09- La vida es movimiento
La vida es, en esencia, movimiento. Desde el nivel más básico, como el movimiento de las moléculas y los átomos, hasta el nivel más complejo, como el movimiento de los organismos vivos, todo en el universo está en constante cambio y flujo.
En el contexto de los seres humanos, el movimiento es esencial para el funcionamiento óptimo del cuerpo y la mente. Nuestro cuerpo está diseñado para moverse, y a través del movimiento, mantenemos la salud y el bienestar. El movimiento nos permite realizar actividades diarias, interactuar con el entorno, expresar nuestras emociones y experimentar la plenitud de la vida.
Además del movimiento físico, también existe un aspecto de movimiento interno en nuestra vida. Nuestros pensamientos, emociones y energía están en constante flujo y cambio. Incluso nuestras creencias y perspectivas pueden evolucionar a lo largo del tiempo.
Reconocer que la vida es movimiento nos invita a fluir con los cambios, a adaptarnos a las circunstancias y a aprovechar las oportunidades de crecimiento y transformación. También nos recuerda la importancia de cuidar y nutrir nuestro cuerpo, mente y espíritu a través de la actividad física, la alimentación saludable, la gestión del estrés y la búsqueda de un equilibrio en nuestras vidas.
La vida es movimiento y allí donde el movimiento no puede expresarse con facilidad, la libre expresión de la vida se ve condicionada. Este principio, ya enumerado por Still, es uno de los pilares en los que nos apoyamos para comenzar la práctica. El poder sentir y reconocer cómo se muestra este movimiento en las diferentes estructuras corporales, ya sean orgánicas o energéticas, es, con toda seguridad, la principal herramienta diagnóstica y terapéutica que nos mostrará fielmente, si allí donde fijamos nuestra atención, ya sea de forma local o global, la vida se puede expresar con soltura y produce movimiento, o se ve limitada por adherencias, intoxicaciones, contracturas o traumatismos ya sean de origen físico, psicológico o espiritual que le restan capacidad de movimiento y por lo tanto promueven la aparición de la enfermedad.
LA MOVILIDAD DEL CRÁNEO
Hay dos tipos de movimiento básicos, el de flexión y el de extensión, que no son términos precisos. Describimos estos movimientos de esta manera:
- Flexión: Se produce un llenado y un ensanchamiento lateral del cráneo. El cuerpo a través de la comunicación fibridal, entra en rotación externa.
- Extensión: Se produce un vaciado y un acortamiento lateral del cráneo, así como un alargamiento en la parte anterior y posterior del cráneo, produciendo una rotación interna.
- El vaciado y el llenado están sometidos a un ritmo de entre 6 y 12 movimientos por minuto.
Los que están muy por encima de esto, 15-17 ondulaciones, están en un estado simpático tónico (aceleración del sistema simpático, funciones aceleradas, reacciones de estrés que desequilibran el sistema simpático y parasimpático, acidez aumentada, tensión arterial más alta, etc.) y continúan produciendo espasmos musculares. En los niños, esto daría un niño hiperquinético.
Si los ciclos están por debajo de entre 6-8 ritmos por minuto, tendremos todo lo contrario. Estado parasimpático tónico o lo que es lo mismo un estado de languidez, hipotenso por naturaleza, le hace falta más tiempo para recuperarse, las digestiones lentísimas, le cuesta más reaccionar, las facultades mentales más bajas. En general están sometidos a procesos depresivos, tienen una actitud de tristeza.
Luego están los que oscilan de muy bajo a muy alto, entonces se dice que tiene picos de euforia y depresión. No tiene estabilidad en sus ritmos. La terapia cráneo sacral está muy indicada en estos individuos. Hay que saber escuchar bien ese fuelle.
Muchos pacientes tienen una amplitud en donde predomina la flexión: Tiene una fijación cráneo sacral en flexión y la extensión no se realiza porque la flexión no lo permite. En otros casos predomina la extensión y la flexión casi no se nota. La cabeza se encoge y el ritmo del vaciado es más predominante que el de llenado. Existe una lesión en extensión. Hay que buscar el mismo recorrido en la flexión como en la extensión. Por trastornos anímicos, o situaciones emocionales, el ritmo cráneo sacral y su calidad pueden variar.
