50- El cráneo como conjunto de articulaciones
El cráneo se compone de un conjunto de articulaciones que permiten el movimiento y la flexibilidad necesarios para varias funciones, como la masticación, el habla y la expresión facial. Estas articulaciones son conocidas como articulaciones craneales o suturas, y se diferencian de las articulaciones de otros huesos del cuerpo debido a su estructura y función particular.
Las suturas craneales son uniones fibrosas que conectan los huesos del cráneo. Aunque inicialmente pueden ser flexibles durante la infancia para acomodar el crecimiento del cráneo, con el tiempo se vuelven más rígidas y fusionadas. Sin embargo, a diferencia de las articulaciones móviles del resto del cuerpo, las suturas craneales pueden experimentar un ligero movimiento en respuesta a las fuerzas y tensiones ejercidas sobre el cráneo.
Algunas de las suturas craneales más conocidas son:
- Sutura sagital: Es una línea de unión que corre de adelante hacia atrás en el centro del cráneo, dividiéndolo en dos mitades simétricas.
- Sutura coronal: Es una línea de unión que va de un lado a otro, conectando los huesos frontal y parietal en la parte superior del cráneo.
- Sutura lambdoidea: Es una línea de unión en forma de V invertida que conecta el hueso occipital con los huesos parietales en la parte posterior del cráneo.
- Sutura escamosa: Es una línea de unión curva que conecta el hueso temporal con el hueso parietal en los lados del cráneo.
Estas suturas craneales permiten un cierto grado de movilidad y flexibilidad en el cráneo, lo que contribuye a la adaptabilidad y resistencia del sistema nervioso central. Además, se ha observado que el equilibrio y la salud de las suturas craneales pueden tener implicaciones en el bienestar general y la función neurológica.
Es importante destacar que cualquier alteración en las suturas craneales, como traumatismos o tensiones desequilibradas, puede afectar la función craneal y el sistema nervioso. Por esta razón, en disciplinas como la osteopatía y la terapia craneosacral, se presta atención al estado y movimiento de las suturas craneales para promover la salud y el equilibrio en el sistema craneal.
En nuestras cabezas existen 29 huesos unidos a través de las suturas craneales, que hacen de articulación y por tanto tienen un ligero micro-movimiento.
Cada 5 ó 12 segundos se produce un movimiento de expansión y contracción en nuestra cabeza y en todo el organismo. Esta pulsación nos mantiene nuestro campo áurico en perfecto estado de salud y vida, protección y fuerza.
En este trabajo liberaremos todos los huesos del cráneo y permitiremos que tengan su libre movimiento de flexo-extensión. Las tensiones internas del cráneo se disolverán, la circulación sanguínea encefálica mejorará, y todo el sistema nervioso central se oxigenará, creando una mayor capacidad de auto curación de cualquier malestar físico o psíquico.
Actuamos como facilitadores para que el propio organismo se reordene y equilibre.
Con varias sesiones mejoraremos la presión hidrodinámica del líquido cefalorraquídeo en el cráneo, en todo el cuerpo, mejorando así nuestro poder homeostático y nuestra calidad de vida. De esta manera el cuerpo tendrá plena capacidad de auto- curación y regeneración.
Por tanto, la pulsación del líquido cefalorraquídeo, llamada también impulso rítmico craneal, sucede en cada hueso y articulación del cráneo, del sacro, de la pelvis y en todas partes del cuerpo humano. Escuchar o sintonizar su ritmo, su simetría y su fuerza y así devolver la correcta pulsación allí donde sea necesario, es el fundamento de esta terapia.
HUESOS DE LA CABEZA.
Se consideran los huesos de la cabeza como la reunión de varias vértebras profundamente modificadas. Comprende los 8 huesos del cráneo y los 14 de la cara.
El cráneo es una caja ósea que encierra el encéfalo. La cara ofrece numerosas cavidades en los que aloja los órganos de los sentidos.
LOS 8 HUESOS DEL CRANEO son:
- 1 frontal, que forma la frente;
- 2 temporales, uno de cada lado y lateralmente;
- 2 parietales, uno de cada lado y arriba;
- 1 occipital, en la parte posterior e inferior;
- 1 etmoides, entre el frontal y el esfenoides.
