31- El pie
El pie es una estructura anatómica compleja que forma la base de soporte y locomoción del cuerpo humano. Está compuesto por múltiples huesos, articulaciones, ligamentos, músculos y tejidos blandos que trabajan en conjunto para proporcionar estabilidad, equilibrio y movimiento.
El pie se divide en tres partes principales: el retropié, el mediopié y el antepié. El retropié incluye el talón y la parte posterior del pie, el mediopié abarca el arco del pie, y el antepié comprende la parte delantera del pie, incluyendo los dedos.
Funcionalmente, el pie desempeña varias funciones importantes. Actúa como una plataforma de soporte que distribuye el peso corporal durante la bipedestación y la locomoción. También absorbe impactos y ayuda en el impulso y la propulsión al caminar, correr y saltar.
Además de su función mecánica, el pie también tiene una gran cantidad de terminaciones nerviosas y receptores sensoriales. Estos receptores sensoriales permiten la percepción táctil, el equilibrio y la propriocepción, que es la capacidad de detectar la posición y el movimiento del propio cuerpo.
El cuidado adecuado del pie es importante para mantener la salud y prevenir lesiones. Esto puede incluir el uso de calzado adecuado, realizar ejercicios de fortalecimiento y estiramiento y, mantener una buena higiene.
La fisiología de los músculos del pie, más allá de la especificidad de cada uno de ellos, tiene una cualidad global de corrección para conservar la simplicidad de los movimientos básicos del pie,
manteniendo siempre al mismo tiempo la diversidad -de combinaciones impuestas por el apoyo en el suelo y las posibilidades de propulsión.
Los músculos del pie y de la pierna tienen otra cualidad aún más importante, la complementariedad entre agonistas y antagonistas para crear un sistema de compuesta y dar rigidez y estabilidad a este puzle esquelético durante los diversos apoyos.
Con este cuarto volumen centrado en las cadenas musculares, en este caso las inferiores, el autor pretende hacer comprender correctamente la mecánica de la pelvis, clasificar las cadenas musculares de los miembros inferiores, profundizando y precisando la fisiología muscular, y dar a entender la necesidad de prolongar la influencia de las vísceras sobre dichas cadenas, ya que cuando se vislumbra esta posibilidad de acción, los problemas de rótula, de bóveda y las diferencias de los miembros inferiores adquieren otra perspectiva.
La biomecánica de la pelvis
La movilidad en anterioridad-posterioridad del ilíaco
La anterioridad ilíaca
La anteversión de la pelvis
La posterioridad ilíaca
La retroversión de la pelvis
La torsión de la pelvis
- La torsión de la pelvis y el sacro
- La torsión de la pelvis y de la columna lumbar
- La torsión de la pelvis y los miembros inferiores
La movilidad en apertura-cierre del ilíaco
La apertura ilíaca y el miembro inferior
La apertura de la pelvis y la columna lumbo-sacra
El cierre ilíaco y el miembro inferior
El cierre de la pelvis y la columna lumbo-sacra
La hemipelvis en apertura y la hemipelvis en cierre
- La pelvis en apertura-cierre
- La pelvis en apertura-cierre y la columna vertebral lumbosacra
- El ilíaco y las lesiones en superioridad y en inferioridad
Las desigualdades de los miembros inferiores
Diagnóstico de un falso miembro largo y de un falso miembro corto
- El test de alargamiento
- El test de acortamiento
Diagnóstico de un verdadero miembro largo y de un verdadero miembro corto
Las modificaciones del ancho de la pelvis
Capítulo II. La fisiología de los músculos de los miembros inferiores
- El psoas ilíaco
- Los obturadores interno y externo
III. El cuadrado crural
- El piramidal
- Los glúteos
- El glúteo mayor
- El glúteo mediano
- El glúteo menor
- El sartorio
- VII. El tensor de la fascia lata
- VIII. El recto interno
- Los abductores
- El abductor mayor
- El abductor mediano
- El abductor menor
El pectíneo
- Los isquiotibiales
- El semimembranoso
- El semitendinoso
- El bíceps femoral
- El poplíteo
XII. El cuádriceps
- El recto anterior
- El vasto externo
- El vasto interno
- El crural o vasto intermedio
XIII. El tríceps sural
- El gemelo externo
- El gemelo interno
- El sóleo
XIV. Los músculos retromaleolares externos