La movilidad de los huesos del cráneo que se encuentran en la línea media es fundamentalmente la flexión y la extensión, con un momento de giro a través de un eje transversal. El movimiento de flexo-extensión gracias a la articulación esfeno-basilar, una sincondrosis. En este movimiento el esfenoides y el occipital giran en direcciones opuestas.
EL MOVIMIENTO FISIOLOGICO DE FLEXION Y EXTENSIÓN DEL IRC
Este movimiento de flexo-extensión es generado por el impulso rítmico craneal.
La bóveda craneal y las estructura fasciales y así como todo el cuerpo se expanden y contraen en respuesta a la fluctuación de la presión del líquido cefalorraquídeo, por el interior de las fascias. El movimiento es sutil y se puede entender también como una pulsación, más que como un movimiento.
El impulso rítmico cráneo-sacral está formado por la flexión y extensión que son términos utilizados para designar las dos fases de la respiración cráneo-sacral. Representan las fases sistólicas y diastólicas de la producción del fluido cerebro espinal (FCE) y por tanto no tienen nada que ver con los movimientos de flexión o extensión del tronco o extremidades. Incluso parecen a veces contradictorios.
En la flexión craneal (sístoles coroides) el cráneo se ensancha por los lados y se acorta longitudinalmente.
En la extensión craneal (diástoles coroides) el cráneo aumenta longitudinalmente y se estrecha por los lados.
Un ciclo completo incluye una fase de flexión y de extensión. Según la persona los ciclos del IRC suelen ser entre 6 ó 12 ciclos por minuto.
Este movimiento es percibido más como un impulso que, como un movimiento en sí.
En el ámbito energético esta pulsación del LCR se convierte en una potente bomba transmisora de energía, que mantiene nuestro cuerpo y nuestro campo de energía o aura en perfecto estado.
Si el ritmo y la pulsación del LCR son buenos en todo nuestro cuerpo, nuestro Ser en cuerpo, emociones y pensamientos se encontrará en perfecto estado de salud.
Nuestra calidad de vida está directamente relacionada con la libre circulación del líquido cefalorraquídeo por el interior de las fascias y por tanto del libre movimiento de todas las articulaciones craneales.
Si actuamos y mejoramos la libre circulación de este fluido, mejoraremos el movimiento de flexión y extensión. Entonces ya no nos veremos influenciado por las energías de otras personas, ya que nuestra energía está pulsando, pues es nuestro ritmo cráneo-sacral el que está pulsando y haciendo que su aura esté bien formada y por tanto bien protegida.
En el ámbito energético cada vez que pulsa el LCR manda una onda de energía hacia el aura que la recarga y le da forma y vida. Esta onda áurica, o sea esta onda energética se proyecta alrededor del cuerpo entre unos centímetros hasta cerca de un metro del cuerpo físico.
Es imprescindible hacer que nuestro cuerpo, que nuestra aura pulse por todos y cada uno de sus rincones. La perfección de este sistema nos lleva indudablemente a la salud holística de la persona.
Seguro que muchos de los problemas mentales, emocionales, de conducta o cualquier patología que venga de la psique, se pueden tratar con éxito desde el nivel cráneo-sacral. Muchos de estos problemas psicológicos nosotros somos los que le hemos permitido que entren y no los hemos asimilado bien, se están somatizando en el tejido fascial, en forma de bloqueo o trauma.
Si nosotros ponemos de nuevo a pulsar todo el cráneo y el cuerpo entero, dichos problemas no entrarán con tanta facilidad ni se somatizarán en el cuerpo, ya que la pulsación del líquido cefalorraquídeo, por tanto el impulso rítmico craneal, nunca permitirá que absorbamos ningún tipo de energía negativa, es como estar conectado con Dios con la fuente universal que solo permitirá que únicamente entre en nosotros la perfección. O sea que todos los psicólogos y psiquiatras deberían apoyarse en técnicas cráneo-sacrales, para ayudar en el origen de la mayoría de los problemas psicológicos.
Para una vida sana y equilibrada en todos sus niveles es necesario que el ritmo del LCR vaya fluidamente por todo el organismo y que por tanto se realice el movimiento de flexo-extensión por todo el cuerpo, en especial por el cráneo.
La vida es movimiento y el Aliento de Vida se expresa en movimiento respiratorio primario, en su fase de inhalación y exhalación.
La vida, la energía, el espíritu y el Aliento de Vida crean unas ondas de fluctuación rítmica llamadas mareas.
