘D11’ a ‘L1’: se debe a las raíces de nervios que permiten transmitir la sensibilidad y acción motora hacia y desde los miembros inferiores (muslo, pierna y pie).
Embriogénicamente el sistema nervioso central se formó como un tubo perforado el notocordio. En el adulto el vestigio del notocordio es el canal central o médula espinal, que está cubierta de cilios y relleno del LCR presurizado que circula desde la parte cefálica hacia la caudal.
La médula espinal es una estructura frágil y larga que se extiende desde el tronco encefálico en dirección descendente para terminar en las vértebras lumbares altas. Es la principal vía de comunicación entre el cerebro y el resto del organismo. La médula espinal está protegida por el tubo dural y éste está protegido por las vértebras que forman la columna vertebral. El tubo dural es casi el mismo en todo el cráneo y está influenciado por tensiones reciprocas y por comunicación fibridal en todo el cuerpo. Este tubo se fija alrededor del perímetro del foramen Mágnum, donde se fija por el mismo y da un pequeño salto hasta la segunda vértebra cervical y desde aquí cae por todo el canal medular hacia la segunda vértebra del sacro libre de fijaciones vertebrales, y aquí se encuentra con el ligamento coccígeo o hilo terminal externo.
La dura madre que forma el tubo dural es el envoltorio de todo el sistema nervioso central y el fluido que lo baña el líquido cefalorraquídeo contiene parte de los componentes químicos y tiene la naturaleza eléctrica de la materia del cerebro, del parénquima cerebral. Por tanto, estos componentes forman una unidad en estrecho equilibrio homeostático. Incluso podemos decir que la membrana, el líquido cefalorraquídeo y el cerebro son sustancias parecidas o iguales.
Este tubo dural va libremente por el canal vertebral y envuelve cada nervio principal que sale de la columna vertebral, cada ramificación de nervio intervertebral esta envainado por la dura madre espinal. Por eso los agujeros de conjunción de la columna vertebral son tan grandes, para que la médula espinal junto con el tubo dural que forman una sola pieza pueda subir y bajar al ritmo cráneo-sacral. De cada foramen intervertebral sale una raíz nerviosa envuelta por la dura madre o meninge espinal. Ésta raíz nerviosa junto con toda la médula espinal tiene un movimiento de expansión y contracción y además de subida y bajada. Esta membrana cráneo sacral hace la función de protección, lubricación, nutrición, comunicación e incluso de bombeo para la circulación del líquido cefalorraquídeo, entre otras.
Todo el canal medular tiene el movimiento respiratorio primario, tan sutil como importante para el bienestar y la salud de nuestro cuerpo y alma.
El cerebro se comunica con casi la totalidad del organismo a través de sus fibras nerviosas ascendentes y descendientes de la médula espinal. Entre vértebra y vértebra hay dos agujeros, una en el lado derecho y otro en el izquierdo, llamados agujeros de conjunción. Por aquí salen un par de nervios que se comunicaran con las partes más dístales del cuerpo. Los nervios situados en la cara anterior o ventral de la médula espinal denominados nervios motores, trasmiten la información del cerebro a los músculos. Los nervios de la cara posterior o dorsal llamados nervios sensitivos transmiten al cerebro la información sensorial procedente de diversas partes del cuerpo. Esta red de nervios forma el sistema nervioso periférico. Los nervios periféricos son en realidad haces de fibras nerviosas con un diámetro que oscila entre 0,4 las más finas y 6 milímetros las más gruesas.
El sistema nervioso periférico también consta de los nervios que comunican el tronco encefálico con los órganos internos. Estos nervios forman el sistema nervioso autónomo. Este sistema nervioso funciona de forma independiente y regula los procesos internos del organismo que no precisan de un control consciente, como las acciones reflejas, como la frecuencia respiratoria, la cantidad de jugos gástricos secretados, la velocidad del paso de los alimentos a través del aparato digestivo, la frecuencia de las contracciones del corazón.
