¿Cómo es una sesión cráneo sacral?
La terapia craneosacral nos ayuda a eliminar tensiones y bloqueos y a vivir la vida más plenamente, aumentando la vitalidad corporal. También es aplicable en un elevado número de patologías y, lo que es mejor, a vivir en paz interior, sin traumas, sin defectos psicológicos.
La terapia craneosacral es una forma de terapia manual suave y no invasiva que se centra en el sistema craneosacral del cuerpo. Este sistema incluye el cráneo, la columna vertebral, el líquido cefalorraquídeo y las membranas que rodean y protegen el sistema nervioso central.
Durante una sesión de terapia craneosacral, el terapeuta utiliza técnicas manuales suaves para evaluar y mejorar el flujo y equilibrio del líquido cefalorraquídeo, así como liberar cualquier restricción o tensión en el sistema craneosacral. Se cree que al liberar estas restricciones, se promueve la capacidad natural de auto curación del cuerpo y se mejora la salud física y emocional.
La terapia craneosacral se utiliza para tratar una variedad de condiciones y síntomas, como dolores de cabeza, problemas de espalda, estrés, ansiedad, trastornos del sueño, lesiones traumáticas, entre otros. Es importante destacar que la terapia craneosacral no sustituye a la atención médica convencional, pero puede complementarla en el proceso de recuperación y bienestar general.
Si estás interesado en recibir terapia craneosacral, te recomendaría buscar un terapeuta certificado en tu área, ya que ellos tendrán la formación y experiencia necesarias para proporcionar un tratamiento adecuado.
Queda claro pues que la salud y la sanación en el ser humano son acciones inherentes y que nuestro trabajo como terapeutas consiste en eliminar las tensiones o interferencias que impiden la perfecta función neurológica entre el cuerpo y el sistema nervioso central (SNC). De esta manera la energía nerviosa y por tanto los reflejos vasomotores espinales hacen que los tejidos y órganos reciban más afluencia de sangre y así se realice la auto-curación.
La terapia cráneo-sacral nos permite atender a la función del sistema
nervioso central (SNC) y observar las distintas pulsaciones producidas en el cuerpo cuando dicho sistema funciona sin tensiones membranosas y acompañado de un movimiento óptimo de los huesos craneales. Este movimiento o respiración óseo-craneal deseado se produce gracias al pulso constante que el líquido cefalorraquídeo ejerce sobre el cráneo.
El sistema cráneo-sacral es un sistema fundamental en el cuerpo humano ya que por él pasa casi toda la información nerviosa. Podríamos asegurar que aquí se encuentran los niveles mental, emocional y espiritual del ser humano, lo cual resulta de suma importancia.
Esperemos que en un futuro cercano se profundice más en el estudio de las posibles influencias de los niveles emocionales, sentimentales, mentales en la salud física y su directa relación con el movimiento respiratorio primario, o sea con la libre circulación del LCR.
Vamos a aprender a escuchar los ritmos sutiles de nuestro cuerpo. Estos ritmos naturales del cuerpo son perfectamente calificables y cuantificables por la ciencia médica actual, incluso el que nos ocupa que es el ritmo del líquido cefalorraquídeo.
La terapia cráneo-sacral nos brinda la posibilidad de todo
esto e incluso de Ser, sentir y vivir de una manera nueva, sin recuerdos
traumáticos ni emociones destructivas. La posibilidad de vivir el momento presente independientemente de todos nuestros sentidos, pensamientos y sentimientos.
Es como re-encontrar el maravilloso placer de vivir, de
sentir y de expresar. Es armonizar y volver al deseable sutil equilibrio entre nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu.
¿Cómo es una sesión?
Cada terapeuta tiene su propia forma o modo de abordaje. Depende así mismo del paciente, y del momento en que se encuentre. Como antes se mencionaba, no existen protocolos de trabajo en Biodinámica El estado de escucha y de presencia, son los pilares fundamentales en que trabaja el terapeuta. La sesión es muy variable, y cada terapeuta respeta el ritmo del proceso de la sesión, pudiendo durar desde 20 minutos a 1 hora. Cuando el trabajo está realizado, ya está sin más. Por decirlo de algún modo, por echar más agua en un vaso rebosante, este no va a tomar más cabida de agua.
Normalmente, la escucha del paciente se realiza desde cualquier parte del cuerpo, pudiendo variar la toma de contacto en diversas ocasiones durante la sesión. La aproximación del terapeuta es suave y sutil, imponiendo sus manos bien en la bóveda craneal, temporales, etc. o diafragmas, pies, etc.
A diferencia de los tratamientos biomecánicos, desde la biodinámica las sesiones suelen ser más profundas y menos físicas.