La manifestación de estas mareas en los tejidos muestra una distribución eficaz del Aliento de Vida y por tanto indica una salud inmejorable, su ausencia demuestra lo contrario.
Estas fases se denominan inhalación y exhalación primarias.
Palancas de movimiento en el sistema cráneo-sacral
En el sistema cráneo-sacral existe el movimiento de expansión y contracción, así como el de rotación interna y rotación externa. Este movimiento es con respecto a la línea media del cuerpo y existen unos puntos fijos que llamamos fulcros o puntos de apoyo de la palanca. Los fulcros naturales en el ser humano son la línea media del cuerpo, la articulación esfeno basilar, el fulcro de Sutherland y la base del sacro junto con la quinta vértebra lumbar, entre otros.
La línea media del cuerpo actúa como principio orientador y organizador de las estructuras corporales y energéticas, así como en las mareas y en especial el movimiento respiratorio primario. Esto es así desde antes del nacimiento a las pocas semanas de desarrollo embrionario. El embrión se desarrolla a partir de la medula espinal y su línea media en el cuerpo.
Un fulcro de lo más importante es el descrito por Sutherland, el formado por la confluencia de tejido fascial súper importante y eje de las tensiones reciprocas de casi todo el sistema cráneo-sacral. Este fulcro está formado en el lugar donde confluyen la hoz del cerebro, la tienda del cerebelo y la hoz del cerebelo. Este fulcro contiene el seno recto y se mueve anterior y superiormente durante la inhalación del movimiento respiratorio primario y posterior e inferiormente durante la exhalación del movimiento respiratorio primario. Podemos entender este lugar como el punto de tensión reciproca más importante para el resto de membranas y, durante el desarrollo embrionario es el lugar donde convergen las fuerzas que forman las membranas durales. El fulcro natural que hace de palanca para el resto de movimientos de los huesos craneales sobre sus suturas es la articulación esfenobasilar.
En un estado de salud completa el movimiento respiratorio primario se forma alrededor de estos fulcros naturales y es igual para todos. Este movimiento es conocido y percibido por el terapeuta cráneo-sacral.
En la mayoría de las personas se puede encontrar fulcros de movimiento erróneos y por tanto zonas fasciales o musculares, o tendinosas, etc. contraídas debido a muchos factores que luego intentaremos describir. Estas zonas que generan movimientos erróneos del impulso rítmico craneal se les llama fulcros inerciales. Debido a la falta de sensibilidad interior del cuerpo humano y a un mal global de la sociedad que se ha generalizado en una inconsciencia corporal en pro del estrés y el materialismo, todos o casi todos llevamos fulcros inerciales. Dependiendo de la cantidad y potencia de estos fulcros inerciales negativos, nuestra vida se verá afectada enormemente, aunque no nos demos cuenta.
Yo veo muy importante que todos nos revisemos nuestro sistema cráneo-sacral y nuestro sistema energético, para poner soluciones a esos puntos negros de nuestra salud que nos están afectando y seguirán haciéndolo hasta el resto de nuestros días. Es absurdo que no ponga cada uno de nosotros su granito de arena para sanarse a si mismo y así sanar el mundo. El cambio seria impresionante y maravilloso si uno a uno fuéramos teniendo la experiencia de eliminar esas cargas negativas y exponerlas a otros amigos que hicieran lo mismo, y así en una cadena el mundo viviría mucho mejor. Estos fulcros inerciales nos están afectando negativamente al cuerpo físico y energético y por tanto al cuerpo emocional, mental y espiritual. Si no pulsa correctamente el sistema cráneo-sacral, no hay energía en todo el cuerpo por igual.
Aunque no te des cuenta, aunque te sientas bien, en lo profundo del alma siempre tendrás algo que curar o mejorar.
La inconsciencia es una de las grandes enfermedades silenciosas de nuestro tiempo.
La evaluación del paciente se puede realizar mediante la escucha, mediante la movilización y mediante el tacto.
Aquí profundizaremos en la escucha que también se percibe una movilidad y un tacto, pero a nivel mucho más fino.
La escucha del movimiento respiratorio primario y por tanto la búsqueda de la lesión se hará de forma manual. Se trata de percibir el fallo de energía que puede haber en los tejidos en las fascias debido a diferentes traumatismos sufridos por un individuo.
Ya sabemos que el tejido fascial tiene la memoria tisular y que nuestro propósito es percibir los fulcros inerciales y las zonas de débil o nulo movimiento respiratorio primario y así detectar las huellas de las lesiones.