La substancia gris de la medula espinal sirve de centro reflejo y forma parte de un centro de distribución para las vías sensitivas y motoras.
La substancia blanca actúa así de gran vía conductor de impulsos hacia el encéfalo y a partir de éste.me4Haz clic en la foto para ver en grande
Esta comisura gris tiene en su centro el conducto ependimario o epéndimo medular, que la divide en una comisura gris anterior y posterior. A nivel torácico y lumbar también aparecen las astas grises laterales que corresponden a los somas de las neuronas que forman el sistema autónomo simpático o toracolumbar.
El extremo final de la medula (a nivel de la segunda vértebra lumbar) recibe el nombre de cono medular y allí se localizan los centros de control de esfínteres, como son los del esfínter vesical y anal, así como el del esfínter seminal (este último, sólo en hombres, controla el esfínter de la vesícula seminal para la eyaculación del semen).
Las funciones de la médula son básicamente cuatro:
1.Conducir aferencias sensitivas del tronco, cuello y las cuatro extremidades.
2.Conducir aferencias motoras del tronco, cuello y extremidades.
3.Conducir vías simpáticas del tronco y extremidades.
4.Control de esfínteres.
La lesión de la médula causa uno o varios de los siguientes síntomas-signos:
1.Parálisis en músculos del tronco, cuello y extremidades.
2.Pérdida de sensibilidad del tronco, cuello y extremidades
3.Trastornos (incontrol) de esfínter vesical, anal o seminal.
4.Bloqueo del sistema simpático (hipotensión, bradicardia, distensión abdominal).
El grado de compromiso depende del grado del daño: puede tratarse de una lesión completa (si se observan todos los síntomas-signos indicados) o de una lesión incompleta si sólo presenta unos de los síntomas o todos, pero en forma parcial (por ejemplo, parálisis parcial y no total).
Nivel de lesión
En clínica es muy importante conocer el nivel medular afectado. Para poder comprender la relación entre segmento medular afectado y nivel de parálisis producido hay que recordar que el hueso, a diferencia de las células nerviosas, tienen un crecimiento posterior al desarrollo de lo que es el tubo nervioso o médula, más importancia que cualquier referencia bibliográfica que sustente este esbozo es la referencia clínica.
Referencia Clínica
El daño de las vértebras ‘C4’ a ‘C7’ provoca parálisis que incluye las cuatro extremidades, la afectación a nivel de la ‘D11’ provoca parálisis de las extremidades inferiores. Para comprender el nivel de la lesión y el daño ocasionado hay que tener en cuenta el desfase en la velocidad de desarrollo entre el Sistema Nervioso y el Sistema Óseo.
Patología
Las afectaciones óseas van a comprimir distintas raíces de la médula espinal una buena higiene postural es necesaria para evitar complicaciones a largo plazo; aun así, muchas de estas alteraciones tienen una base genética o son provocadas por accidentes de difícil prevención.
Tratamiento
La lesión vértrevomedular, cuándo es completa, requiere fijación quirúrgica de columna realizada por profesional quirúrgico especializado; si la lesión afecta sólo al hueso, la intervención puede ser exitosa; si está dañado el nervio, o es dañado en la intervención, va a ser muy importante la valoración de déficit de autocuidados y el desarrollo de un plan integral de cuidados diseñado habitualmente por profesionales de la enfermería y que va a abarcar otras disciplinas, tanto sanitarias como sociales.
Por supuesto con la terapia craneosacral obtendremos un remedio con una sanación profunda y homeostática. Co esto queremos decir que nosotros solo vamos a usar las técnicas craneosacrales tantas veces sea necesario hasta obtener que el cuerpo, el propio organismo va realizando la curación, gracias a su propia inteligencia. Tu trabajas con el impulso rítmico craneal, lo paras, el se reactiva, vas a otra parte de la médula, pones tus manos y te concentras en esa parte, viajas al interior de la médula espinal, sientes su respiración interna durante varios ciclos y luego realizas una parada neurológica, desatas el nudo de energía y esperas a que su MRP retorne. Este habrá mejorado y gracias a esto la zona afectada se autorregulará y autocurará.
