32- La mandíbula o A.T.M.
La mandíbula, también conocida como articulación temporomandibular (ATM), es una articulación que conecta el cráneo con la mandíbula inferior. Esta articulación es esencial para la masticación y otras funciones relacionadas con la boca, como hablar y tragar.
La ATM se compone de varias estructuras, incluyendo el hueso temporal del cráneo y la mandíbula inferior. Entre estos dos huesos hay un disco articular que ayuda a amortiguar los movimientos y a distribuir las cargas durante la masticación.
La mandíbula y la ATM están rodeadas por músculos, ligamentos y tejidos blandos que ayudan a estabilizar y mover la articulación. Estos músculos permiten movimientos como abrir y cerrar la boca, mover la mandíbula de lado a lado y realizar movimientos de masticación.
Cuando hay disfunciones en la ATM, pueden surgir problemas como dolor, chasquidos, limitación en la apertura de la boca y dificultad para masticar. Estos problemas pueden ser causados por diversos factores, como el estrés, el bruxismo (apretar y rechinar los dientes), lesiones traumáticas, mal oclusiones dentales y malos hábitos posturales.
La ATM es un elemento funcional bilateral que actúa equilibrando el cráneo sobre la columna cervical, la relación muscular entre las tres estructuras es muy estrecha y como sucede en el resto del cuerpo, todo guarda relación. Nada funciona sin solicitar ayuda de zonas anexas, una lesión cervical puede afectar a la mecánica de la ATM y viceversa. En el primer caso, el factor postural a nivel cervical radica en disfunciones en ATM. La ATM en una fase postural normal no es una articulación de carga de peso, pero una mala oclusión dental o el mal estado de la dentición puede provocar una sobrecarga articular y provocar chasquidos, rechinar o bruxismo. Con el paso del tiempo terminarán afectando el equilibrio que forman columna cervical, cráneo y mandíbula.
La ATM tiene dos tipos de movimiento, en bisagra y por deslizamiento. El movimiento de bisagra se refiere al deslizamiento que sufre el maxilar inferior hacia delante, hacia el tubérculo temporal. Paralelamente a este movimiento se produce el de deslizamiento. Los músculos pterigoideos externos actúan sobre la articulación para que cada uno de los dos vientres que lo componen tiren del menisco y pueda realizar los dos movimientos, bisagra y deslizamiento, de manera sincronizada.
La disfunción de la articulación podemos observarla cuando se produce la apertura y cierre de la boca con desviaciones laterales. La disfunción puede ser unilateral, bilateral y no necesariamente tiene que ir acompañada de dolor.
Si el paciente no puede realizar una apertura suficiente de la boca como para introducirse los dedos índices, medio y anular en sentido vertical, nos encontramos con una limitación de la ATM. Introduciendo el dedo meñique de cada mano en los conductos auditivos externos podremos seguir el movimiento articular mientras el paciente realiza la apertura y cierre de la boca. Atrapando la barbilla lateralizaremos el maxilar inferior de un lado al otro buscando alguna restricción de movilidad que nos confirme una subluxación anterior o posterior, con una posible afección de meniscos.
Realizaremos una palpación de toda la musculatura relacionada con la ATM para buscar puntos dolorosos que luego trataremos, son los puntos gatillo. Complementariamente el paciente realizará aperturas y cierre de la boca, observaremos y palparemos restricciones musculares.
Debemos comprobar también si hay disfunción el trigémino, quinto nervio craneal que inerva el masetero y temporal. Realizaremos la prueba del reflejo mandibular colocando dos dedos en el mentón del paciente y con una apertura no forzada de la boca golpearemos con el martillo. Si el reflejo no obliga al paciente a cerrar la boca o si el cierre es muy ligero nos encontramos ante una disfunción del quinto nervio craneal.
SINDROME DEL ATM
El síndrome del ATM o articulación temporo-mandibular es el conjunto de síntomas patológicos relacionados con la función o incluso la estructura de la articulación temporo-mandibular.
Esta articulación es doble y se encuentra a cada lado de la cabeza y se encarga de las uniones de la mandíbula inferior para permitir a esta abrirse y cerrarse y se encuentran justo enfrente de la abertura del oído.
Esta articulación nos permite abrir la boca y cerrarla para el acto de masticar. Si colocamos los dedos índices de las manos a cada lado de las orejas y abrimos y cerramos la boca, sentiremos estas articulaciones moviéndose a través de la pared frontal del canal auditivo.