Para una buena evaluación tendremos que tener un contacto mínimo y intentar percibir micro movimientos de alrededor de una micra. Tenemos que estar en sintonía con el paciente y una aptitud mental de neutralidad, sin juicios ni prejuicios.
Tenemos que tener las manos templadas y colocarlas en el cuerpo en forma plana con un contacto amplio. La mano descansa en el cuerpo por su peso y se adhiere a este como una ventosa en unión energética. El paciente estará en decúbito prono y relajado. Lo mejor en hacer el contacto con la piel, pero es posible que algunos terapeutas lo puedan realizar con ropa puesta.
La lectura que nos da los tejidos la tenemos que hacer totalmente neutral, sin ninguna idea preconcebida y de forma pasiva y simplemente a la escucha. Tenemos que percibir el ritmo del paciente, sin interponer el nuestro o las que las prisas nos impacienten. Pondremos toda nuestra atención en lo que sucede en los tejidos subyacentes con la máxima disponibilidad y concentración. Percibiremos la temperatura de los tejidos, la textura el movimiento y el ritmo. Como normales tendremos los valores habituales que con la práctica y experiencia hemos adquirido.
Notaremos la flexibilidad de la piel y si percibimos una atracción preferencial hacia una determinada zona en la mayoría de los casos significara la dirección de una lesión. El traumatismo de los tejidos conjuntivos ha creado un vector preferencial de tensión. Seguiremos la dirección del movimiento que nos marca dicho vector para llegar al punto central de la lesión. Probaremos un poco en ir en sentido inverso de la lesión para percibir una mayor restricción de movimiento.
En grandes rasgos la escucha será igual en cualquier parte del cuerpo, aunque cada terapeuta puede tener sus particularidades y su técnica especial.
Yo en particular mi escucha está basada en la energía de los fluidos y de los tejidos y no toco al paciente, solo toco el aura y mis manos siguen la pulsación energética. A mí me va muy bien y percibo muchas sutilezas de los tejidos y de las lesiones. Para mí las lesiones y tensiones adquieren otra dimensión más holográfica y multidimensional.
Yo coloco mis manos en el aire y pensando en la articulación en concreto y me sintonizo con las tensiones de los tejidos y las manos se colocan en su patrón inercial y luego se mueven en su respiración, Por ejemplo el esfenoides es posible que este en rotación derecha en su posición relajada, “o sea los tejidos y sus tensiones quieren poner al esferoides o lo ponen en rotación derecha y cuando respira o inhala se coloca en su posición correcta y de nuevo en la espiración va a la posición patológica y ahí se queda como posición neutra”
Yo así lo veo y así lo siento. Mi campo energético se acopla al suyo y mis manos se colocan según las tensiones de los tejidos. Es como si dejara que los propioceptores de los músculos y de las articulaciones pusieran mis manos y mi brazo en la posición de la energía y de las líneas de tensión de los tejidos del paciente. En la mayoría de los casos sigo el movimiento respiratorio del paciente y a la segunda inhalación las manos se me quedan pegadas al paciente realizando una parada u punto CV4, realizando un intercambio de energía y recargando su sistema fascial, para al rato volver a respirar con mejor ritmo y amplitud.
Yo creo que esto sucede porque muchas veces tengo el chakra del entrecejo y de la coronilla abierto y después de una escucha el ritmo craneosacral se para mis manos se quedan pegadas y hay que esperar un rato para que vuelca el ritmo craneosacral mucho mejor. Esto sucede para con los demás y para conmigo mismo, ya que yo llevo años realizando en mi cuerpo estas percepciones y siempre hay un mejor ritmo que tomar y unos tejidos que arreglar. Aunque haya realizado 100 paradas en mis rodillas o en mis caderas siempre le será bueno que algún día vuelva a esa zona y escuche el ritmo, casi con seguridad después de un par de respiraciones se parara el ritmo el solo, mis manos se pegaran y se fundirán en el cuerpo y habrá que esperar unos minutos hasta que vuelva el ritmo craneosacral y entonces será la 101 vez que realice un tratamiento craneosacral a mi rodilla.
Yo puedo hablar de mi, ya que con otra persona es muy difícil hacer tantos tratamientos, debido a la disponibilidad de tiempo entre otras cosas, pero supongo que todos podemos absorber miles de tratamientos craneosacral muy beneficiosos todos para nuestra salud, físico, mental y emocional. Claro está que es una terapia tan profunda como sutil.