- El peroneo lateral largo
- El peroneo lateral corto
- Los músculos retromaleolares internos
- El tibial posterior
- El flexor largo de los dedos
- El flexor largo del primer dedo
XVI. Los músculos de la cara anterior
- El tibial anterior
- El extensor largo del primer dedo
- El extensor largo de los dedos
- El peroneo anterior
XVII. Los músculos del pie
- Cara dorsal
- El extensor corto de los dedos o pedio
- El extensor corto del primer dedo
- Cara plantar
- Los interóseos plantares
- Los lumbricales
- El cuadrado plantar o flexor accesorio
- El flexor corto de los dedos o flexor corto plantar
- El flexor corto del primer dedo
- El aductor del primer dedo
- El abductor oblicuo y transverso del 1er dedo
- El flexor corto del quinto dedo
- El abductor del quinto dedo
- El oponente del quinto dedo
Capítulo III. Las cadenas musculares del miembro inferior
- La cadena estática lateral
- Objetivos de la cadena estática lateral
- Recorrido de la cadena estática lateral
- Composición de la cadena estática lateral
- La cadena de flexión
- Objetivos de la cadena de flexión
- Recorrido de la cadena de flexión
- Composición de la cadena de flexión
- Influencias dinámicas de la cadena de flexión
- Influencias estáticas de la cadena de flexión
- El flexum de la rodilla
- El flexum del tobillo
- El flexum de la bóveda plantar
- – los dedos en martillo
- – las espinas calcáneas
Influencias propioceptivas de la cadena de flexión
- A nivel anterior de la cadera
- A nivel posterior de la rodilla
- A nivel anterior del tobillo
- A nivel posterior de los dedos
Influencias viscerales sobre la cadena de flexión
- III. La cadena de extensión
- Objetivos de la cadena de extensión
- Recorrido de la cadena de extensión
- Composición de la cadena de extensión
- Influencias dinámicas de la cadena de extensión
- Influencias estáticas de la cadena de extensión
- El recurvatum de la rodilla
- La enfermedad de Osgool-Schlatter
- El síndrome de compresión de la rótula
- El pie plano y los problemas en la consecución de resultados. (dolores perforantes)
Influencias propioceptivas de la cadena de extensores
- A nivel posterior de la cadera
- A nivel anterior de la rodilla
- A nivel posterior del tobillo
- A nivel anterior de los dedos
Influencias viscerales sobre la cadena de extensión
- La cadena de apertura
- Objetivos de la cadena de apertura
- Recorrido de la cadena de apertura
- Composición de la cadena de aperturaInfluencias dinámicas de la cadena de apertura
Influencias estáticas de la cadena de apertura
- El varo de la rodilla
- El pie girado externo
- – El quintus varus
- – El pie cóncavo
- La espina calcánea
- Influencias propioceptivas articulares de la cadena de apertura
- Influencias viscerales de la cadena de apertura
- La cadena de cierre
- Objetivos de la cadena de cierre
- Recorrido de la cadena de cierre
- Composición de la cadena de cierre
- Influencias dinámicas de la cadena de cierre
- Influencias estáticas de la cadena de cierre
- La coxartrosis
- El valgo de la rodilla
- – La subluxación de la rótula
- El pie girado interno
- – El hallux valgus
Influencias propioceptivas articulares de la cadena de cierre
- A nivel interno de la cadera
- A nivel externo de la rodilla
- A nivel externo del tobillo
Influencias viscerales de la cadena de cierre
- Complementariedad de las cadenas del miembro inferior
- Complementariedad de las cadenas de flexión-extensión
- Equilibrio estático
- Equilibrio dinámico
- Complementariedad de las cadenas de apertura-cierre
- Equilibrio estático
- Equilibrio dinámico
- Complementariedad de todas las cadenas del miembro inferior
- Equilibrio estático
- Equilibrio dinámico
- Equilibrio comportamental
Causa:
Se trata de la inflamación de la inserción de la aponeurosis plantar sobre el calcáneo (mirar foto), aunque a veces en otros lugares del talón. Es típico el dolor al levantarse de la cama que disminuye después de andar un rato. Se debe a una sobrecarga en la que influyen un exceso de pronación y/o el aumento brusco de la intensidad o volumen de entrenamiento. En ocasiones y en lesiones crónicas se osifica la inserción de la fascia, formando el llamado espolón calcáneo, que sin en definitiva consecuencia y no causa de la lesión.