ANATOMIA Y FISIOLOGIA DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Los sistemas sensitivo motor e integrador. La sensación es la percepción consciente o inconsciente de los estímulos externos e internos.
Hay diferentes modalidades de sensaciones.
Generalmente una neurona sensitiva determinada sólo funciona con una modalidad o sea con una sensación. Para que se origine una sensación han de producirse cuatro acontecimientos: estimulación, transducción, conducción y traducción.
Para que se den las sensaciones el cuerpo está lleno de receptores sensitivos. Los receptores simples son los del sentido general y los complejos son los que se asociar a los sentidos especiales.
Según sus localizaciones, los receptores se clasifican en: exteroceptores, interoceptores y propioceptores.
Según el tipo de estímulos detectado, los receptores se clasifican en mecanorreceptores, termorreceptores, nociceptores, fotorreceptores y quimiorreceptores.
Los receptores sensitivos responden a los estímulos produciendo potenciales receptores o generadores. La adaptación es un cambio de la sensibilidad que se produce cuando el vestíbulo es muy prolongado.
Las sensaciones cutáneas son las táctiles: tacto, presión, vibración, las térmicas: calor y frío y las dolorosas. Lo se receptor tres testas sensaciones y están localizados en la piel, el tejido conjuntivo subcutáneo, las mucosas, la boca y el ano.
Los receptores del tacto son los plexos de las raíces de los pelos y los corpúsculos del tacto (corpúsculos de Meissner) de gran capacidad de adaptación, y los mecanorreceptores cutáneos de tipo I (discos táctiles o de Merkel) y los mecanorreceptores de tipo II (órganos terminales de Ruffini) y de adaptación lenta. Los receptores de la presión son los mecanorreceptores cutáneos de tipo II y los corpúsculos laminares de Pacini. Los receptores de la vibración son los corpúsculos del tacto y los laminares. Los receptores del picor y las cosquillas son terminaciones nerviosas libres.
Los termorreceptores son terminaciones nerviosas libres. Los receptores del dolor (nociceptores) se encuentran en casi todos los tejidos orgánicos. Existe dos tipos de dolor, somático y visceral.
Las sensaciones propioceptivas.
El sentido propioceptivo, propio = de uno mismo y cinestésico y kinesis = movimiento, proporciona información a sobre las actividades de los músculos, los tendones y las articulaciones y del equilibrio.
Son los receptores localizados en los músculos esqueléticos, tendones, en las articulaciones y alrededor de éstas, y en el oído interno, los que llevan los impulsos nerviosos relacionados con el tono muscular, el movimiento de las distintas partes del cuerpo y su posición. El sentido propioceptivo nos informa sobre el grado de contracción de los músculos, la cantidad de tensión creada en los tendones, el cambio de posición de una articulación y la orientación de la cabeza en relación con el suelo y en respuesta a los movimientos. La propiocepción nos permite reconocer la localización y velocidad del movimiento de una parte del cuerpo en relación a las demás, calcular el peso de los objetos, determina el trabajo muscular necesario para llevar a cabo una tarea y juzgar la posición y movimiento de nuestras extremidades, sin necesidad de utilizar los ojos.
Estos receptores son los husos musculares, los órganos tendinosos de Golgi y los receptores cinestésicos de las articulaciones. Se encuentran en el interior de los dos músculos esqueléticos, de los tendones y de las cápsulas articulares. También se clasifican como propioceptores las células vellosas del oído interno.
Los propioceptores o receptores de la propiocepción apenas tiene capacidad de adaptación, su función es facilitar la información del estado de las distintas partes del cuerpo. Y así se puede hacer los ajustes necesarios para garantizar la coordinación
Fisiología de las vías sensitivas.
La información sensitiva procedente de todas las partes del cuerpo terminar en un área específica de la corteza son datos sensitiva.