Esta articulación es de gran importancia para el cuerpo humano ya que nos permite masticar, morder, hablar, respirar, etc.
Cuando esta articulación falla o nos genera problemas podemos generar todo un síndrome de incapacidades o enfermedades, como dolores de cabeza, de cuello, de espalda, problemas para masticar y por tanto problemas digestivos, visuales, así como cambios en nuestra conducta, personalidad e incluso problemas de ansiedad, irritabilidad o de depresión. Esta articulación puede generar castañeos, crujidos e incluso se puede bloquear en posición cerrada o abierta.
Esta articulación si se lesiona puede generar muchísimo dolor.
Los dentistas han estado intentando solucionar correctamente los problemas de esta articulación, aunque sus resultados no han sido todo lo holísticos posibles.
La mayoría de los tratamientos dentales o mandibulares consisten en reposicionar y forzar las mandíbulas o los dientes con relación a los otros. En esta articulación existen muchas tensiones y presiones que bloquean el libre funcionamiento de esta articulación.
La articulación temporo-mandibular es después del esfenoides, es el hueso de más movimiento e importancia, con respecto al IRC.
Lesiones osteopática en ATM
La ATM es un elemento funcional bilateral que actúa equilibrando el cráneo sobre la columna cervical, la relación muscular entre las tres estructuras es muy estrecha y como sucede en el resto del cuerpo, todo guarda relación. Nada funciona sin solicitar ayuda de zonas anexas, una lesión cervical puede afectar a la mecánica de la ATM y viceversa. En el primer caso, el factor postural a nivel cervical radica en disfunciones en ATM. La ATM en una fase postural normal no es una articulación de carga de peso, pero una mala oclusión dental o el mal estado de la dentición puede provocar una sobrecarga articular y provocar chasquidos, rechinar o bruxismo. Con el paso del tiempo terminarán afectando el equilibrio que forman columna cervical, cráneo y mandíbula.
La ATM tiene dos tipos de movimiento, en bisagra y por deslizamiento. El movimiento de bisagra se refiere al deslizamiento que sufre el maxilar inferior hacia delante, hacia el tubérculo temporal. Paralelamente a este movimiento se produce el de deslizamiento. Los músculos pterigoideos externos actúan sobre la articulación para que cada uno de los dos vientres que lo componen tiren del menisco y pueda realizar los dos movimientos, bisagra y deslizamiento, de manera sincronizada.
La disfunción de la articulación podemos observarla cuando se produce la apertura y cierre de la boca con desviaciones laterales. La disfunción puede ser unilateral, bilateral y no necesariamente tiene que ir acompañada de dolor.
Si el paciente no puede realizar una apertura suficiente de la boca como para introducirse los dedos índices, medio y anular en sentido vertical, nos encontramos con una limitación de la ATM. Introduciendo el dedo meñique de cada mano en los conductos auditivos externos podremos seguir el movimiento articular mientras el paciente realiza la apertura y cierre de la boca. Atrapando la barbilla lateralizaremos el maxilar inferior de un lado al otro buscando alguna restricción de movilidad que nos confirme una subluxación anterior o posterior, con una posible afección de meniscos.
Realizaremos una palpación de toda la musculatura relacionada con la ATM para buscar puntos dolorosos que luego trataremos, son los puntos gatillo. Complementariamente el paciente realizará aperturas y cierre de la boca, observaremos y palparemos restricciones musculares.
Debemos comprobar también si hay disfunción el trigémino, quinto nervio craneal que inerva el masetero y temporal. Realizaremos la prueba del reflejo mandibular colocando dos dedos en el mentón del paciente y con una apertura no forzada de la boca golpearemos con el martillo. Si el reflejo no obliga al paciente a cerrar la boca o si el cierre es muy ligero nos encontramos ante una disfunción del quinto nervio craneal.
Musculatura
En la pérdida de amplitud en la apertura de la boca influyen temporal y masetero; el temporal se inserta en la apófisis coronoides de la mandíbula, el masetero abarca desde el arco cigomático al ángulo externo de la mandíbula. Los dos músculos son los principales elevadores de la mandíbula. El temporal además realiza la retropulsión de la mandíbula cuando esta adelantada y participa en los desplazamientos laterales.