Podemos hablar de realizar la escucha en las extremidades superiores de tal manera o de tal forma, en las extremidades inferiores, así o asa. También podemos escribir y escribir como realizar la escucha en la cabeza, en el tronco, etc., pero al final será siempre lo mismo, escucha el ritmo, síguelo varios ciclos, intentando que sea más grande y seguro que lo demás ya vendrá solo, vendrá una parada del ritmo, vendrá una trasmisión de energía y al rato volverá el ritmo craneosacral con mejor ritmo y amplitud. Lo mejor es escuchar nuestro cuerpo y nuestra intuición y dejarse llevar por la sabiduría innata de nuestro cuerpo-mente.
Un poco de historia
El primero en investigar el «Mecanismo Respiratorio Primario» a finales del siglo pasado, fue el Dr. W. Sutherland, discípulo del padre de la osteopatía, el doctor Taylor Still (1828-1917). El doctor Still fue uno de los pioneros de la medicina holística. Buscó durante toda su vida la re armonización del hombre con la naturaleza. Su forma de abordar la curación rechazaba la cirugía y las drogas, solamente utilizadas como última medida. Principalmente se apoyaba en un sistema de manipulación del cuerpo, que denominó osteopatía; ejercicios físicos y consejos sobre el estilo de vida. Fundó en 1892 la primera escuela, la American School of Osteopathy, en Kirksville. Los principios de esta otra medicina basada en leyes naturales revolucionaron la medicina de su época.
Todos sus principios y experiencias de muchos años están recogidos en sus dos obras principales: Philosophie de l’ostéopathie y Practique de l’ostéopathie. Resumiendo, citaremos sus cuatro principios que constituyen los pilares sobre los que se basó su medicina osteopática y que ha influenciado las escuelas posteriores:
- La estructura gobierna la función: cuando las diferentes partes que componen el cuerpo humano están en su sitio, bien relacionadas unas con otras, el conjunto funciona perfectamente. Si una de las partes es perturbada en su estructura, aparecen las diferentes disfunciones que denominamos enfermedades.
- La unidad del cuerpo y el poder de encontrar su equilibrio.
- La autocuración: una nueva visión que permite comprender las causas de las enfermedades y el poder de curarlas.
- El cuarto principio: la regla de la arteria es absoluta. El doctor W. Sutherland (1873-1954) viendo la sofisticada anatomía craneal tuvo una intuición a principios de 1900, «los huesos del cráneo tienen que estar construidos para permitir un movimiento respiratorio». Con esta primera inspiración en el año 1901 el doctor W. Sutherland comienza una vida de búsqueda e investigación desarrollando lo que hoy se llama la Terapia Cráneo-Sacral. No fue fácil su camino ya que, como todo pionero que aporta nuevas ideas tuvo muchos problemas incluso dentro del campo de la osteopatía. Dedicó más de 30 años a estudiar la anatomía del cráneo y experimentó de diferentes maneras, aplicando presión en huesos concretos del cráneo y viendo la relación que tenían con diferentes disfunciones y cambios emocionales. Desarrolló un sistema de examinación y tratamiento de los huesos del cráneo consiguiendo muy buenos resultados, basado en la idea de que los huesos no están soldados sólidamente, sino que hay un micro movimiento o flexibilidad a través de las suturas en que se separan los huesos. En el año 1948, a la edad de 75 años, el doctor Sutherland hace un cambio de paradigma en el concepto craneal. Tiene una segunda inspiración y quizás la más importante.
Observó un problema que se liberó desde el interior del cliente, sin su fuerza o presión sino por el poder intrínseco de la persona. Hasta ahora estaba preparado para buscar el movimiento, el eje de rotación, la restricción y la descompensación en el movimiento y ayudarlo (al sistema) a moverse mejor. Ahora reconoció que el movimiento era justo el resultado de fuerzas más profundas en juego, y por debajo del movimiento existían estados de bienestar y calma más profundos.
