El nudo de energía
El nudo de energía en algunas tradiciones espirituales y energéticas, se hace referencia a los «nudos de energía» como bloqueos o congestiones en el flujo energético del cuerpo.
Estos bloqueos pueden ser percibidos como áreas de tensión, desequilibrio o estancamiento en el sistema energético del cuerpo, como los chakras, meridianos o campos sutiles. Se cree que estos bloqueos pueden ser el resultado de traumas emocionales, estrés, creencias limitantes u otras experiencias negativas que se han almacenado en el cuerpo.
La idea detrás de trabajar con los nudos de energía es liberar o deshacer estos bloqueos para restaurar el flujo natural de energía en el cuerpo. Esto puede lograrse a través de diversas técnicas de terapia energética, como la acupuntura, el reiki, la terapia de polaridad o la terapia de liberación emocional.
En el nudo de energía de nuestro cuerpo se puede leer nuestro estado mental y emocional. Nuestros estados emocionales, ya sean de estrés, excitación, represión…, se van a reflejar en patrones y posturas musculares características. Incluso los traumas físicos y emocionales del pasado están reflejados en nuestros tejidos, en lo que denominamos ‘nudos de energía’. Los ‘nudos de energía’ (energy cyst), término acuñado originalmente por la terapia craneosacral americana, son áreas de disfunción corporal que se manifiestan como obstrucción a la eficiente conducción de energía y electricidad a través de los tejidos del cuerpo (principalmente en la fascia, o envoltura de tejido conjuntivo). La función normal del cuerpo se ha inhibido en esa área y el cuerpo se debe adaptar a esa actividad desorganizada. Esto puede ser como resultado de traumas físicos, invasión patógena, disfunción fisiológica, o problemas mentales y emocionales. Todo esto debilita la energía corporal, creando tensión y disfunción.
La terapia craneosacral es tan suave como efectiva, y es segura y conveniente para personas de todas las edades: desde adultos hasta niños y bebés, así como después de una operación o en condiciones de fragilidad, complementando el tratamiento médico o psicológico. Algunas patologías en que más comúnmente se aplica la terapia son: dolores de cabeza de tipo migrañoso o tensional; dolores y problemas de espalda y del aparato locomotor; tensión muscular; problemas articulares; problemas de oído, vista o boca; problemas digestivos; sinusitis y neuralgias faciales; estrés, ansiedad, cansancio crónico; traumas infantiles; niños hiperactivos; secuelas de accidentes; problemas emocionales; para aliviar el dolor.
Un caso extraído del libro “terapia craneosacral de Upledger”.
En un accidente de avioneta, el piloto tiene su espalda rota. Está totalmente consciente, durante dos horas hasta que lo encontraron, lo rescataron y lo llevaron al hospital.
Su cuerpo aparentemente se había restablecido del efecto del choque, pero la parte inferior del cuello, la de la espalda y su pierna izquierda se habían resentido desde entonces. Durante el último año, le había resultado más difícil controlar su pierna izquierda. La pierna ya no le obedecía y empezaba a dolerle más. Tenía una hernia de disco que era lo que podía estar produciendo el problema, pero quería evitar la operación si era posible. Este hombre es médico y sabe que una operación de hernia discal supone un riesgo.
Yo le había tratado una vez unos seis meses antes de la presente sesión. El afirmaba que había mejorado significativamente durante unas seis semanas después de la primera sesión. Durante esa sesión inicial simplemente utilicé unas técnicas suaves para descomprimir su espalda y trabajé para normalizar la función de su sistema sacrocraneal.