¿Cuántas sesiones son necesarias para superar un problema?
Establecer un protocolo terapéutico en función de la disfunción por la que acude el paciente. En realidad, uno de los trabajos en Biodinámica es no usar las expectativas como objetivo de la terapia.
Realmente, el objetivo es el paciente, no la patología, y esta requiere una atención particular para cada caso. Sin embargo, la experiencia en el campo terapéutico, nos lleva a hacer una «estimación», por la que los problemas leves, suelen «solucionarse» en un par o tres de sesiones, mientras que los casos mas persistentes, agudos o crónicos, conllevan un proceso algo mas largo, aunque los procesos evolutivos no siguen el procedimiento lineal que normalmente se entiende por «curación».
¿Es compatible con otras vías terapéuticas?
Desde la biodinámica, lo único que se precisa es respeto por el estado y el proceso del paciente. Siempre es interesante, que el paciente guarde un respeto de 3 ó 4 días entre una sesión y la sesión de otra terapia. El motivo, es darle el tiempo suficiente al paciente a digerir y conformar su nuevo status corporal. Evitar en definitiva una sobre estimulación que podría desencadenar efectos no deseados. La apreciación, se entiende aplicable a muchas otras vías terapéuticas, aunque si bien no son incompatibles, sí que habría que cuestionarse la necesidad de llevar varios tratamientos a la vez por el mismo motivo. El cuerpo en ocasiones genera sus patrones de resistencia ante tal hiperestimulacion, por lo que sería conveniente que cada vez que se iniciase un tratamiento en alguna vía terapéutica.
Una terapia suave basada en el movimiento rítmico y coordinado de los huesos craneales y el sacro, y consiste en la liberación de las posibles restricciones a dicho movimiento.
¿Cómo tratar al paciente?
Cuando recibimos un paciente en la consulta lo primero que haremos es sentarnos y charlar con el paciente a ver cuáles son sus necesidades y hacerle un pequeño historial.
Le preguntaremos que es lo que espera de nosotros, para procurar que el paciente tenga más protagonismo que el terapeuta, esto es importante.
Entonces le diremos al paciente que le queremos ayudar, pero que él debe de poner mucho más de su parte que yo. Intentamos hacer un contrato laboral en donde yo tengo un compromiso y el paciente otro. Como en cualquier contrato si una de las partes no responde el contrato se rompe.
En realidad, no es mi problema si no es el del paciente, por tanto, éste debe de poner de su parte. Ponerse de acuerdo en el porcentaje de protagonismo que cada uno tiene que tener y es el paciente el que tiene la mayor de las responsabilidades. El paciente me ayuda a mí a yo ayudarle a él. Ahora ya tenemos el 50% del éxito en los tratamientos.
Después de tener el historial yo le propondré el hacer esta terapia cráneo-sacral. Aquí estamos pidiendo su consentimiento, y él puede decir sí o no. Si es positivo ya tenemos el otro 50% del éxito del tratamiento, si dice que no podemos hablar de hacer otros tratamientos.
Esta terapia es una terapia no agresiva, no invasiva, y es muy respetuosa con la circulación de los tejidos y con la inteligencia que emana de esos fluidos.
Es una terapia que nos lleva a la auto-escucha del paciente y a la auto-escucha nuestra.
Sucede que según como esté nuestro nivel de receptividad, tendremos una calidad en nuestro trabajo de escucha del paciente. Entonces tendremos que poner en práctica un buen posicionamiento, un buen estado de ánimo y de receptividad y un buen estado mental y de concentración.
Escuchar el ritmo cráneo-sacral es como sintonizar un dial de la radio, nosotros nos focalizamos en el movimiento rítmico del líquido cefalorraquídeo. Nosotros somos el dial. Puede ser que haya días que no sintamos bien el ritmo y entonces nos haremos unos masajes en los puntos neurolinfáticos nuestros, entre las costillas y la parrilla costal y también masajear el labio superior e inferior.
Le podemos explicar al paciente que la vitalidad es la expresión de la cualidad de la vida y que vamos a procurar conseguir un sistema corporal completo estructurado y dinámico.
Haremos un diagnóstico sobre el estado del paciente. Observaremos como camina, como se agacha, el color de la piel, los rasgos de su cara, los ojos, etc. y en función de las conclusiones obtenidas del examen seleccionaremos un tratamiento curativo.
Le comunicaremos al paciente lo que vamos a hacer en esta terapia y le explicaremos brevemente el funcionamiento del sistema cráneo-sacral.
Le explicaremos al paciente que necesitaremos varias sesiones para reequilibrar su sistema cráneo-sacral.