En las restricciones laterales del maxilar inferior influyen pterigoideo lateral y medio que se insertan en la superficie interna de la mandíbula. La antepulsión de la mandíbula es realizada también por estos músculos.
Otros músculos que participan en la masticación y que pueden influir en la estática de la ATM son los suprahioideos (digastrio, geniohioideos y milohioideo) que también están inervados por la rama motora del trigémino.
Sobre otras estructuras de sostén como son los ligamentos no actuaremos directamente, cualquier disfunción ligamentaria estará muy relacionada con las restricciones a nivel articular salvo en alguna lesión traumática. El ligamento lateral temporomandibular es probablemente el más importante, que refuerza lateralmente la cápsula articular e impide la retropulsión mandibular.
Etiología en disfunción ATM. A nivel local podemos encontrar:
- Artritis.
- Procesos degenerativos.
- Luxaciones.
- Traumatismos.
- Prótesis dentales inadecuadas, extracciones dentales, pérdida de piezas dentales.
- Factores indirectos:
- Neuralgias del trigémino, nervio facial
- Mala oclusión dental
- Lesión mecánica cervical, sobre todo desde occipucio a C4, pudiendo influir el resto de cervicales por compensación.
- Factores emocionales que provoquen bruxismo o una presión excesiva entre los maxilares tanto en situaciones de estrés como durante el sueño
- Tortícolis, debilidad o espasmo muscular a nivel cervical.
- Lesiones mecánicas craneales a nivel de temporal, maxilar superior, pudiendo influir cualquier otro de los huesos del cráneo por compensación.
Factores congénitos
Los síntomas a nivel local que podemos encontrar, algunos ya mencionados anteriormente, pueden ser: dolor en la palpación o en el movimiento, chasquidos, desplazamientos laterales al producirse la apertura de la boca.
Síntomas a nivel periférico que puedan hacernos sospechar de una lesión en ATM pueden ser: dolor suboccipital, en los maxilares, en temporal, frontal, encías, dientes, musculatura cervical y ojos; acúfenos, hipoacusia, taponamiento de oídos, otitis que no se recuperan con tratamiento vía oral, dolor en los ojos, etc.
VAMOS A TRATAR EL ATM
El paciente decúbito supino y el terapeuta detrás de su cabeza. Depositaremos las manos suavemente en las ramas inferiores de las mandíbulas y lo que vamos a sentir es un ensanchamiento y seguido un descenso de las mandíbulas en el momento de flexión cuando la cabeza se llena del fluido cerebro espinal. Éste es el momento en que el esfenoides bascula hacia el frente y empuja al vómer y a los dos palatinos y a los temporales. Entonces la mandíbula al mismo tiempo que realiza un movimiento de expansión baja en dirección caudal y al final de la flexión realiza un pequeño movimiento de elevación.
Por tanto, es bajar y al final sube un pelín de nada y regresa. Está siguiendo su movimiento natural, el mismo ángulo inferior mandibular.
Seguramente en los pacientes nos encontremos con que una mandíbula baja y la otra se queda estática, entonces procederemos como sigue:
Primero iremos en el sentido de la lesión, la vamos a comprimir todavía más, por eso se llama compresión y descompresión mandibular.
Cuando la mandíbula baja en el movimiento de flexión vamos a frenar la bajada del lado que baja menos, para hacer que baje aún menos. La otra mandíbula seguirá su propio ritmo.
Después de unos segundos la mandíbula que tenía su movimiento va a perder su ritmo también y empieza el bamboleo y la parada del borboteo y del ritmo, ya estamos en el Still Point. Ahora las dos mandíbulas se encuentran en la parada neurológica y de seguido las dos mandíbulas seguirán su movimiento respiratorio con el mismo ritmo, ya son simétricas. Nosotros acompañaremos con nuestras manos ese nuevo ritmo.
Si la lesión fuese importante y con una parada no hemos conseguido la simetría deseada, repetiremos todos los pasos hasta que el movimiento respiratorio de la mandíbula sea simétrico.
COMPRESION Y DESCOMPRESION DEL ATM
La mandíbula sigue el mismo ritmo que el movimiento de balancín del esfenoides.
Si nos encontramos que un lado de la mandíbula se mueve poco y la otra un poco más, eso no es un buen ritmo.
