26- Diafragma de la pelvis
El diafragma de la pelvis, también conocido como diafragma pélvico o suelo pélvico, es una estructura muscular que se encuentra en la parte inferior de la pelvis. Está compuesto por un grupo de músculos y tejido conectivo que se extienden desde el hueso púbico en la parte delantera hasta el cóccix en la parte posterior.
El diafragma de la pelvis tiene varias funciones importantes:
- Soporte estructural: Proporciona soporte y estabilidad a los órganos pélvicos, incluyendo la vejiga, el útero (en las mujeres) y el recto. Ayuda a mantener estos órganos en su lugar y evita su descenso o prolapso.
- Control de los esfínteres: Contribuye al control de la micción y la defecación al ayudar a cerrar y abrir los esfínteres urinarios y anales.
- Función sexual: Juega un papel en la función sexual al proporcionar tono y fuerza muscular en la región pélvica, lo que puede influir en la sensación y el rendimiento sexual.
- Estabilidad postural: Contribuye a la estabilidad y el equilibrio del cuerpo al formar parte de la musculatura del núcleo. Trabaja en conjunto con otros músculos abdominales y lumbares para mantener una postura adecuada y facilitar el movimiento.
Un diafragma pélvico saludable y funcional es importante para la salud y el bienestar general. Los problemas en el diafragma pélvico, como debilidad o disfunción, pueden dar lugar a síntomas como incontinencia urinaria, prolapsos, dolor pélvico o disfunción sexual.
El fortalecimiento y el cuidado del diafragma pélvico se pueden lograr a través de ejercicios específicos, como los ejercicios de Kegel, así como a través de terapias especializadas, como la terapia de suelo pélvico. Estas intervenciones pueden ayudar a fortalecer los músculos, mejorar la función y prevenir o tratar los problemas relacionados con el diafragma pélvico.
Poner la mano derecha arriba y la izquierda en el sacro, notar y escuchar las fascias y sus movimientos. En las piernas también notaremos este movimiento de expansión y contracción, pero con un movimiento de rotación interna y rotación externa. Tenemos que encontrar un movimiento rítmico estable y equilibrado. Este diafragma gobernara todos los órganos que haya a su alrededor.
Levantamos la cadera y colocamos la otra mano en el sacro para percibir su ritmo, como lo representa en el dibujo. Aquí en el sacro debemos de pedir permiso al paciente, para ponerles las manos, pues es una zona muy delicada. Con el sólo peso ya tenemos el contacto necesario para la escucha.
Partimos con un tacto suave, lo más ligero posible y nuestra atención viajará hacia los tejidos internos buscando el nudo o tensión interna.
Viajaremos todo lo profundo que nos lleve la intención, hasta encontrar el nudo fascial. Nuestras manos podrán moverse hacia el lugar de la lesión y empezarán a moverse solas, tratando de desatar el nudo del tejido fascial. Permitiremos este movimiento espontáneo hasta que él sólo se pare. Este es el punto del unwinding o desenroscamiento.
Luego vendrá un momento de calma o Still Point. Después de unos segundos o minutos volverá el ritmo del LCR con mayor fuerza y simetría. Hemos relajado unas fibras internas, pero puede haber más y tendremos que repetir la secuencia tantas veces sean necesario.
También tenemos los huesos ilíacos que respiran haciendo un micro movimiento de eversión e inversión. Aquí pondremos nuestras manos a cada lado de la cadera permitiéndonos percibir el movimiento respiratorio primario en los huesos ilíacos. Si uno de ellos no respira, tendremos que bloquear el que si respira para llevar con nuestra intención el LCR hacia el lado que no respira. También tendremos que hacer después de la parada un desenroscamiento y dejar que suceda el nuevo ajuste. Muy probablemente percibamos que ahora cada hueso ilíaco respira a diferente ritmo como en el caso de las piernas.