Nosotros como terapeutas vamos a ayudar al paciente a re-encontrar su estado de perfecto equilibrio energético.
Pasamos a la camilla y empezamos a hacer el tratamiento.
¿Cómo hacer una sesión de terapia craneosacral?
Estando en un estado de tranquilidad y paz, nos ponemos cómodos al lado del paciente y nos predisponemos a abrir nuestra percepción sutil, para escuchar el impulso craneal rítmico del paciente.
También podemos pedir en silencio permiso al cuerpo del paciente para trabajar con él en ese mismo momento, No todos los cuerpos son compatibles con uno. Hay un ejercicio de coger el pulso del paciente y luego el tuyo, hasta el momento de que los dos se juntan en un latido unido y en armonía, produciendo una unión afectiva por lo menos durante 24 horas. Esto es una manera de pedir permiso al cuerpo.
Podemos hacer un anclaje en la tierra y en el cielo. Nos visualizamos con raíces energéticas en nuestros pies y un rayo láser de luz desde nuestro sacro hasta bien profundo en el suelo. Con el cielo nos podemos conectar visualizando un tubo de luz desde la cabeza hasta unos metros por encima de nosotros.
Cada vez que hacemos la escucha nos preguntaremos si podemos hacerlo con aún menos presión. Si es así, lo haremos. La vía lemniscal nos dará de esta forma mayor información.
La vía lemniscal del paciente se comunicará con la nuestra y a esto le llamaremos comunicación no verbal.
Recordemos que para notar la circulación del líquido cefalorraquídeo tenemos que ejercer un máximo de 1gr. de presión por dedo, para el ritmo cardiaco serian 4gr. de presión por dedo y para el respiratorio de 5gr. por dedo.
Podemos frotar nuestras manos, para reactivar los censores digitales y también mirar y magnetizar nuestras manos para aumentar su nivel Áurico y poder llegar a las partes profundas de los tejidos.
La mano se tiene que fundir con los tejidos del paciente energéticamente hablando. Al principio es útil utilizar los mecanismos propioceptores de las muñecas, de los brazos o codos como instrumentos sensitivos. Esto nos ayuda a desconectar los corpúsculos de Meissner de nuestras manos, tan usados en los masajes.
Colocando ambas manos en la cara superior y en los laterales del cráneo y esperando un periodo de tiempo suficiente, notaremos que existe un movimiento de expansión y estrechamiento del cráneo. La falta de este movimiento se traduce en trastornos.
Nos preparamos para hacer la escucha general, colocaremos nuestras manos como se observa en la imagen y escuchamos el IRC
Este movimiento no lo perdemos en toda nuestra vida, sólo variará su calidad.
Cada persona tiene su propio ritmo. Estadísticamente hablando se ha encontrado un ritmo óptimo que tiene un ciclo de entre 6 y 12 ritmos por minuto. Este ritmo está formado por unos 3 segundos. De expansión, mantenimiento de 3 segundos. Y un vaciado de otros 3 segundos.
Las manos no agarran el cráneo, pues estaremos en vía espino-talámica. La mano que palpa, coge una actitud pasiva y se funde con el sujeto, consiguiendo sobrepasar sus receptores táctiles.
Cuando se aprende a palpar propioceptivamente es útil evitar concentrarse en las manos. Nos puede ser de ayuda si nos concentramos en las muñecas, en los codos, en los brazos o antebrazos y los usamos como mecanismos propioceptores. Focalizar nuestra mente en el trabajo es nuestra mejor herramienta.
La palpación es todo un arte subjetivo y cuanto menos hablemos y más nos concentremos mejor será nuestra efectividad palpatoria.
Podemos depositar las manos en los pies, en los muslos, en las caderas, en el sacro o en cualquier parte del cuerpo que escucharemos ese mismo ritmo, pues existe en todo nuestro cuerpo.
Cuando nuestras manos estén escuchando propioceptivamente nuestra atención viajará y penetrará en el interior del cuerpo, a través de la piel, los músculos, los huesos, etc. hasta notar con el ojo de la mente la tensión del tejido interno y la presión del fluido interno.
Después podemos hacer un punto de parada un Still Point, con sólo nuestra intención. Aparece un borboteo una especie de lucha o movimiento descontrolado y a continuación hay una parada de ritmo, pues el cuerpo está pensando y reajustándose. Después de unos segundos o minutos aparece de nuevo el ritmo con mejor frecuencia, amplitud y ritmo.
Lo que se mueve no es el hueso, sino la dirección del líquido.
Lo que nos interesa es el ritmo del líquido cefalorraquídeo que es de 6 a 12 pulsos por minuto. Si nuestra presión fuera un poco excesiva notaríamos el ritmo respiratorio o el ritmo cardiovascular.