- 1 esfenoides, en la base del cráneo;
1.. – FRONTAL. – Es un hueso impar, situado en la postero anterior del cráneo.
La cara anterior, convexa y lisa, está recubierta por la piel. En ella se distinguen 3 eminencias: la glabela*, situada encima de la raíz de la nariz, las protuberancias frontales laterales, situadas a ambos lados de la glabela y los arcos superciliares* que corresponden a las cejas y situado debajo de las protuberancias frontales.
La cara posterior, cóncavo aloja los lóbulos frontales del cerebro.
La cara inferior forma la pared superior de la órbita y presenta una escotadura etmoidal, en la que se aloja la parte superior del etmoides. A ambos lados de dicha escotadura, hay dos cavidades: los senos frontales; y lateralmente, dos superficies cóncavas, las fosas orbitarias que constituyen gran parte del techo de las órbitas oculares.
2.- TEMPORAL. – Es un hueso par situado entre el occipital, el parietal y el esfenoides, encierra los órganos esenciales de la audición. Comprende 3 regiones: La Porción Escamosa; La Porción Petrosa ó Peñasco; y La Porción Mastoidea
3.- PARIETAL. – Es un hueso par, situado entre el frontal y el occipital y encima del temporal. Tiene la forma de un cuadrilátero y ofrece 2 caras y 4 bordes.
La cara externa (exocraneal) es convexa y presenta en el centro de la emisena parietal.
La cara interna (endocraneal) es cóncava y su centro presenta una depresión: la fosa parietal, que corresponde a la emisena del mismo nombre; además, esta surcada por canales ramificados como las nervaduras de una hoja de higuera; en estos canales se alojan vasos.
- El borde superior (1) grueso y dentado se articula con el parietal opuesto.
- El inferior ( 2 ) Delgado y cortante se articula con la porción escamosa del temporal;
- El anterior ( 3 ) se articula con el frontal;
- Y el posterior ( 4 ) con el occipital.
4.- OCCIPITAL.- Es un hueso impar, medio y simétrico, situado en la región ínfero posterior del cráneo.
Presenta 2 caras, la exocraneal y la endocraneal.
La cara exocraneal (postero inferior) es convexa y en ella se encuentra el agujero occipital que da paso a la medula espinal. Detrás de dicho agujero hay una eminencia rugosa, la protuberancia occipital externa, que presta inserción a numerosos músculos y a ambos lados del mismo se hallan los cóndilos occipitales que se articulan con las cavidades glenoides del atlas .
La cara endo craneana (antero superior) es cóncava y se halla en 4 fases :
- Las dos superioras se llaman fosas cerebrales, y
- Las dos inferiores se llaman fosas cerebelosas.
- Esta cara presenta, además, la protuberancia occipital interna.
Por delante del agujero occipital hay una apófisis gruesa y truncada, la apófisis basilar que dirigiéndose hacia adelante y arriba, se suelda con el cuerpo del esfenoides.
5.- ETMOIDES, – Es un hueso impar y medio situado entre el frontal y el esfenoides, en el cual se distinguen 3 partes:
- Una lámina vertical;
- Una lamina horizontal, agujerada;
- Dos masas laterales.
6.- ESFENOIDES. – Es un hueso impar situado a manera de cuña, entre los demás huesos del cráneo, con todos los cuales se articula.
- Por su forma, este hueso ha sido comparado con un “murciélago”.
- Presenta 4 regiones:
- Un cuerpo de forma cúbica;
- Dos alas menores;
- Dos alas mayores;
- Dos apófisis pterigoides.
7.- LOS HUESOS DE LA CARA :
- 2 maxilares superior, en el centro de la cara;
- 2 palatinos, por detrás de los precedentes;
- 2 malares, o huesos de la mejillas;
- 2 nasales, que forman el dorso de la nariz;
- 2 lagrimales en la parte interna de la órbita;
- 2 cornetes inferiores, dentro de las fosas nasales;
- 1 vómer, que forma parte de tabique de las fosas nasales;
- 1 maxilar inferior, en la parte inferior de la cara.
- Maxilar superior. – Es un hueso par que forma la mandíbula superior.
Cada maxilar presenta. La apófisis ascendente que forma parte del borde interno de la órbita, la espina nasal; la apófisis palatina ,que forma en parte el paladar, y en el borde inferior , los alveolos ,o cavidades en las cuales se insertan los dientes.