De nuevo tendremos que inducir las paradas del impulso rítmico craneal las veces que hagan falta, hasta que percibamos movimiento respiratorio primario en perfecto equilibrio y simetría en los huesos ilíacos.
ANATOMIA DEL SUELO PELVICO
Los músculos en del suelo de la pelvis, junto con las fascias que cubren sus superficies externas e internas reciben el nombre de diafragma pélvico. Este diafragma tiene forma de embudo y constituye el suelo de la cavidad abdominopélvica, sosteniendo las vísceras pélvicas, e incluso todo el abdomen. Está atravesado por el conducto anal y la uretra en ambos sexos y en la mujer también por la vagina.
Los músculos del suelo de la pelvis son:
El elevador de ano, que se divide en dos partes, el pubococcígeo y el iliococcígeo.
El pubococcígeo tiene su origen en el pubis. Sostienen y eleva ligeramente el suelo de la pelvis, resiste el aumento de la presión intraabdominal y lleva el ano hacia el pubis contrayéndolo.
El músculo iliococcígeo tiene su origen en la espina isquiática y la inserción la tiene en el cóccix. Este también sostiene y elevar ligeramente el suelo de la pelvis, resiste el aumento de la presión intraabdominal y lleva el ano hacia el pubis contrayéndolo. El músculo isquiococcígeo tiene su origen en la espina isquiática y su inserción en la parte inferior del sacro y superior del cóccix. Este músculo sostiene y eleva ligeramente el suelo de la pelvis, resiste la presión intraabdominal y tracciona del cóccix hacia adelante después de la defecación o el parto.
Todos estos músculos son inervados por los nervios sacros S3 y S4.
TRATAMIENTO PARA RELAJAR EL SUELO DE LA PELVIS
Nos colocamos en la postura ginecológica, como si la mujer fuera a parir. Las piernas abiertas y ahí tendremos toda la pelvis, todo el diafragma menor, para estudiarlo.
Esto es el suelo de la pelvis, como una amaca, con músculos muy poderosos que están soportando todo el peso del sistema órgano visceral, con todas las presiones, cargas y descargas que ahí suceden. Musculatura que es captadora de emociones, sobre todo de emociones de la experiencia sensual.
De momento sólo nos interesará sobre todo los músculos laterales: los músculos pubocoxigeos, coccígeos, el arco tendinoso de inserción coccígeo, el pubo-rectal y el pubo-vaginal, músculos llamados elevadores del ano.
Es la zona de los órganos del recto, la vagina y la uretra y por delante el diafragma uro-genital, que es el diafragma que cierra el conducto de la orina, diafragma que a voluntad lo puedes controlar.
El paciente se coloca en decúbito lateral y le colocamos un cojín o una cuña entre las rodillas y la cadera de arriba la colocamos entre 90 y 120 grados. Si no se puede colocar las dos piernas sólo pondremos una de ellas, si el paciente está apoyado en el lado derecho pondremos la pierna izquierda a 90 grados. Esto es para tener un abordaje correcto de la zona, el paciente se colocará en ropa interior.
Haremos una presión con los pulpejos de los dedos con una dirección craneal con un poco de oblicuo externo, hacia el hombro. Intentaremos abarcar la mayor cantidad de músculos.
Primero haremos un ligero contacto con la zona para sentir el movimiento respiratorio del suelo de la pelvis que es en eversión e inversión, abriendo la pelvis y cerrándola. Cuando sentimos que hay una insuficiencia respiratoria en la zona primero iremos en el sentido de la lesión, para desenroscar el nudo fascial, luego haremos una parada neurológica acompañando el vaciado y luego retomaremos el nuevo movimiento respiratorio, llevándolo hacia el sitio de la corrección.
Si fuera necesario repetir la técnica varias veces así lo haremos hasta que el suelo pélvico respire en buena simetría, amplitud y ritmo.
