Cadenas musculares
Las cadenas musculares son sistemas de músculos y tejidos conectivos interrelacionados que trabajan juntos para proporcionar estabilidad y movimiento al cuerpo humano. Estas cadenas se extienden a lo largo de todo el cuerpo y están compuestas por músculos, fascias, tendones y ligamentos que actúan de manera conjunta para mantener la postura, realizar movimientos y distribuir las cargas y tensiones a lo largo del sistema musculoesquelético.
Las cadenas musculares se dividen en diferentes grupos según su ubicación y función. Algunos ejemplos de cadenas musculares comunes incluyen:
- Cadena muscular posterior: Esta cadena se extiende desde la planta del pie, pasando por la parte posterior de la pierna y el muslo, hasta la columna vertebral y el cuello. Está involucrada en la extensión y estabilización del cuerpo.
- Cadena muscular anterior: Esta cadena se encuentra en la parte frontal del cuerpo e incluye músculos como los del abdomen, el pecho y los flexores de la cadera. Está implicada en la flexión y movimientos hacia adelante.
- Cadena lateral: Esta cadena se extiende desde el lateral del cuello, los hombros, las costillas y las caderas. Juega un papel importante en los movimientos de inclinación lateral y rotación del cuerpo.
Las cadenas musculares están interconectadas y funcionan como un sistema integrado. Cuando hay desequilibrios, restricciones o disfunciones en una cadena muscular, puede afectar el funcionamiento de otras cadenas y provocar alteraciones posturales, limitaciones de movimiento y molestias musculoesqueléticas.
El trabajo con las cadenas musculares puede ser abordado en diferentes disciplinas terapéuticas, como la fisioterapia, la osteopatía, la terapia manual y el entrenamiento funcional. El objetivo es identificar y tratar las tensiones y desequilibrios en las cadenas musculares, restablecer la funcionalidad y mejorar la postura, el movimiento y el bienestar general del individuo.
Las cadenas musculares son unos circuitos anatómicos a través de los cuales se propagan las fuerzas organizadoras del cuerpo. Estos circuitos nos hablan de diferentes puntos de tensión estructural parásita que son la base de disfunciones, deformaciones y dolores. Esto es que un dolor en los pies puede estar provocando una tensión en la cabeza.
Hubo un médico francés en 1975 que se puso a investigar el tejido fascial, observó que el alineamiento de las fibras de las fascias provocaba que tras un golpe se produjera un acortamiento de las fascias que llegaba hasta la otra punta del cuerpo, produciendo dolores en estas zonas más dístales.
Si una persona tiene un dolor en el hombro y nosotros le masajeamos ahí, este notará un alivio momentáneo y superficial, pero al día siguiente cuando exista la isquemia nocturna y el enfriamiento, el tejido muscular y tendinoso volverá a su posición y el dolor de nuevo sobrevendrá.
Esto es porque en las zonas profundas el tejido fascial sigue retorcido, guarda la memoria de la retracción del impacto tirando hacia zonas más dístales. El sujeto estará otra vez igual y tendrá que ir a otro terapeuta.
Es como las técnicas de cadenas musculares de Messier (1780) y otros autores, que no son más que las cadenas longitudinales de fascias, de tendón, de músculo, de túnicas, que cuando tiras de una punta se produce efecto en la otra punta.
Simplemente le han puesto diferentes nombres a este hecho de cadenas musculares, que no es mas que la maravillosa unidad y entrelazado de todas las fascias que actúan y son una misma pieza. Muchos dolores y deformidades de la espalda no se deben a una debilidad muscular sino, en muchas ocasiones, a la rigidez de los tejidos como músculos y fascias. La reeducación deberá ser global ya que el funcionamiento de los músculos es global, unos se relacionan con los otros formando cadenas musculares, particularmente la cadena posterior que se extiende desde el cráneo hasta los dedos de los pies. En consecuencia, se deberá insistir sobre la flexibilidad muscular respetando las capacidades de cada individuo.
Hasta que no hemos llegado a la época de la electrónica, gracias a los microscopios digitales, no hemos podido ver la estructura interna de las fascias, que es muy parecida a la muscular.
Todas las fascias como todo el músculo están huecos en su interior y esto quiere decir que algo está circulando por su interior.
Nuevas investigaciones indican que ciertas células que se encuentran en la fascia se comunican directamente con el sistema nervioso, entre sí y con todos los demás órganos del cuerpo. Si eso es cierto, se está desafiando la noción de que es únicamente el sistema nervioso central el que controla y media entre todos los sistemas del cuerpo.
La Fascia en lugar de ser simplemente una pared de retención de colágeno como se pensaba anteriormente, estos nuevos hallazgos revelan que la fascia es una “autopista” superconductora donde viven las células, y donde los nutrientes y los desechos son transportados a otras células o a los canales prelinfáticos y, en última instancia, al sistema linfático. Si esto es cierto, tiene sentido que este sistema desempeñe un papel significativo en nuestro sistema inmunológico, en las respuestas neurológicas y en el bienestar general.