8.- MALAR O POMULO. -Es un hueso par colocado entre el maxilar superior, el frontal, el ala mayor del esfenoides y el temporal,
su forma es cuadrilátera siendo su cara interna cóncava y su cara externa convexa y muy prominente. Su borde superior forma parte del reborde de la órbita con su apófisis orbitaria.
Su articulación con la apófisis zigomática del temporal forma la arcada zigomática. (“asa” de la calavera).
9.- NASAL.- Los nasales ó huesos propios de la nariz, son dos huesillos cuadriláteros, situados entre las apófisis ascendentes de los maxilares superiores, a ambos lados de la línea media; forman gran parte del esqueleto de la nariz,
Además de articularse entre si y con los maxilares, se unen hacia arriba con el frontal y hacia abajo con el cartílago de la nariz.
10.- LAGRIMAL O UNGUIS. – Es un huesillo par, situado en la parte anterior de la cara interna de la orbita.
Su cara externa presenta el canal lagrimal.
Sus bordes son delgados e irregulares y se articulan con el frontal, con el etmoides (es decir. con la cara externa de las masas laterales) y con la apófisis ascendente del maxilar superior.
11.- PALATINO. – Es un hueso par situado por detrás del maxilar superior. Se distinguen en las dos porciones:
La lamina horizontal y
La lamina vertical.
12.- CORNETE INFERIOR. – Es un hueso par que en forma de lámina arrollada sobre si misma se desprende de la pared externa de las fosas nasales (por debajo de los cornetes superiores y medio).
Su cara interna, convexa, mira hacia el tabique de las fosas nasales; la externa cóncava, mira a la pared externa de las fosas nasales.
13.- VOMER.- Es un hueso impar, medio y delgado que constituye la parte posterior del tabique medio de las fosas nasales. Presenta la forma de una reja de arado; de sus cuatro bordes:
El superior (1) se articula con el esfenoides;
El anterior (2) se une a la lámina perpendicular del etmoides y con el cartílago del tabique nasal;
El inferior (3) se encaja en la hendidura que al unirse dejan entre si los maxilares superiores y las láminas horizontales de los palatinos;
El posterior (4) es libre y separa los orificios posteriores de las fosas nasales.
MAXILAR INFERIOR.- Es un hueso impar, medios y simétrico que constituye por si sola la mandíbula inferior: es el único hueso movible de la cabeza.
14.- HUESO HIOIDES. – Es un hueso impar, medio y simétrico que sirve de base a la lengua. Está situado en la parte ante posterior del cuello, por encima de la laringe.
Ofrece el aspecto de una herradura de concavidad posterior. Presenta un cuerpo, dos astas mayores y dos astas menores.
El hioides es el único hueso del esqueleto que está aislado de los demás. En él se insertan numerosos músculos que lo mantienen en su posición.
Ahora podemos ajustar en todo nuestro cuerpo este movimiento respiratorio primario, su ritmo y simetría, a través de la terapia cráneo-sacral. Sus beneficios son excelentes para todos los problemas de salud o personales. En especial todo lo relacionado con la cabeza, el rostro, el campo áurico y por supuesto todo lo relacionado con la psicología.
LA MOVILIDAD DEL CRÁNEO
Hay dos tipos de movimiento básicos, el de flexión y el de extensión, que no son términos precisos. Describimos estos movimientos de esta manera:
Flexión: Se produce un llenado y un ensanchamiento lateral del cráneo. El cuerpo a través de la comunicación fibridal, entra en rotación externa.
Extensión: Se produce un vaciado y un acortamiento lateral del cráneo, así como un alargamiento en la parte anterior y posterior del cráneo, produciendo una rotación interna.
El vaciado y el llenado están sometidos a un ritmo de entre 6 y 12 movimientos por minuto.
Los que están muy por encima de esto, 15-17 ondulaciones, están en un estado simpático tónico (aceleración del sistema simpático, funciones aceleradas, reacciones de estrés que desequilibran el sistema simpático y parasimpático, acidez aumentada, tensión arterial más alta, etc.) y continúan produciendo espasmos musculares.
En los niños, esto daría un niño hiperquinético.