Otra técnica que podemos aplicar cuando un lado de la mandíbula respira y el otro no es: primero localizamos el lado patológico y luego lo comprimimos un poco más. A continuación, forzamos una parada del lado de la mandíbula que si tenía movimiento para ayudar a que el lado que no tenía movimiento empiece a respirar. Mantenemos ahí durante varios ciclos. Después liberamos el lado que estábamos impidiendo que respirara y observamos el movimiento respiratorio de los dos lados de la mandíbula.
Si su movimiento respiratorio no fuera simétrico o simplemente por reforzar la técnica haremos una parada de ambos lados de la mandíbula, impidiendo el llenado, con su correspondiente borboteo y parada neurológica. Después la mandíbula recobrará su movimiento respiratorio primario con mayor esplendor.
Muchos de nosotros tenemos una gran tensión en la mandíbula, en los maseteros que nos crea un bursismo que nos desgasta los dientes y los meniscos de la articulación temporo-mandibular. El bursismo sobre todo sobreviene por la noche. Es muy importante descargar la tensión del masetero, con técnica de puntos gatillos o con ejercicios.
Le pedimos al paciente que abra al máximo y cierre la boca varias veces al día y que haga cizallamientos con la mandíbula, hacia un lado y hacia el otro. Le pediremos que use unas células de descarga como un tapón de corcho de botella y que lo muerda varias veces al día, hasta que poco a poco vaya descargando la tensión de los masetereros.
Otro ejercicio para estirar los cóndilos basurales, debido a la retracción existente, se trata de pedir al paciente que se coloque un bolígrafo o un palo al fondo de la mandíbula en forma horizontal apoyado en los extremos de los labios. Intentar que el paciente se lo coloque por detrás de las muelas, al fondo de la boca. Una vez colocado el palo deberemos de hacer ejercicios de interiorizar y posteriorizar la mandíbula, para separar la cápsula de la articulación temporo-mandibular. O simplemente mantener el palo ahí. De esta manera la formación meniscal de la mandíbula encontrará un espacio donde el líquido que hay en su interior circule y disponga de más elasticidad.
Todo este tratamiento es para que relajemos la mandíbula y que el bursismo que sucede por la noche no nos desgaste los dientes ni la articulación temporo-mandibular. Los bloqueos en la mandíbula se producen por la necesidad de expresar las emociones, los pensamientos y la palabra.
La terapia cráneo-sacral en algunos sitios está siendo reconocida por muchos dentistas como un tratamiento valido para el síndrome de la articulación temporo-mandibular, debido a los inmejorables resultados que produce.
Parte de las ventajas de usar la terapia cráneo-sacral es gracias a que ésta va en busca de las causas subyacentes y originales que producen el síndrome de la articulación temporo-mandibular, evitando los aparatosos apliques dentales o hierros que hacen la función de reformar nuestra boca o mandíbula.
Utilizando la terapia cráneo-sacral ayudamos a los huesos del cráneo a movilizarse y recolocarse ellos mismos de forma natural de manera que respetan las tendencias naturales y auto correctoras del paciente.
Como la articulación temporo-mandibular se apoya en los huesos temporales del cráneo, si estos se encuentran desviados y no tienen su impulso rítmico craneal, la articulación temporo-mandibular empieza a fallar o a funcionar defectuosamente. Como es el caso de que la mordedura no se realice correctamente, en su sitio y tengamos una mala oclusión dental. Si se corrige la función y posición del hueso temporal, el síndrome de la articulación temporo-mandibular desaparecerá por sí mismo, suavemente y holísticamente, sin una costosa y dañina intervención exterior. Por tanto, hasta que no se corrige el funcionamiento del hueso temporal e incluso de todo el cráneo y del sacro no podemos decir que el síndrome de la articulación temporo-mandibular está resuelto.
Para la gran mayoría de los dentistas por desconocimiento de la terapia cráneo-sacral, les crea una gran controversia esta manera de tratar los síndromes del ATM. Sin embargo, si tratamos la raíz del problema del ATM, podremos evitar otras molestias o problemas como son los dolores de cabeza, la rigidez en el cuello, dolores de oído o simplemente el bajo tono muscular o expresivo de la cara. Sin lugar a dudas si queremos estar sanos vibrar y ser expresivos, todo lo que tenemos que hacer es realizar la terapia cráneo-sacral todas las veces que sea necesario. Nos va en juego nuestra calidad de vida.