En la vía de los cordones posteriores-lemnisco medial y en las vías antero laterales existen neuronas de primer orden, segundo orden y tercer orden.
Los impulsos que viajan por la vía de los cordones posteriores-lemnisco medial a son los del tacto discriminativo, la estereognosis, la propiocepción, la discriminación del peso y las sensaciones vibratorias.
La vía neural del dolor y la temperatura es el fascículo espinotalámico lateral.
La vía neural para las cosquillas el picor el tacto protopático y la presión es el fascículo espinotalámico anterior.
Las áreas específicas de la corteza somatosensitiva circunvolución pos-central reciben las distintas informaciones procedentes de diferentes partes del cuerpo.
Las vías para el cerebelo son los fascículos espinocerebelosos anterior y posterior, que intervienen en la transmisión de impulsos del sentido subconsciente de la posición de músculos y articulaciones.
Los impulsos sensitivos aferentes mantienen informado al sistema nervioso central de los cambios que se producen en el ambiente. La información que llega es integrada en muchas estaciones a lo largo del sistema nervioso central, tanto a los niveles conscientes como a los inconscientes. Una respuesta motora hace que un músculo se contraiga o que una glándula secreta.
Fisiología de las vías motoras.
La corteza motora (circunvolución precentral) es la principal región de control para la iniciación de los movimientos voluntarios. Los impulsos motores voluntarios se propagan desde la corteza motora a las neuronas eferentes somáticas que inervan los músculos esqueléticos a través de las vías directas (piramidales). La vía más simple está formada por las neuronas motoras superior e inferior.
Las vías directas son los fascículos corticoespinales laterales y anteriores y los fascículos corticobulbares.
Las vías indirectas (extrapiramidales) comprenden la corteza cerebral, los ganglios de la base, el tálamo, el cerebelo, la sustancia reticular y los núcleos del tronco del encéfalo.
Los principales fascículos indirectos son el rubroespinal, el tectoespinal, y el vestibuloespinal y el reticuloespinal.
LOS NERVIOS
El sistema nervioso se compone de más de 10.000 millones de neuronas que recorren todo el organismo y establecen la interconexión entre el cerebro y el cuerpo y a veces se conectan entre sí.
La célula nerviosa, llamada neurona se compone del cuerpo celular y una sola extensión alargada llamada axón, para la transmisión de mensajes. Las neuronas tienen muchas pequeñas ramificaciones que captan la información, llamadas dendritas.
Normalmente los nervios transmiten sus mensajes por impulsos eléctricos en una sola dirección. El axón de la neurona se conecta a la dendrita de la neurona contigua. El axón que trasmite el mensaje libera una pequeña cantidad de sustancias químicas, denominada neuro-transmisores, en el punto de contacto entre las neuronas, a este fenómeno se le denomina sinapsis. Estas sustancias
Estimulan las dendritas de las neuronas contiguas, para que este inicie una nueva onda de excitación eléctrica. Distintos tipos de nervios utilizan diferentes neuro-transmisores para transmitir los mensajes por la sinapsis.
Cada axón grande está recubierto por una especia de aislante, la vaina de mielina, cuya función es semejante al aislamiento de los cables eléctricos. Si se interrumpe el aislamiento o si este es defectuoso, la transmisión nerviosa se retrasa o se detiene, produciendo enfermedades como la esclerosis múltiple y el síndrome de Guillain- Barré.
El cerebro y los nervios forman un sistema de comunicación de gran complejidad que, en condiciones normales enviará y recibirá simultáneamente un volumen considerable de información. Sin embargo, el sistema es vulnerable a enfermedades y lesiones.
Por ejemplo, la degeneración nerviosa causara la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson. Las infecciones bacterianas o víricas del cerebro o de la médula espinal causarán una meningitis o una encefalitis. La obstrucción del riego sanguíneo al cerebro será la causa de un ictus. Los traumatismos o los tumores ocasionarán daños a la estructura cerebral o medular.