Con ocasión de este segundo tratamiento, mi mano derecha se dirigió muy decididamente a su pie y tobillo izquierdos. He aprendido a confiar en el deseo de mis manos, de forma que dejé ir a esta mano dónde ella quisiera. Mis dedos encontraron algunos sitios muy definidos localizados en el tobillo y sobre la parte superior del pie. Mantuve mi mano derecha sobre su pie y tobillo izquierdos. Mi mano izquierda encontró entonces el camino hacia la parte frontal de su pelvis izquierda. Yo sentí que había un foco de lesión en esta área. El negaba haber tenido fractura de pelvis, pero después recordó que el músculo del vientre, el abdominus rectus, se había rasgado durante el accidente en la parte frontal e izquierda de la pelvis. Hablamos durante un rato con mis manos en ese lugar. Esperé para ver qué querían hacer sus tejidos corporales. Después de unos pocos minutos, comentó que algo estaba pasando en su pierna. Él no sabía cómo describirlo. Como ocurre muy frecuentemente en este trabajo, el paciente siente algo, pero carece de marco o referencia. Los pacientes no han sentido nada parecido antes, y por eso inicialmente pueden dudar de sus sensaciones, probablemente porque las sensaciones son muy novedosas.
De cualquier forma, este sentimiento, que él describía como «algo» en su pierna, se correspondía con el relajamiento de los tejidos en la parte frontal de la pelvis junto con un calentamiento de su tobillo y pie izquierdos y un aumento de su «pulso terapéutico» en las mismas partes. El calor y el pulso terapéutico decrecieron más tarde y desaparecieron de mi nivel sensorial.
Lo expreso así porque no sé si el pulso terapéutico desaparece totalmente o si simplemente se vuelve demasiado leve para mi nivel de habilidad perceptiva. Según subsistían estos cambios él comenzó a mover su espalda y pierna de forma más bien experimental. Fue en este punto cuando recordó la rasgadura del músculo del vientre. Me informó de que sentía «diferentes» su espalda y su pierna. Le pregunté si eso significaba «mejor» o «peor». Esperó unos segundos, pero finalmente dijo que los sentía mucho mejor. Él se levantó y caminó un poco alrededor. Como es médico, fue muy cauto en admitir que había mejorado drásticamente después de una hora de trabajo. Los doctores saben que es imposible. Pero si él se siente mejor, ¿por qué no decirlo? No lo decimos porque nos han enseñado que esta clase de cambios no pueden ocurrir, pero «ver para creer». Desde mi punto de vista habíamos relajado un nudo de energía de su cuerpo. Yo estaba trabajando con otro médico cuando desarrollamos esta idea del nudo de energía. Estábamos buscando los cambios eléctricos que ocurren en el cuerpo humano durante mi enfoque terapéutico. Esto fue hace algunos años, cuando ambos éramos miembros del departamento de biomecánica de la Universidad del estado de Michigan.
El otro físico, Dr. Zvi Karni, estaba maravillado por cómo yo podía tomar el cuerpo de una persona con una lesión, colocarlo en una postura muy específica y obtener una curación del dolor sufrido durante mucho tiempo.
Comenzamos a medir el voltaje corporal durante el tratamiento. Cuando se obtenía esta postura corporal de alivio del dolor, el voltaje total del cuerpo caía mucho. Si se mantenía la postura de alivio del dolor, se producían la liberación térmica y el «pulso terapéutico» mencionados anteriormente. Según terminaban estos fenómenos (el calor y el pulso terapéutico), el voltaje total del cuerpo del paciente se elevaba de nuevo, pero normalmente sólo hasta la mitad del valor que tenía inicialmente. Esta caída drástica del voltaje se producía sólo cuando el proceso de tratamiento tenía éxito. Si no se obtenía un alivio duradero del dolor, el voltaje del paciente volvía normalmente a su elevado valor anterior. Hasta que no se encontraba la postura exacta del cuerpo, el voltaje no caía. Otro aspecto muy útil que descubrimos durante esa época fue que cuando el paciente estaba en la postura terapéutica correcta para aliviar el dolor, no sólo caía el voltaje total del cuerpo del paciente, sino que la actividad rítmica de su sistema sacrocraneal también se paraba de pronto completamente. So yo no tenía al paciente en la posición correcta, el ritmo del sistema sacrocraneal no se paraba. Cuando se paraba, no volvía a funcionar hasta que se había liberado el calor y el pulso terapéutico había descendido por debajo de la percepción. Esta es otra razón por la que pienso que el sistema sacrocraneal es el «núcleo» del ser total. Así me parece cuando estoy haciendo lo correcto con el paciente.