Vamos a explicar un caso de una paciente que acudió a la consulta del doctor John Upledger. Una señora con problemas en su ATM y con fuertes dolores en su lado izquierdo de su cara, con dolores de cabeza y de cuello continuos e incluso algunos días bajaba hacia el brazo y la espalda.
Esta señora estuvo poniéndose un aparato dental durante varios meses, todo el día y toda la noche y usando pastillas calmantes para su intenso dolor. La mujer no sentía ninguna mejoría y estaba desesperada, de manera que le aconsejaron que acudiera a las sesiones de terapia cráneo-sacral.
La evaluación sacro-craneal reveló que ambos huesos temporales estaban mal posicionados y no se movían según los cambios rítmicos de la presión del fluido cerebro espinal dentro del sistema hidráulico cráneo-sacral. La siguiente evaluación determinó que la falta de movilidad de los huesos temporales provenía de la parte baja de su espalda. John descubrió que la meninge que conecta el cráneo con la pelvis y el sacro sufría una tensión anormalmente alta. Esta tensión provenía del sacro que se encontraba mal posicionado. Parece que los músculos piriformes que llegan al sacro estaban en una tensión extrema.
Investigando la señora recordó que hace tiempo se desmayó en la cocina y se desplomo en el suelo, por una sobredosis de medicina para la tensión alta. Esta caída produjo una torsión en la pelvis y en el sacro. Esta torsión se mantenía por la contractura muscular adquirida por los músculos rígidos que en acción de defensa impidieron que el daño fuera mayor. Estos músculos piriformes contraídos estaban evitando que el sacro y el extremo inferior de la médula espinal se acomodaran a las fluctuaciones hidráulicas rítmicas de presión de fluidos de su sistema cráneo-sacral. Esta tensión crónica estaba produciendo una tensión anormal en la cabeza, debido a la comunicación fibridal de la duramadre espinal. Las membranas craneales están tan juntas y en tensión reciproca que los huesos temporales se vuelven extremadamente vulnerables ante tensiones en la zona baja de la espalda.
Este era el problema de la falta de movilidad del hueso temporal y por tanto de su síndrome de la ATM. A John le costó unos 15 minutos la evaluación de su problema y decidió solucionar el problema de raíz. Trabajo los músculos piriformes, que como causantes de la lesión estaban forzando el sacro hacia abajo incorrectamente. Puso una mano en su nalga derecha y la otra sobre la pelvis o cadera derecha en su parte frontal y lateral (estos músculos piriformes conectan la pelvis con el sacro). A los cinco minutos el músculo se relajó y el sacro se soltó hacia arriba.
Después se dedicó a animar y excitar el movimiento del sacro al ritmo de la actividad del impulso rítmico craneal. A medida se movía el sacro su cara se iba relajando, así como el cuerpo entero. Se empezó a reír y a llorar, al mismo tiempo que el dolor se le iba. Su expresión mejoró y el dolor de cabeza desapareció. La mujer se quitó sus aparatos dentales y se ha sentido mucho mejor desde entonces. El músculo periforme necesitaba un entrenamiento de relajación, de manera que la paciente aprendió unos ejercicios para distender y relajar este músculo.
Musculatura
En la pérdida de amplitud en la apertura de la boca influyen temporal y masetero; el temporal se inserta en la apófisis coronoides de la mandíbula, el masetero abarca desde el arco cigomático al ángulo externo de la mandíbula. Los dos músculos son los principales elevadores de la mandíbula. El temporal además realiza la retropulsión de la mandíbula cuando esta adelantada y participa en los desplazamientos laterales.
En las restricciones laterales del maxilar inferior influyen pterigoideo lateral y medio que se insertan en la superficie interna de la mandíbula. La antepulsión de la mandíbula es realizada también por estos músculos.
Otros músculos que participan en la masticación y que pueden influir en la estática de la ATM son los suprahioideos (digastrio, geniohioideos y milohioideo) que también están inervados por la rama motora del trigémino.
Sobre otras estructuras de sostén como son los ligamentos no actuaremos directamente, cualquier disfunción ligamentaria estará muy relacionada con las restricciones a nivel articular salvo en alguna lesión traumática. El ligamento lateral temporomandibular es probablemente el más importante, que refuerza lateralmente la cápsula articular e impide la retropulsión mandibular.