La orientación de su trabajo cambia radicalmente: deja de hacer los protocolos y test de movimiento de huesos y membranas, para comenzar a trabajar y cooperar con la potencia del sistema como conductor de la inteligencia innata del cuerpo. Comenzó a llamar a las fuerzas con las que estaba en contacto «el Aliento vital», fuerza dinámica que crea constantemente al ser humano. Posteriormente unas líneas importantes de osteópatas salvaguardaron y desarrollaron estas ideas. Por otra parte, ha habido un amplio desarrollo de esta técnica, apoyado en diferentes trabajos de investigación en laboratorio (especialmente entre los años 1960 y 1980 en Estados Unidos), que han confirmado y ampliado los descubrimientos de Sutherland.
En realidad, el terapeuta no impone nada sobre el cuerpo de la persona, sino ayuda al poder auto corrector del organismo. Por eso en Estados Unidos el terapeuta cráneo-sacral se llama facilitador. Y también es la causa de que esta terapia tan suave como efectiva, es segura y conveniente para personas de todas las edades. Desde adultos hasta niños y bebés, así como después de una operación o en condiciones de fragilidad, complementando el tratamiento médico o psicológico. Si no hay una patología concreta, la terapia nos ayuda a eliminar tensiones y bloqueos y a vivir la vida más plenamente, aumentando la vitalidad corporal.
Algunas patologías en que más comúnmente se aplica la terapia son: dolores de cabeza de tipo migrañoso o tensional; dolores y problemas de espalda y de aparato locomotor; tensión muscular; alivio del dolor; problemas articulares; problemas de oído, vista o boca; problemas digestivos; sinusitis y neuralgias faciales; estrés, ansiedad, cansancio crónico; traumas infantiles, niños hiperactivos; secuelas de accidentes; problemas emocionales.
Parte básica del trabajo son las técnicas de los «puntos de quietud» (stillpoint), manipulaciones revitalizantes del sistema craneal. Tienen un efecto meditativo, relajante y activador de las fuerzas de autocuración del organismo.
Liberación emocional
Ya es un hecho aceptado, incluso por la medicina ortodoxa, la relación entre el cuerpo y la mente. Incluso diría yo la relación íntima entre cuerpo, mente, emociones y espíritu. En el campo de la psico-Neuro-inmunología se han descubierto las conexiones entre los estados psicológicos negativos y su influencia en la respuesta inmunológica. En nuestro cuerpo se puede leer nuestro estado mental y emocional.
Nuestros estados emocionales, ya sean de estrés, excitación, represión…, se van a reflejar en patrones y posturas musculares características. Incluso los traumas físicos y emocionales del pasado están reflejados en nuestros tejidos, lo que denominamos «nudos de energía». Incluso hoy en día sabemos que la gente que ha sido traumatizada guarda las memorias de esos eventos traumáticos en el cerebro y en el cuerpo. Frecuentemente, esta memoria se expresa en síntomas de numerosas enfermedades psicosomáticas, desorden de estrés postraumático, pesadillas y miedos, pensamientos negativos y comportamientos disociados. El cuerpo de una persona traumatizada está «desconectado» y contiene una gran tensión.
Los «nudos de energía» (energy cyst), término acuñado originalmente por la terapia cráneo-sacral americana son áreas de disfunción corporal que se manifiesta como obstrucción a la eficiente conducción de energía y electricidad a través de los tejidos del cuerpo (principalmente fascia). La función normal del cuerpo se ha inhibido en esa área y el cuerpo se debe adaptar a esa actividad desorganizada. Puede ser resultado de: traumas físicos, invasión patógena, disfunción fisiológica, problemas mentales y emocionales.
Tomando como ejemplo un trauma físico, un accidente, el cuerpo tiene dos maneras de responder a la fuerza física de la injuria: empieza inmediatamente a disipar esta fuerza y el proceso natural de curación sigue, o la fuerza física impuesta en el cuerpo se retiene en lugar de disiparse. Si la energía no puede disiparse como calor, el cuerpo localiza y concentra la energía, encapsulándola o aislándola como un nudo de energía. El cuerpo se adapta a la presencia del nudo, comprometiendo el proceso normal de funcionamiento, se entorpece la movilidad fascial, se reduce la normal conductibilidad eléctrica de los tejidos envueltos, se reduce el flujo de energía alrededor de los meridianos de acupuntura. Todo esto debilita la energía corporal creando tensión y disfunción.
Hay tres factores importantes para determinar si el cuerpo es capaz de disipar la energía traumática:
- La cantidad de energía: si el impacto es demasiado grande puede comprometer la habilidad del cuerpo para disiparla.