Algunos conductos llevan sangre, otros llevan linfa y un descubrimiento reciente nos dice que en algunos de los conductos se ha encontrado líquido cefalorraquídeo. Anteriormente se creía que este líquido sólo se encontraba en la cabeza y en la columna vertebral, funcionando como una bomba hidrostática.
Este líquido es un material muy especializado, pues está en contacto con el sistema nervioso y tiene la función de alimentar a todo el organismo. Se encuentra en todas las partes del cuerpo, en menor cantidad en las partes más dístales del cuerpo. Dependiendo del PH de este líquido van a depender las funciones motoras y sensitivas de la persona.
Cualquier desequilibrio de éste líquido que está en contacto con el cerebro y el sistema nervioso periférico, puede provocar muchas patologías.
Cuando tuvimos la oportunidad de observar que las fascias interconectan con todo el cuerpo, hubo osteópatas y quiroprácticos que observaron que estas fascias dan forma al cuerpo humano. Empezaron a estudiar como daban forma al perímetro humano y observaron los diferentes diafragmas que existían: diafragma pélvico, torácico bajo, torácico alto, cervical y craneal.
Estos diafragmas están hechos para mantener la estructura morfológica externa del cuerpo. Es como tener muchos hilos longitudinales y según ponemos y apretamos uno hilos transversales dan forma al perímetro del cuerpo, en la cintura más estrecho y en el tórax más ancho.
La calidad de transmisión de la información del tejido fascial longitudinal depende de ¿cómo? están las tensiones reciprocas del tejido fascial transversal que forman los diafragmas del cuerpo humano. Por lo tanto una de las técnicas cráneo-sacrales es devolver la movilidad a estos diafragmas.
Si queremos que la transmisión de la información por vía fascial y neurológica sea correcta desde la cabeza hasta los pies y desde los pies a la cabeza, tenemos que devolver la total movilidad a estos diafragmas.
En muchos casos esto no sucede y suele haber fallos en alguno de estos diafragmas y las respuestas neuro-vegetativas están atascadas. Muchas personas tienen algún trauma psíquico o físico en algunos de estos diafragmas.
Esto afecta a toda la funcionalidad y fisiología de los órganos que se encuentran en ese diafragma.
Si es el diafragma de la pelvis, estará afectando a todo el aparato reproductor, con sus consecuentes patologías.
Si afecta al diafragma torácico estará afectando a las funciones respiratorias, la respiración correcta debe de ser el perfecto equilibrio entre oxígeno y anhídrido carbónico.
Si fallara el diafragma torácico alto estaría afectando a todas las patologías de origen circulatorio cefálico, una mala circulación hacia la cabeza, una mala nutrición cerebral.
Si se ve afectado el diafragma cervical las patologías tendrán que ver con la deglución, comunicación y expresión.
Si se ve afectado el diafragma craneal es la suma de todas las anteriores más las relacionadas con la central que es el cerebro. Un cortocircuito aquí en el cerebro es de lo más importante, pues de aquí se gobierna todo el organismo.
Si una persona muy sensible se conecta mentalmente con todo su sistema de fascias, con sus cadenas musculares, con la globalidad de su cuerpo desde la cabeza hasta los pies, descubrirá la perfecta interrelación tensional de membranas que hay por todo su cuerpo.
Yo mismo en pequeños estados de meditación me he dado cuenta de esta sensación. Me he concentrado en alguna parte de mi cuerpo para aliviar la tensión de sus tejidos y enseguida he notado como en partes más distales, por ejemplo los pies, se iba realizando un nuevo ajuste, se iba relajando otros tejidos bastante separados de la zona donde estaba realizando la curación o transmisión de energía. La impresión o sensación es maravillosa. Es como tratarte con energía el cuello y ajustarte automáticamente el estómago o las caderas, a la vez que percibes un cosquilleo en el pie.
Todo esta unido por el tejido fascial y todo tiene una inevitable interrelación en el ámbito de tensiones reciprocas y de canales de energía.
Ahora a veces noto como se desajusta el esfenoides, se anterioriza el lado derecho y percibo como todo mi lado derecho del cuerpo se anterioriza también, hasta las caderas. Esto simplemente puede ser un ajuste que el cuerpo necesita hacer para re-encontrar un mejor equilibrio o punto medio. Pongo mis manos en mis caderas y percibo las membranas de mi cadera y de mi pierna derecha mas baja que la otra.
Esto al principio me pareció impresionante, mágico y sorprendente. Me preguntaba por que notaba y sentía una pierna más larga que otra, ponía mis manos en las piernas y notaba la membrana derecha más baja que la otra, yo me decía que no podía ser. Fui siguiendo la tensión de las membranas hasta llegar al esfenoides, que por algún motivo lo tenía anteriorizada derecha.
La tensión de las membranas se puede seguir con una percepción algo extrasensorial, llamado percepción quinestésica. Es una percepción elevada a través del tacto.