Etiología en disfunción ATM. A nivel local podemos encontrar:
- Artritis.
- Procesos degenerativos.
- Luxaciones.
- Traumatismos.
- Prótesis dentales inadecuadas, extracciones dentales, pérdida de piezas dentales.
Factores indirectos:
- Neuralgias del trigémino, nervio facial
- Mala oclusión dental
- Lesión mecánica cervical, sobre todo desde occipucio a C4, pudiendo influir el resto de cervicales por compensación.
- Factores emocionales que provoquen bruxismo o una presión excesiva entre los maxilares tanto en situaciones de estrés como durante el sueño
- Tortícolis, debilidad o espasmo muscular a nivel cervical
- Lesiones mecánicas craneales a nivel de temporal, maxilar superior, pudiendo influir cualquier otro de los huesos del cráneo por compensación
- Factores congénitos
Los síntomas a nivel local que podemos encontrar, algunos ya mencionados anteriormente, pueden ser: dolor en la palpación o en el movimiento, chasquidos, desplazamientos laterales al producirse la apertura de la boca.
Síntomas a nivel periférico que puedan hacernos sospechar de una lesión en ATM pueden ser: dolor suboccipital, en los maxilares, en temporal, frontal, encías, dientes, musculatura cervical y ojos; acúfenos, hipoacusia, taponamiento de oídos, otitis que no se recuperan con tratamiento vía oral, dolor en los ojos, etc.
Las claves del hueso hioides están relacionadas con su desarrollo embriológico, porque este hueso se desarrolla con los tres arcos constituidos por: el temporal, la mandíbula y el hueso hioides mismo. Es un hueso que tiene un aspecto flotante y es pues a nivel osteopática un punto de equilibrio del cuerpo entre las tensiones musculares y aponeuróticas.
Tiene una forma de U y se parece al maxilar inferior cuanto a su estructura:
Está suspendido de los temporales por los ligamentos estilo hioideos.
Un cierto número de músculos se insertan sobre él: Los estilos hioideos como el digástrico, los geniohioideos, los milohioideo; cuya función es bajar el maxilar inferior.
La aponeurosis cervical superficial va desde el hueso hioides al maxilar inferior y se relaciona, a la aponeurosis media que va a envolver el esternón, las clavículas y el omóplato. Tendremos entonces relaciones interesantes entre estas aponeurosis, el hueso hioides y el maxilar inferior:
Este está ubicado frente a la tercera cervical.
Hay una relación muy íntima entre el eje medio, el maxilar inferior y el hueso hioides con el ligamento estilohioideo y el ligamento esfenomandibular.
Hay igualmente una relación entre el hueso hioides, los músculos del piso bucal, el omohioideo en su trayecto hacia el omóplato y los músculos posteriores.
La fisiología del hueso hioides en general, será hacer de punto de apoyo para permitir al temporal y al maxilar inferior movilizarse por intermedio de los grupos musculares.
Esta fisiología permitirá igualmente proteger laringe y faringe. Tiene un rol específico en la deglución y participa del esqueleto osteofibroso de la lengua. En el primer tiempo de la deglución hay una evolución y un empuje hacia adelante del hueso hioides por contracción de los músculos responsables de esta deglución.
En la mecánica de John Martin LITTLEJOHN, el triángulo superior representado por el occipital y la cuarta dorsal va a estar influenciado por un desequilibrio del hueso hioides.
Debemos notar la influencia recíproca de los desequilibrios entre hueso hioides y cuarta dorsal.
El hueso hioides será un regulador de las tensiones anteriores con respecto a las tensiones musculares posteriores representadas por los músculos esplenio y complejo igualmente en el sistema craneal por la tienda del cerebelo.
Estos triángulos de fuerza son constituidos por el hueso hioides, los dos omóplatos, la cuarta dorsal, la línea bitemporal con la tienda del cerebelo. El triángulo superior tiene por base el hueso hioides, el triángulo inferior tiene por ápice el hueso hioides.
Hay dos interacciones de los desplazamientos de la columna vertebral y del hueso hioides por el juego de estos triángulos de fuerza.
En un plano sagital por desequilibrio del maxilar inferior tendremos un desequilibrio del hueso hioides y una repercusión a distancia entre los grupos musculares anterior sobre el esternón y posterior sobre el omóplato.