Como otras causas generales se describen: Usar zapatos de tacón alto,aumentar de peso, caminar más, estar parado por más tiempo o subir escaleras.
Si se usan zapatos de tacón alto por mucho tiempo, la fascia plantar se puede acortar. El dolor se produce cuando se trata de estirar una fascia que se acortó. Este estiramiento doloroso se puede producir, por ejemplo, cuando uno camina descalzo al bajarse de la cama a la mañana. Si se aumenta de peso, se tendrá más posibilidad de tener fascitis plantar, sobre todo si camina mucho o está parado por mucho tiempo y el calzado no tiene protección para el talón. Normalmente hay un acolchado de tejido graso debajo del hueso del talón. Al aumentar de peso, este acolchado se puede romper y producir dolor al apoyar el pie.
Los ultramaratonianos podemos sufrir de fascitis plantar cuando cambiamos el ritmo de entrenamiento y aumentamos la distancia recorrida o la frecuencia de su entrenamiento. También se puede producir cuando cambia la superficie del terreno donde se está entrenando, o si el calzado está gastado y no brinda suficiente protección para los talones.
Si el arco del pie es demasiado pronunciado o muy poco, la probabilidad de sufrir de fascitis plantar es mayor que si el arco es normal.
Cuando se lesiona la fascia se hace sensible a la palpación toda la bóveda plantar, pero conforme aumenta la tensión por excesivo y/o incorrecto trabajo el dolor se fija cerca del talón, haciéndose muy sensible a la presión la zona delantera del hueso calcáneo. Justamente donde se inserta el haz fibroso de la fascia.
El talón duele al andar y correr, y al ponerse de pie después de un rato sentados. También duele cuando se extiende la planta del pie tirando de los dedos hacia nosotros. Y después de una prueba o entrenamiento fuerte, al enfriarnos. Cuando la lesión se torna crónica cualquier roce de la zapatilla o el calzado, incluso andando deprisa, despierta el dolor. Pero puede atenuarse una vez se ha calentado la zona, para volver a incidir a modo de «punzada» muy localizada cuando se enfría nuevamente el talón.
Las molestias son casi siempre pasajeras y se autoextinguen. Pero si persistieran debemos buscar una solución rápida, pues suelen cronificarse si no eliminamos la causa (calzado incorrecto, mala pisada por defecto estático, entrenamiento inadecuado, terreno de entrenamiento muy duro, etc.).
Tratamiento:
Se puede correr con fascitis plantar, pero hemos de bajar la intensidad del entrenamiento, evitando hacer éste en asfalto, observando el desgaste de las zapatillas (y cambiándolas si procede), buscando terrenos más blandos y utilizando vendajes para correr (o alguna buena talonera que amortigüe bien) junto con hielo después.
Una buena prevención consiste en incluir en nuestro programa de estiramientos post-entreno el de la planta del pie, tirando de los dedos y antepie hacia nosotros durante veinte segundos. Igualmente es preciso usar varios pares de zapatillas y cambiarlas con asiduidad. Y si se conocen problemas de pisada utilizaremos las plantillas correctoras oportunas.
Podríamos esquematizar los tratamientos a seguir de la siguiente manera:
-Disminución del entreno o reposo según las molestias.
-Aplicación de hielo (10m) después de correr y antes de dormir.
-Estiramientos de la planta y de los gemelos.
-Masaje durante 5 minutos de la planta del pie con una pelota de golf o de tenis.
-Masaje transverso profundo.
-Fortalecimiento de la musculatura plantar (30 seg de contracciones isométricas).
-Usar zapatillas estables.
-Plantilla ortopédica para todos los zapatos y zapatillas.
-Aplicación de taping(vendaje) para correr.