- Anteriores injurias en la misma área corporal: se vuelve una zona más vulnerable y puede comprometer la habilidad para disipar la energía.
- Ciertos estados emocionales negativos: como el enfado o el miedo paralizan la habilidad del cuerpo para disipar la energía. Si estos estados negativos son dominantes en el momento del accidente o injuria, el cuerpo probablemente retendrá la fuerza de la injuria desarrollando un nudo energético. Una vez que las emociones negativas se han descubierto y revivido con el apoyo del terapeuta, será más fácil liberar el nudo energético.
Integrar las diferentes visiones
A fin de entender las diferentes aproximaciones de la terapia cráneo-sacral, las cuales son todas muy válidas, necesitamos distinguir entre aproximaciones biomecánicas y biodinámicas. En la aproximación biomecánica tendemos a trabajar con las manifestaciones más físicas del sistema. Y exploramos sobre todo mediante examen activo del movimiento, pero también mediante percepción pasiva. En el principio biodinámica entramos en contacto con todas las fuerzas en juego con una visión del sistema que subyace en todo el trabajo. La fisiología corporal del cliente usa estos principios para autocorregir sus propios problemas.
Desde mi punto de vista necesitamos aprender a cooperar con el sistema del cliente, su programa personal y la necesidad vital de retornar a la Salud. Sutherland estableció los principios de tratamiento para trabajar con el sistema. Su aproximación al tratamiento puede ser resumido en sus propias palabras: «Ser consciente del equilibrio profundo y permitir a la función fisiológica interna del cuerpo para que manifieste su inequívoca potencia, antes que aplicar fuerzas ciegas desde afuera». En este espacio de escucha nos aproximamos al cliente con respeto y aceptación.
Técnica de «punto de quietud» con el inductor
Este ejercicio se realiza con un aparato llamado inducidor de punto de quietud. Es un ejercicio para uno mismo con enormes beneficios.
La manera de realizarlo: Nos colocamos cómodamente de espaldas sobre una superficie que no sea ni muy blanda ni muy dura. Nos colocamos el inductor debajo de la cabeza contactando la zona media del occipital transversalmente, dejando que el peso de la cabeza descanse sobre él. Entonces simplemente nos relajamos, entre 10 ó 15 minutos (nos podemos acompañar con música relajante).
¿Cuáles son los beneficios?
Durante el «punto de quietud» se crea una sensación de relajación general: todo el tejido conectivo del cuerpo se relaja, se reduce el estrés, se mejora la eficiencia del sistema inmunológico, se alivian el dolor de cabeza y la migraña, se benefician la artritis y miembros hinchados, y se incrementa la vitalidad. Ayuda en las náuseas por la mañana durante el embarazo, activa las fuerzas de autocuración del cuerpo (homeostasis), restablece la flexibilidad del sistema nervioso autónomo. A esta técnica no se le conoce efectos secundarios y solamente está contraindicada en traumas craneales graves donde no conviene comprimir el cráneo ni provocar cambios de presión dentro del cerebro como en caso de reciente fractura del cráneo, hemorragia en el cerebro, tumor cerebral grande, aneurisma intracraneal y apoplejías.
Ejemplos del Dominio Propio
Muchos de los músicos que tocan instrumentos de viento intentan emplear la técnica de respiración del trompetista Louis Armstrong. Armstrong tocaba la trompeta sin pararse para respirar. En cambio, respiraba continuamente por la nariz y exhalaba por la boca mientras tocaba la trompeta. Hoy en día, el saxofonista Kenny G. emplea este método para sostener las notas durante un tiempo asombrosamente largo. Incluso los cantantes se concentran en su respiración para que no se note cuando toman aire mientras cantan.
Los atletas siempre están en la regulación de la respiración. Los corredores intentan establecer un ritmo para reducir la sensación de estar sin aire. Los nadadores practican las técnicas de respiración para aumentar su capacidad pulmonar mientras bucean o nadan con la cabeza debajo del agua.
Muchas comadronas enseñan a sus pacientes a respirar despacio y tranquilamente mientras están dando a luz. La respiración pausada no sólo reduce el estrés físico, sino que ayuda a la futura madre a concentrarse en una determinada actividad en lugar de centrarse en el dolor o los nervios.