De la misma manera sobre un plano horizontal, el hueso hioides va a encontrarse sometido a tracciones aponeuróticas que van a influenciarlo en todas las direcciones.
El hueso hioides tiene según el Dr. John UPPLEDGER DO. un rol en el contexto neurológico por la contracción o la hipertonía crónica del genio hioideo. Este va desde el piso bucal hacia el hueso hioides y su contracción puede provocar a distancia una irritación del atlas dando un aspecto emocional de bola en la garganta que puede hacer falsamente pensar en síntomas de espasmofilia.
Encontramos también un rol del hueso hioides en la disfunción de la esfenobasilar que provoca una fijación del hueso hioides, desde arriba hacia abajo con una tensión anormal.
Habrá pues una reacción de los músculos infrahioideos que se vuelven hipertónicos y van a igualmente dar una sensación de bola en la garganta que pueden hacer pensar en síntomas de histeria, ansiedad o espasmofilia.
En realidad, nos encontraremos en presencia de un disfuncionamiento mecánico de la esfenobasilar que provoca una tensión permanente del hueso hioides.
Con el temporal el hueso hioides tiene el rol de una rienda de un caballo.
Están íntimamente relacionados de tal manera que, si el temporal hace una rotación externa, el hueso hioides recibirá una tracción hacia arriba y atrás y eso va a afectar la función de la faringe y de la laringe. El hueso hioides se tuerce de la misma manera que el maxilar inferior.
Durante el cambio de posición del temporal esto va a volver muy vulnerable la cadena profunda linfática cervical lo cual puede provocar síndromes de laringitis o de faringitis. En esta relación hueso hioides temporal, podemos movilizar los temporales en rotación externa o interna.
El hueso hioides constituye un pivote que equilibra las tensiones entre temporal y maxilar inferior.
Hay una relación entre esfenobasilar y hueso hioides por el constrictor medio de la faringe.
Es posible movilizar el hueso hioides con la esfenobasilar para sentir el M.R.P.
En caso de desequilibrio entre temporal, hueso hioides y maxilar inferior hay una posibilidad de compresión de la yugular interna y de las vainas carótidas. Eso tiene influencia a distancia sobre el plexo pterigoideo provocando sinusitis y rinitis crónicas.
Debemos pues retener la posibilidad de compresión de los elementos vasculonerviosos de esta zona («la rinitis y sinusitis crónicas» de Claude BOCHURBERG DO.)
El rol del hueso hioides con respecto al maxilar inferior es un rol de intermediario y de equilibrador.
Una mala posición del hueso hioides podrá provocar un desequilibrio o del temporal o del maxilar inferior. Pero igualmente está sometida a tensiones musculares subyacentes por su relación con la aponeurosis cervical media.
Estas tensiones subyacentes van a alterar la función de masticación, de deglución y de fonación del maxilar inferior.
Podemos citar al Dr. ROJENSTEIN:
La mala posición dental idiopática o iatrogenia obliga los cóndilos a trabajar en condiciones tales que fuerzan el temporal en rotación interna o externa.
Resulta un desequilibrio muscular a nivel de la organización fundamental del mando de inhibición recíproca provocando una contracción permanente de las cadenas musculares.
Como ejemplo podemos citar un cóndilo en dirección posterior que arrastra un temporal en rotación externa forzada. Habrá una estimulación del pterigoideo externo que permite una tracción permanente sobre la pterigoidea como una perturbación de los músculos del martillo que provocan trastornos de la percepción, de la frecuencia de los sonidos, hipertensión arterial debida a la compresión de los tejidos carotideos, chasquidos en la articulación temporo mandibular y luxación del menisco.
Si el cóndilo es anterior, el temporal estará en rotación interna forzada y una tensión del digástrico o del omohioideo con un problema a nivel de D4, trastornos del ritmo cardíaco funcional y compresiones de los troncos nerviosos tiroideos, trastornos endócrinos con compresión de las glándulas parótidas que tienen una importancia en la espasmofilia.
En conclusión, el hueso hioides está muy implicado en la cadena muscular aponeurótica anterior la que la Sra. STRUYFF-DENYS llama la cadena AN.
La hipertonía de esta cadena va a provocar una perturbación de la actividad emocional del paciente. Demasiadas veces estos pacientes son derivados hacia una atención psiquiátrica antes de que la anatomía funcional que provoca la sintomatología haya sido explorada, evaluada y menos aún, tratada.