Estiramientos para la Fascitis Plantar:
Espolón Calcáneo:
La tracción continua de la fascia plantar sobre su inserción tendinosa en el talón puede originar calcificación tendinosa y ello ocasionar, producto de las repetidas inflamaciones o fascitis, un sobrecrecimiento óseo anterior o lateralizado al que llamamos espolón calcáneo. Es la peor complicación de una fascitis plantar.
Si el espolón está lateralizado (o no totalmente centrado) la solución no será una talonera de descarga estándar, pues los fabricantes tienden a poner el agujero, para un hipotético descanso del saliente óseo, en situación central, con lo que el espolón sigue rozando e irritando. Es más adecuado un vendaje funcional similar al de la fascitis pero almohadillando alrededor del saliente con piezas de «foam».
Evolución:
Antes de la cirugía hay que intentar todo el protocolo de tratamiento de la fascia plantar, al menos durante seis meses. La técnica quirúrgica más empleada consiste en un «limado» del hueso, que volverá a crecer con el tiempo.
La fascitis es una lesión muy manejable con medidas de autoayuda en una fase inicial. Pero si persisten las molestias habrá que iniciar sin tardar un tratamiento rehabilitador, básico para todo corredor que la padezca.
Apoyo del Pie Universal
Un corredor con apoyo universal (o normal) comienza el movimiento de desarrollo de la pisada por el exterior del talón. Antes de llegar al suelo, el pie se inclina hacia el exterior. Cuando interviene el contacto, la punta del pie está todavía dirigida hacia fuera, los dedos están alzados. Esta primera fase dura unos 30 milisegundos.
Rápidamente el apoyo progresa hacia delante e interior del pie. En este momento la tensión de la bóveda plantar aumenta. En carrera lenta, el paso de atrás hacia delante del apoyo tarda unos 100 milisegundos.
Cuando el apoyo llega a la parte delantera, continúa el movimiento de despliegue del exterior hacia el interior. La fuerza final la da principalmente el dedo gordo. En el último momento, puede abrirse nuevamente hacia el exterior. La fase de propulsión dura asimismo unos 100-120 milisegundos.
En total el despliegue del pie en el suelo durante la carrera lenta habrá durado en total 1/4 de segundo. A mayor velocidad, este tiempo disminuye. Aparte de ello, un corredor elástico queda menos tiempo en el suelo que un corredor que no lo sea (a igual velocidad).
En el caso particular de la carrera, la manera de beneficiarse de la energía elástica consiste en limitar el impacto sobre el talón y tender hacia un apoyo en la planta del pie. En este caso, la bóveda plantar y el tendón de aquiles podrán intervenir en la restitución de la energía.
Se considera que al menos un 40% de los corredores presentan este apoyo.
Hiperpronación
La pronación se refiere un movimiento hacia el interior. El despliegue empieza por el exterior como siempre, pero rápidamente bascula hacia el interior, y lleva el peso del cuerpo sobre el borde interno del pie. El movimiento finaliza sobre el dedo gordo del pie de una manera muy marcada. En caso de pronación muy marcada el ataque al suelo se puede hacer directamente por el interior del talón, pero eso es muy raro.
Habida cuenta del ataque externo, hay que tener en cuenta que un talón gastado en el exterior no significa obligatoriamente una supinación.
En la hiperpronación, después de que el talón contacta el piso por su lado externo, el tobillo realiza el movimiento de pronación, sin embargo, es muy común que los tobillos de muchos atletas realicen este movimiento en exceso. Cuando esto sucede sobre todo en el primer apoyo, es común que la bóveda plantar se colapse en exceso, observándose como el corredor pisa en exceso hacia adentro.
Con el uso frecuente y con la cantidad de kilómetros las zapatillas se van deformando hacia sus lados internos, especialmente cuando el calzado deportivo carece del diseño y de los aditamentos específicos para corregir o paliar dicha alteración. Como el movimiento de giro o rotación interna del tobillo se da en exceso, además de colapsar de más la bóveda plantar, la pierna también es torcida excesivamente, promoviendo a que la rodilla se salga de su alineación normal con respecto a la pierna, hacia abajo, y con respecto al muslo, hacia arriba.