Método de Respiración para una Mente Intranquila
Cada vez que sientas que tu mente esté intranquila -tensa, preocupada, ansiosa, parlanchina, soñando constantemente- hace una cosa: primero exhala profundamente; empieza siempre por exhalar…exhala profundo…lo más que puedas…Tira todo el aire; junto con el aire, vas a tirar también el estado de ánimo, ¿porque la respiración es todo…Y después expulsa el aliento lo más lejos que puedas… actuar delante del público? Si lo ha hecho, seguramente habrá experimentado ese «momento de la verdad», ese momento, antes de salir a la luz, en el que respira hondo y se dice a sí mismo: «Vamos allá». Después, sumí el estómago y contenerlo por unos cuantos segundos…no inhales…deja que salga el aire, y no vuelvas a inhalar por un rato…Después, deja que el cuerpo inhale solo…Inhala profundo -lo más que puedas…Otra vez, espera por un rato…el lapso tiene que ser igual al lapso posterior a la exhalación -si retuviste tres segundos, reten también la inhalación tres segundos…Tira el aire y reten tres segundos; toma aire y reten tres segundos. Pero tenéis que expulsarlo por completo. Exhala totalmente e inhala totalmente, y dale un ritmo…Reten, inhala, reten, exhala, reten, inhala, reten, exhala…vas a sentir un cambio en todo tu ser inmediatamente; va a desaparecer tu estado de ánimo y va a entrar en vos un nuevo clima…
09-La postura exacta del cuerpo
Cuando colocamos el cuerpo en la misma posición como cuando recibió el impacto se produce un ajuste y bienestar que el terapeuta debe de aprovechar para descargar esa energía bloqueada.
Esta caída drástica del voltaje se producía sólo cuando el proceso de tratamiento tenía éxito. Si no se obtenía un alivio duradero del dolor, el voltaje del paciente volvía normalmente a su elevado valor anterior. Hasta que no se encontraba la postura exacta del cuerpo, el voltaje no caía. Otro aspecto muy útil que descubrimos durante esa época fue que cuando el paciente estaba en la postura terapéutica correcta para aliviar el dolor, no sólo caía el voltaje total del cuerpo del paciente, sino que la actividad rítmica de su sistema sacrocraneal también se paraba de pronto completamente. Yo no tenía al paciente en la posición correcta, el ritmo del sistema sacrocraneal no se paraba. Cuando se paraba, no volvía a funcionar hasta que se había liberado el calor y el pulso terapéutico había descendido por debajo de la percepción. Esta es otra razón por la que pienso que el sistema sacrocraneal es el «núcleo» del ser total. Así me parece cuando estoy haciendo lo correcto con el paciente. ¿Cómo hacemos para encontrar la postura correcta para aliviar el dolor corporal? Yo sinceramente no lo sé. Puedo describir lo que creo que hacemos, pero todavía estamos abiertos a otras ideas. Según lo veo, estos tejidos corporales retienen un recuerdo de la posición en la que estaba el cuerpo cuando éste fue dañado.
Cuando yo coloco mis manos sobre el cuerpo del paciente intento asegurar calladamente a estos tejidos que vamos a hacer lo que ellos desean que hagamos. También trato de pensar en poner energía en el cuerpo del paciente. Yo sé que esto está pasando porque hemos medido las elevaciones de voltaje y las reducciones de resistencia en parámetros eléctricos durante estas sesiones de tratamiento. Después, intento ser muy sensible y oponerme a las fuerzas gravitacionales sobre el cuerpo del paciente, de forma que puede obtenerse el equilibrio de tensiones entre los grupos de músculos antagonistas como si pensara que estamos en un ambiente libre de gravedad. Una vez que esto ocurre, sigo el equilibrio hasta que el sistema sacrocraneal cesa su actividad abruptamente. Entonces sé que estamos en la postura correcta para que ocurra algo bueno. Inicialmente, yo realizaba todo intuitivamente. Queda para mis médicos amigos documentar científicamente lo que ha estado pasando
Volviendo a la cuestión. Después de muchas tormentas de ideas, a veces amigables y tranquilas, y otras veces acaloradas y apasionadas, llegamos al acuerdo de una posible vía por la que tenía efecto este proceso de tratamiento. Diseñamos un modelo con el que podíamos trabajar. Este modelo explicaba la mayoría de los hechos que nosotros habíamos estado observando y experimentando.
En resumen, la vida es un constante movimiento, y al abrazar y fluir con ese movimiento, podemos encontrar mayor vitalidad, plenitud y conexión con el mundo que nos rodea.