La médula espinal es una masa cilíndrica de tejido nervioso que se extiende en dirección caudal a partir del bulbo raquídeo. La medula de un adulto mide aproximadamente 45 cm de longitud y ocupa los dos tercios superiores del conducto raquídeo. Durante las primeras etapas del desarrollo la medula espinal ocupa la casi totalidad del conducto raquídeo, pero el crecimiento rápido que experimenta en seguida la columna vertebral da lugar a la disposición que presenta el adulto. La terminación inferior de la medula recibe el nombre de cono terminal.
La médula espinal se divide en 31 segmentos: 8 cervicales, 12 torácicos o dorsales, 5 lumbares, 5 sacros y uno coccígeo.
Los nervios salen de la médula espinal a lo largo de toda su longitud, en número de un par por cada segmento medular. La medula presenta dos engrosamientos, el cervical y el lumbar. El engrosamiento cervical corresponde al origen de los nervios que se dirigen al miembro superior, el engrasamiento lumbar al de tos nervios que se dirigen al miembro inferior.
La vida es nuestra vocación, es todo lo que somos. Nos pone retos, nos tienta, nos provoca y frustra, nos motiva, inspira y enseña, y, por supuesto, nos recompensa. Más que ninguna otra cosa, la vida está llena de oportunidades. La oportunidad de crecer, contribuir, dar forma a nuestro destino, y definir por nosotros mismos nuestra forma de vivir. En esta vida ciertas circunstancias logran que la oportunidad y la preparación se unan. Si queremos mantener nuestras coordenadas a la hora de alcanzar nuestra capacidad máxima a lo largo de esta aventura, es fundamental aceptar y respetar una gran verdad:
Su espina dorsal, su salud. Dentro de cada uno de nosotros reside una increíble inteligencia innata. Esta inteligencia innata es la esencia de la vida. En cada momento, está coordinando nuestra respiración, nuestro proceso curativo, nuestro crecimiento, nuestra digestión, y nuestra adaptación a los agentes químicos, emocionales y estresantes físicos. Todo ello ocurre simultáneamente y, normalmente, con tal perfección que pasamos la mayor parte de nuestras vidas inconscientes ante el complejo baile que ocurre en nuestro interior. Tal y como un director dirige una orquesta para crear una perfecta sinfonía, su inteligencia innata actúa del mismo modo, para dirigir la hermosa sinfonía que es la vida.
Hasta tal punto respeta el quiropráctico esta verdad fundamental que, todos los aspectos que éste enseña y realiza para cuidar los miembros de su comunidad, emergen de los fundamentos que esta verdad establece.
Así pues, ¿por qué los quiroprácticos se centran en la columna vertebral, y que tiene que ver la espina dorsal con la inteligencia innata y con alcanzar el máximo de nuestras posibilidades a lo largo de nuestras vidas?
Pues bien, resulta que muchísimo.
La espina dorsal consiste en 32 huesos que cubren y protegen la red de comunicaciones en nuestro cuerpo llamada médula espinal. Es a través de esta red como la inteligencia innata informa y coordina el delicado baile de la vida. El quiropráctico procura mejorar las funciones espinales y del sistema nervioso, con el fin que la inteligencia innata pueda interpretar adecuadamente los retos de la vida, y luego responder ante éstos. El quiropráctico consigue este propósito a través de unas técnicas individualizadas, naturales y seguras, que aplica a lo largo de un programa de cuidados asequibles.
Aquellas personas que ya son conscientes de la importancia de su salud se darán cuenta de la importancia que tienen los aspectos de la vida quiropráctica. Ya sabrán que el ejercicio físico constante, una buena dieta, un bajo nivel de estrés, y una actitud mental equilibrada son aspectos básicos para llegar al 100% de nuestras posibilidades. Sin embargo, no siempre se les ha informado del factor más importante de la ecuación, del cual depende todo lo demás.
Debido a que el sistema nervioso es el sistema regulador de todas las células, tejidos y órganos del cuerpo, todos los otros aspectos del estilo de vida quiropráctico se alcanzan mejor cuando el sistema espinal y nervioso funcionan al máximo de sus posibilidades.