¿Cómo hacemos para encontrar la postura correcta para aliviar el dolor corporal?
Yo sinceramente no lo sé. Puedo describir lo que creo que hacemos, pero todavía estamos abiertos a otras ideas. Según lo veo, estos tejidos corporales retienen un recuerdo de la posición en la que estaba el cuerpo cuando éste fue dañado.
Ilustración 6: Flechas que indican la dirección y la penetración de la fuerza cuando entra en el cuerpo durante una experiencia traumática
Cuando yo coloco mis manos sobre el cuerpo del paciente intento asegurar calladamente a estos tejidos que vamos a hacer lo que ellos desean que hagamos. También trato de pensar en poner energía en el cuerpo del paciente. Yo sé que esto está pasando porque hemos medido las elevaciones de voltaje y las reducciones de resistencia en parámetros eléctricos durante estas sesiones de tratamiento.
Después, intento ser muy sensible y oponerme a las fuerzas gravitacionales sobre el cuerpo del paciente, de forma que puede obtenerse el equilibrio de tensiones entre los grupos de músculos antagonistas como si pensara que estamos en un ambiente libre de gravedad. Una vez que esto ocurre, sigo el equilibrio hasta que el sistema sacrocraneal cesa su actividad abruptamente. Entonces sé que estamos en la postura correcta para que ocurra algo bueno. Inicialmente, yo realizaba todo intuitivamente. Queda para mis médicos amigos documentar científicamente lo que ha estado pasando.
Después de que vimos los cambios eléctricos y fisiológicos fidedignos que he descrito, la siguiente cuestión que requería nuestra atención era: ¿Qué pasa para que el paciente se sienta mejor?
Sobre este asunto el primer físico que colaboró conmigo y yo empleamos muchas horas de conversación. Yo estudié física bajo su tutela, y él estudió biología, biomecánica y medicina bajo la mía.
Fue una época muy satisfactoria de mi vida.
Fue este físico, Dr. Zvi Karni, quien más tarde me llevaría a Israel, en donde continuamos nuestro trabajo inacabado. El Dr. Karni murió de una serie de ataques cardiacos después de que volviera a Israel. Pienso en él a menudo.
Volviendo a la cuestión. Después de muchas tormentas de ideas, a veces amigables y tranquilas, y otras veces acaloradas y apasionadas, llegamos al acuerdo de una posible vía por la que tenía efecto este proceso de tratamiento. Diseñamos un modelo con el que podíamos trabajar. Este modelo explicaba la mayoría de los hechos que nosotros habíamos estado observando y experimentando.
El Nudo de Energía: Un Modelo
La idea es ésta. Cuando ocurre un accidente, la energía de esta lesión o accidente entra en el cuerpo. Las leyes de la termodinámica nos enseñan que esa energía no puede crearse ni destruirse. También nos enseñan que la tendencia natural de las partículas (átomos y moléculas) y de la energía es el desorden.
Este desorden se llama «entropía». Cuando entra energía externa en tu cuerpo durante un accidente o un golpe. Esta energía está por encima de lo normal. El método usual de inyectar o introducir energía en tu cuerpo es por un golpe o una colisión con algo. Decidimos llamar a esta energía exterior «energía de lesión». Cuando esta «energía de lesión» se introduce en ti, penetra en tus tejidos a una profundidad que está determinada por la cantidad de fuerza procedente de la colisión y por la densidad de los tejidos. También se puede pensar en esta fuerza como en el momento del golpe.