En la extensión el cráneo se vacía de líquido cefalorraquídeo alargándose de manera antero-posterior y acortándose en los laterales.
Esto es un sistema de hidromecánica y sus ligeros movimientos son de micras de milímetros.
Yo personalmente lo observo con mi percepción táctil como un llenado de energía en el aura y luego un vaciado de energía en el campo áurico.
Yo entiendo que esto es así, porque hago que mi cerebro se sintonice en esa frecuencia y así percibo con mayor facilidad y seguridad el impulso rítmico craneal o movimiento respiratorio primario. Como se observa en el dibujo en la flexión esfenobasilar en cuerpo se ensancha y toda la energía del aura se recarga y se ensancha también. Esto de la energía es una apreciación mía, que estoy seguro que en un futuro lo usarán muchos otros terapeutas y sanadores. Percibir el impulso rítmico craneal “IRC” por el aura humana a través de la elevada percepción quinestésica me da muchas posibilidades de diagnóstico y tratamiento a distancia. Para mí, todo es energía a través del ser humano y del universo. Cada vez percibo más claro que hay que desatar muchos nudos y líneas de energía por y alrededor del aura y que esto claramente y rápidamente repercute en la mejora de los tejidos tratados.
En la flexión el sacro también se llena y se flexiona. La extensión en el cráneo supone la extensión en el sacro. Ambos se abren y descienden o se cierran y ascienden.
El ritmo cráneo sacral se mueve en la «sincondrosis esfeno-basilar” (eje del movimiento de flexo-extensión del cráneo), diástole/sístole craneal. Funciona más como arcología que como flexión. Esto es el corazón del cerebro. Esta articulación es una articulación con una unión por cartílagos y la membrana tentórium o tienda del cerebelo hace de diafragma de este movimiento.
Al ritmo cráneo sacral se le suele aplicar un punto de parada o STILL POINT, a menudo. Esta es la herramienta más poderosa de esta terapia cráneo sacral.
Cuando el ritmo no está bien, tenemos que reorganizarlo. Cuando hay una distorsión de la dirección del líquido, tenemos que pararlo.
En este momento el cuerpo se rebela ante esto porque no quiere parar. Habrá una lucha entre la ayuda a dar y la reorganización del propio cuerpo del paciente, esto al nivel de fibras y de membranas.
Entre la percepción del ritmo y la parada habrá mucha oscilación llamada borborismo, que viene a ser un borboteo donde la distorsión aumentará mucho más antes de pararse totalmente.
Este aquietamiento puede tardar segundos o minutos. Posteriormente el ritmo reaparecerá reorganizado y con mayor fuerza y vitalidad.
Se producirá un incremento del flujo energético antes de la parada neurológica. Puede haber un aumento del parpadeo, rechinar de dientes, o cualquier otro movimiento compulsivo o espontáneo como la necesidad de girar o temblequear alguna parte del cuerpo etc.
Cuando hagamos el protocolo craneal, haremos siempre en primer lugar el Still Point en el occipital una, dos o tres veces, hasta que observemos una simetría perfecta. Cada vez que lo hagamos estaremos reorganizando las fibras fasciales y el sistema nervioso. Así conseguimos relajar los músculos u órganos internos.
(Hay una técnica de las pelotas de tenis puestas en el occipital para mejorar algo acerca del Acueducto de Silvio y que en el cuarto ventrículo percibiremos mayor ritmo del impulso rítmico craneal.)
Cualquier Still Point mejorará la presión hidrodinámica del cráneo.
Cada terapeuta tiene su propia forma o modo de abordaje. Depende así mismo del paciente, y del momento en que se encuentre. Como antes se mencionaba, no existen protocolos de trabajo en Biodinámica El estado de escucha y de presencia, son los pilares fundamentales en que trabaja el terapeuta. La sesión es muy variable, y cada terapeuta respeta el ritmo del proceso de la sesión, pudiendo durar desde 20 minutos a 1 hora. Cuando el trabajo está realizado, ya está sin más. Por decirlo de algún modo, por echar más agua en un vaso rebosante, este no va a tomar más cabida de agua.
Normalmente, la escucha del paciente se realiza desde cualquier parte del cuerpo, pudiendo variar la toma de contacto en diversas ocasiones durante la sesión. La aproximación del terapeuta es suave y sutil, imponiendo sus manos bien en la bóveda craneal, temporales, etc. o diafragmas, pies, etc.
A diferencia de los tratamientos biomecánicos, desde la biodinámica las sesiones suelen ser más profundas y menos físicas.