Si los ciclos están por debajo de entre 6-8 ritmos por minuto, tendremos todo lo contrario. Estado parasimpático tónico o lo que es lo mismo un estado de languidez, hipotenso por naturaleza, le hace falta más tiempo para recuperarse, las digestiones lentísimas, le cuesta más reaccionar, las facultades mentales más bajas. En general están sometidos a procesos depresivos, tienen una actitud de tristeza.
Luego están los que oscilan de muy bajo a muy alto, entonces se dice que tiene picos de euforia y depresión. No tiene estabilidad en sus ritmos.
La terapia cráneo sacral está muy indicada en estos individuos.
Hay que saber escuchar bien ese fuelle.
Muchos pacientes tienen una amplitud en donde predomina la flexión:
Tiene una fijación cráneo sacral en flexión y la extensión no se realiza porque la flexión no lo permite.
En otros casos predomina la extensión y la flexión casi no se nota. La cabeza se encoge y el ritmo del vaciado es más predominante que el de llenado. Existe una lesión en extensión.
Hay que buscar el mismo recorrido en la flexión como en la extensión.
Por trastornos anímicos, o situaciones emocionales, el ritmo cráneo sacral y su calidad pueden variar.
La movilidad de los huesos del cráneo que se encuentran en la línea media es fundamentalmente la flexión y la extensión, con un momento de giro a través de un eje transversal. El movimiento de flexo-extensión gracias a la articulación esfeno-basilar, una sincondrosis. En este movimiento el esfenoides y el occipital giran en direcciones opuestas.
LAS ORBITAS OCULARES
Las órbitas oculares son de vital importancia para la vista, para el sistema cráneo-sacral, para la vida en general, pues si nuestros ojos no ven bien nos veremos muy influenciados por esta circunstancia.
Cada órbita está formada en menor o mayor grado por siete huesos, incluyendo los de la zona media, en total doce articulaciones óseas para formar las dos órbitas oculares. Esta estructura orbital con tantas articulaciones nos da la idea de un mayor mecanismo de bombeo a todo el sistema orbital. Con ello se beneficia el ojo humano, que decimos que son las ventanas del alma humana.
Tenemos dos huesos que se reparten en ambas órbitas, que son el frontal y las alas mayores y menores del esfenoides.
Cada órbita ocular contiene los huesos: pómulo, zigomático, palatino, etmoides y lagrimal. El encaje o ajuste de las órbitas se consigue con la movilización de sus componentes. El esfenoides, el etmoides y el palatino no son accesibles en el sitio y se deben actuar sobre ellos a distancia, mediante mecanismos de palanca.
SISTEMA MEMBRANOSO INTRACRANEAL
En Terapia Cráneo-Sacral, nos referimos a la duramadre, la membrana más externa que alberga a todo el SN, dentro del cerebro dividiéndolo y sujetándolo, y a toda la médula espinal dentro del canal vertebral.
En ocasiones y por diferentes motivos se producen tensiones en la duramadre craneal, lo que puede originar mareos, dolores de cabeza, cansancio, aturdimiento etc. Por lo que se le trabaja dependiendo de la patología con las técnicas diseñadas para ello.
MEMBRANAS DURALES ESPINALES Ó SISTEMA MEMBRANOSO EXTRACRANEAL
Los cambios mecánicos, cambios posturales, accidentes, analgesias: epidurales, peridurales, cambios de volumen, etc. hacen que la duramadre espinal pueda sufrir tensiones ó restricciones a su movimiento fisiológico, provocando dolores de espalda a cualquier nivel, y por la conexión existente en todo el organismo, en cualquier otro lugar de él.
Estos dolores de espalda ceden casi inmediatamente al trabajar el tubo dural con las técnicas específicas.
La Terapia Cráneo-Sacral permite al Terapeuta trabajar sobre todas las estructuras del cuerpo: SNC, membranas durales, huesos, líquidos, músculos, fascias, órganos, etc. De manera que en cada caso se usan unas técnicas diferentes según lo que se vaya a tratar.
La TCS es una técnica manual sutil, y para aplicarla no hay que hacer una presión fuerte sino todo lo contrario, se usa un tacto sutil y no invasivo ni intrusivo, esperando que nos de la información a la que el organismo responde dando paso a sus propias fuerzas de recuperación.