Por lo tanto, ésta alteración es la generadora de una gran cantidad de lesiones en los corredores. Es decir, ésta alteración se considera como tal cuando el eje del talón (la línea sobre el calzado) pierde su perpendicularidad con respecto al suelo, describiendo un ángulo menor a 90º.
Pero surge algo importante. No todos los atletas sobrepronan en la misma intensidad. Es decir, algunos deportistas presentan sobrepronación muy leve (casi imperceptible) o leve, existen los casos de sobrepronación moderada y algunos atletas logran deformar marcadamente sus tenis hacia adentro, definiendo una sobrepronación severa. Todo radica en el grado de desviación interna mostrado por el calzado deportivo en un análisis biomecánico o en forma sencilla, al observar el desgaste y deformaciones de las zapatillas usadas.
Y los síntomas causados por la sobrepronación son así de variados. Se dan los casos de corredores con sobrepronación leve que padecen infinidad de dolencias y lesiones en los pies, piernas, rodillas etcétera, hasta aquellos que con una gran deformación interna de su calzado (y por lo tanto, son sobrepronadores severos), nunca han padecido de dolores o lesiones significativas. De ahí la importancia de señalar que muchos corredores tienen un estilo específico de pisada y además presentan un cierto grado de sobrepronación y por lo tanto, requieren de unos cuantos modelos de zapatillas que tengan los aditamentos y diseños específicos para corregir X grado de sobrepronación.
La sobrepronación, cuyos efectos más negativos se generan en la fase del primer apoyo (aunque también se manifiesta en muchos casos en el segundo apoyo e inclusive durante la fase de despegue), según las estadísticas de los especialistas es una alteración muy común. Aproximadamente entre un 50%-60% del total de la población de corredores padece algún grado de sobrepronación.
Supinación
En este caso el pie gira según su eje longitudinal hacia el exterior del pie. El borde interno del pie tiene tendencia a elevarse mientras que el externo se aplasta baja el peso del cuerpo. El despliegue empieza sobre la parte externa del talón, pero enseguida en vez de evolucionar hacia el interior, se prolonga por el borde externo del pie para finalmente volver hacia el interior en la fase final.
Los tobillos no tienen la fuerza requerida para ejecutar el movimiento de pronación, provocando entonces que los pies continúen supinando en las siguientes pases de apoyo sobre el suelo. Al no pronar, los pies no pueden amortiguar de manera natural el impacto, y esto a su vez repercute nuevamente en las rodillas y otras partes de su cuerpo. Esta alteración recibe también el nombre de Débil pronación, ya que designa a aquellos tobillos que no tiene la fuerza suficiente para realizar el movimiento de pronación. Por lo tanto, la débil pronación queda definida cuando el eje del talón (la línea sobre el calzado) también pierde su perpendicularidad con respecto al suelo, pero ahora describe un ángulo mayor a 90°.
Esta alteración es poco frecuente, aproximadamente el 10% del total de corredores son supinadores, y a menudo se confunde con el desgaste excesivo de la zona externa del talón. Los supinadores comprimen y desgastan sus zapatillas a todo lo largo de los bordes externos y no sólo en la zona del talón.
Variaciones de la Huella y su estudio
Sin embargo, la evidencia ha demostrado que muchas veces los pies en posición estática pueden comportarse en forma totalmente distinta al estar en movimiento, ya sea descalzos y por supuesto, al desplazarse durante la carrera. Se dan los casos de que un par de perfectos pies normales en posición estática pueden transformarse en pies planos durante la carrera; o los pies cavos en posición estática, pueden cambiar a pies normales y en ocasiones hasta en pies planos durante la carrera. Por lo tanto, la huella plantar únicamente nos da una primera aproximación de lo que puede esperarse del mismo pie pero sin movimiento.
De aquí la importancia que la exploración de los pies de un atleta se realice tanto en posición estática como en movimiento (si es posible, corriendo), revisando además su historial de lesiones y analizando a su vez los desgastes, deformaciones y alteraciones del calzado deportivo usado, ya que las zapatillas usadas muestran en forma fidedigna lo que le ocurre a los tobillos y los pies del deportista durante la acción deportiva. Al tomar en cuenta todos estos elementos, el diagnóstico acerca del tipo de pisada de cada atleta será más preciso.