Tenemos otra manipulación más mecánica que la haremos de esta manera: introduciremos en estos grupos musculares una mayor presión, hasta sentir que el suelo pélvico cede a la presión y los dedos se introducen con mucha facilidad, como el ejemplo de la cuchara introduciéndose en la miel. Si nos tropezamos con un tope óseo, será el isquion y eso nos indicará que no estamos en la zona exacta, pues estaremos en inserciones musculares isquiótibiales.
La dirección de la presión es hacia el hombro y no hay ninguna barrera ósea, en dicha musculatura. La zona que nos interesa es la musculatura de la base pélvica y dispone de mucha elasticidad y la mano puede entrar muy hacia dentro si la zona se relaja lo suficiente, si no es así notaremos como ni siquiera una falange se introduce en el interior.
Aquí nos podemos encontrar con enorme rigidez de la zona, a lo mejor más en las mujeres que en los hombres. Después de estas manipulaciones es muy posible que la zona se ensanche, así como también el útero. Si existiera algún anticonceptivo como el Diu es posible que a posteriori baile en su interior y entonces se tenga que colocar otro más grande. Es posible que no se consiga en una sesión, pero a la larga el suelo pélvico cederá y se reactivará la información de todo el suelo pélvico. Después de esta manipulación parecida a la de los puntos gatillos del suelo de la boca, volveremos a testar el movimiento respiratorio primario a ver si hemos mejorado su amplitud. Si este ha mejorado la manipulación ha sido correcta, si no es así volveremos a intentar el desbloqueo de diafragma del suelo de la pelvis.
Así que haremos el movimiento respiratorio primero, el movimiento mecánico después y el movimiento respiratorio al final.
Esto es una excelente técnica post-parto, ya que es muy importante el ajuste del suelo pélvico después de haber dado a luz para evitar la secuela de los úteros caídos la optosis uterina y en el hombre la optosis de próstata. Es muy recomendable hacer esta técnica ante cualquier trastorno ginecológico, dolores de menstruación, falta o exceso de menstruación, menopausia, infecciones vaginales, casi siempre es recomendable esta técnica, pues son músculos que incluso en la noche están comprimidos. Estos músculos producen un bombeo en la pared del útero y este bombeo hace que segregues el propio flujo antiséptico natural y muchas veces cuando esto no existe se produce deshidratación en la mucosa vaginal y esto modifica el PH y esto provoca que seamos más propensos a las irritaciones y a las infecciones.
En la mujer tenemos la vagina como segunda vía de eliminación, ya que cuando los riñones están atascados o se padece estreñimiento la siguiente vía de eliminación es la vagina. Por eso el exceso de flujo puede ser una reacción positiva del cuerpo. Muchas de las toxinas u omotoxinas que no pueden ser eliminadas ni por el riñón ni por vía rectal, ni por la piel, ni por vía respiratoria, se eliminarán por vía vaginal.
En las ciáticas de las embarazadas deberemos de hacer primero la descompresión de la L5 y la S1, y después hacer la escucha del movimiento respiratorio del suelo de la pelvis, con su ajuste correspondiente.
La mejor forma de obtener la tensión necesaria para aguantar todo el peso genito-visceral, será trabajar el diafragma pélvico y así evitar la posible incontinencia urinaria de la mujer y los problemas uterinos y rectales a la larga. Si a esto le hacemos una osteopatía visceral para la vejiga, la uretra y el riñón y encajar de nuevo el útero, será muy beneficioso para la madre que acaba de dar a luz.
Toda esta zona es muy captadora de emociones de la experiencia sensual o sexual.
Es muy posible que muchas mujeres que no tienen el orgasmo tengan toda esta zona como un bloque, esclerotizada y rígida. Ya que el orgasmo produce la contracción de la vagina y esta produce la contracción de los músculos del diafragma pélvico, creando un bombeo mutuo entre ambos.
Si no existe este orgasmo es muy posible que se bloquee la experiencia verbal y la experiencia se quede retraída, contenida, esclerotizada, calcificada, anquilosada, en un circuito cerrado. Este suelo pélvico cumple muchísimas funciones muy sensoriales y de experiencia.