Es poco probable que alcance su capacidad máxima en ningún aspecto de su vida si la expresión de la inteligencia innata de su cuerpo está siendo interferida. Visitar a un quiropráctico consiste en asegurarse de que consigue la expresión plena de su capacidad máxima al minimizar las interferencias. Tal y como dijo Joseph Campbell, “la gran pregunta es si va a poder decir un sí de todo corazón a esta aventura que es la vida”.
Estructura
La medula espinal está constituida por substancia gris y substancia blanca que adoptan una distribución bastante regular. La substancia blanca ocupa la parte externa que rodea la substancia gris, y se compone de fibras ascendentes y descendentes sostenidas por la neuroglia. Al examinar un corte transversal de la medula puede observarse que la substancia gris presenta una disposición en forma de H. La parte horizontal de esta H se denomina comisura gris, y cada una de las puntas recibe el nombre de asta. En consecuencia, existen dos astas ventrales o anteriores y dos astas dorsales o posteriores.
La substancia blanca se dispone en tres columnas o cordones de fibras, anterior o ventral, lateral y posterior o dorsal, que discurren de un nivel del sistema nervioso a otro. Las fibras que se extienden desde un lugar determinado a otro se agrupan en haces denominados fascículos o tractos.
Varias fisuras discurren a lo largo de la medula espinal. En la figura aparecen dos de estas fisuras, la anterior o ventral y la posterior o dorsal. La fisura anterior es más profunda y sirve para identificar la parte frontal de la medula espinal.
La memoria.
La memoria es la capacidad para recordar pensamientos y suele dividirse en dos tipos: memoria a corto plazo y memoria a largo plazo.
Un rastro de memoria en el encéfalo recibe el nombre de engrama. La memoria que a corto plazo está relacionada con acontecimientos eléctricos y químicos: la memoria a largo plazo está relacionada con cambios anatómicos y bioquímicos de las sinapsis.
LA DURA MADRE ESPINAL CONECTADA DESDE EL OCCIPITAL HASTA EL SACRO
La dura madre que envuelve el cráneo a través del periostio y las membranas de la hoz del cerebro la tienda del cerebelo y la hoz del cerebelo tiene una inserción sólida en toda la circunferencia del agujero magno que se encuentra en el occipital y, dos inserciones más en las vértebras dos y tres cervicales en su cuerpo posterior, A partir de ahí desciende libremente hasta el sacro donde tiene otra inserción en el segundo segmento sacro en su porción anterior.
La membrana dural espinal se considera una extensión de la lámina interna o meníngea de la dura madre intracraneal.
La membrana dural termina dentro del conducto sacro al nivel del segundo segmento sacro. Aquí la dura madre espinal reviste estrechamente el filum terminale, sale del conducto sacro por el hiato del sacro y se mezcla con el periostio del cóccix. La porción caudal de la vaina tubular dural, por debajo del 2 segmento lumbar, donde se forma el cono medular, está ocupada por la cola de caballo.
En la columna vertebral a cada lado tenemos los agujeros intervertebrales por donde salen los nervios espinales que se recubren con prolongaciones de la vaina dural que terminan mezclándose en la fascia paravertebral. Estas vainas durales junto con sus nervios son más longitudinales en su orientación en la zona superior que en la inferior. El espacio subdural de la dura madre es mayor del requerido, ya que está ocupado por la zona subaracnoidea, permitiendo algo de movimiento independiente entre la medula espinal y la membrana dural. El espacio epidural entre la vaina dural y el periostio del conducto vertebral también presenta un intervalo grande, en donde se acoplan los plexos venosos.
En condiciones normales de reposo, la anatomía funcional de las conexiones durales entre el occipital y el complejo sacrocoxígeo es tal que los movimientos del occipital se duplican el extremo sacrocoxígeo y a la inversa. Esto es así por la libertad relativa para el deslizamiento longitudinal característico de la dura madre en el conducto vertebral.
Está claro entonces que cualquier disfunción funcional grave o medio grave de la columna vertebral puede restringir la movilidad del tubo dural de la medula espinal y por tanto del IRC. Por la misma continuidad dural las restricciones de movimiento en el occipital repercutirán en el complejo sacrocoxígeo y a la inversa. También es común que dolores lumbares afecten a las vértebras cervicales, a dolores de cabeza y a la inversa.
Por este motivo y mucho más que todavía no llegamos a entender, es muy importante para la salud holística de la persona la total libertad de movimiento de la medula espinal por todo su recorrido vertebral. Por tanto, las técnicas que evalúan y ayudan a este libre movimiento de la medula espinal son muy importantes
La movilidad y posibles restricciones de movilidad de la membrana dural de la medula espinal puede emplearse para buscar disfunciones somáticas que afecten a toda la columna vertebral, al occipital a las vértebras cervicales, al sacro al cóccix y en general a todo el cuerpo. Un nervio pellizcado en un agujero intervertebral repercutirá negativamente a todos los tejidos y órganos donde irradie ese nervio. También las adherencias durales y hernias discales son un problema para la salud perfecta del ser humano.
EVALUAR LA MOVILIDAD DEL TUBO DURAL ESPINAL
Tendremos que explicar al paciente las maniobras a realizar, muy importante que la comodidad del paciente sea buena para que los tejidos conjuntivos estén relajados y así tener una buena exploración.
El paciente se tumbará en decúbito supino sobre la camilla y algún tipo de colcha gruesa, para poder colocar las manos debajo del sacro. El terapeuta se coloca en un lateral de la camilla en la posición central para que una mano pueda colocar en el sacro y la otra en el occipital. La mano del sacro se coloca en posición de cuna encima del sacro y el brazo entre sus piernas. Las yemas de sus dedos están cerca de la zona lumbar y la palma de la mano apoya el cóccix, trata de fundir la mano con el sacro y que si se mueve la mano sea el movimiento del sacro.
Escuchamos atentamente el IRC y percibimos en movimiento respiratorio primario del occipital y del sacro. Ambos tienen un eje transverso y en la flexión o inhalación el occipital se abre y baja en dirección caudal y el sacro también se abre en su 5 lumbar parte posterior y el apéndice del cóccix se interioriza. Ambos se mueven en sincronía en simetría en ritmo y movimiento. Durante la flexión el sacro hace un movimiento de contra nutación y la porción anterior del agujero magno y el tubo dural en su zona anterior se tensan en dirección cefálica y en la fase de extensión es la parte posterior la que se tensa y gala el sacro en movimiento de nutación.
Si existe algún tipo de restricción en el movimiento del occipital o del sacro o de algún segmento vertebral el movimiento no será simétrico y rítmico.
Podemos seguir el movimiento del tubo dural con la mente y observar con el ojo de la mente en que parte de la columna vertebral notamos mayor restricción, o si es en o alrededor del occipital, o el sacro o tal vez en alguna vaina de un nervio espinal.
Si el movimiento es bueno podemos hacer una prueba de frenar el movimiento del occipital y observar el sacro y a la inversa.
Este ejercicio también lo pueden hacer dos terapeutas a la vez intercambiando información y haciendo algún ejercicio para parar el movimiento en un extremo para que el otro terapeuta perciba como se paró el movimiento respiratorio primario.
La Médula espinal no es solamente un conducto nervioso entre la periferia y los diferentes centros sensitivos, sino también es un centro independiente de un grupo de centros que se hallan en íntima relación con un grupo de SHACRAS.
El sistema nervioso simpático y el parasimpático forman una cadena de ganglios o agrupación de nervios que se envuelven en derredor de la médula espinal, constituyen estos un sistema complejo que provee los respectivos impulsos nerviosos a los diferentes órganos como el corazón, pulmones, intestinos, riñones, etc., y ejerce control sobre ellos.