Esta fuerza o momento es amortiguada o contrarrestada por la densidad o viscosidad de los tejidos que está intentando penetrar. Así un golpe sobre el pie o el tobillo (tal como el que vimos en nuestro paciente que tuvo el accidente aéreo) puede penetrar a través de la pierna hasta la pelvis. Cuando alcanza la profundidad de máxima penetración, se para y forma una «bola» localizada de energía extraña o externa que no pertenece a ese punto. Si tu cuerpo es vital y capaz, la energía del golpe puede ser disipada y puede ocurrir una curación normal. Si tu cuerpo es incapaz de disipar esa energía, la energía se compacta en una bola que se reduce más y más para minimizar el área de interrupción de la función del tejido en tu cuerpo.
Como la energía del golpe está cada vez más comprimida y localizada, la desorganización dentro de esta energía comprimida se incrementa. Esto se convierte en un Nudo de Energía en tu cuerpo. Este Nudo de Energía puede y de hecho provoca dolores y pérdida de vitalidad en el sitio en donde se ubica dentro de tus tejidos.
He liberado Nudos de Energía de los pulmones, eliminando infecciones bronquiales recurrentes.
En una ocasión liberé un Nudo de Energía del pecho de una persona y se observó una normalización del electrocardiograma y la finalización de un dolor de pecho (angina).
Estos Nudos de Energía pueden provenir de varias direcciones y deberse a varias razones. Una vía frecuente de entrada a los pulmones es a través de la espalda. Los Nudos de Energía en la vejiga se producen por una caída de espaldas. El que he mencionado en el corazón provino de una caída desde un sitio elevado sobre la nalga derecha.
¿Cómo sabemos por dónde ha entrado el Nudo de Energía? Porque el cuerpo, cuando se trata siguiendo la forma que he descrito, adoptará la postura en la que estaba cuando se produjo el golpe. El calor saldrá por el sitio por el que entró. El punto de salida del calor muestra ese punto de entrada. ¿Qué es lo que produce que el cuerpo requiera la postura precisa para una liberación terapéutica del Nudo de Energía?
El Dr. Karni y yo postulamos que la forma más fácil para que salga la «energía del golpe» es por el mismo camino por el que había entrado.
El camino de entrada debe ser recto para que se produzca la salida. Cuando el cuerpo cambia su postura después de la entrada, el camino de entrada se tuerce. Para que el camino de entrada se convierta en camino de salida, debe ser enderezado de nuevo.
La única forma de obtener un camino recto de nuevo es que el cuerpo asuma la misma postura en la que estaba cuando se produjo el golpe original. Los tejidos recuerdan esta posición. Esto ayudará a guiar al cuerpo del paciente a corregir su postura si tú, el terapeuta, eres muy perceptivo y sensible a las sutilezas del cuerpo del paciente.
También pienso que la energía que tú suministras al paciente a través de tu tacto bien intencionado (lo que se muestra con una elevación del voltaje en el paciente) ayuda a activar los mecanismos autocorrectores del paciente.
Es posible, después de haber ganado experiencia con estas técnicas, liberar Nudos de Energía sin utilizar la postura del cuerpo del paciente como factor facilitador, pero este enfoque requiere un trabajo mucho mayor por tu parte. Esto requiere la utilización de tu propia energía para someter la energía del cuerpo del paciente que está recubriendo el Nudo de Energía. Esto es un enfoque mucho menos natural. Requiere que juzgues si merece la pena someter al mecanismo de defensa del paciente.
Debemos ser cuidadosos en este enfoque de sometimiento. Cuando el terapeuta somete las defensas del paciente, es mucho más fácil que ocurran fallos. Siempre es mejor trabajar a favor del cuerpo del paciente que en su contra. Vuelta a la Memoria de los tejidos y Más.
Durante mi primer viaje docente a Europa en 1977, estaba presentando un seminario a osteópatas franceses en París. Resultó que un osteópata francés muy conocido, Jean Pierre Barral, actuó como paciente sobre la mesa de tratamiento. El osteópata estudiante, estaba siendo ayudado por Monique, mi asistente, a aprender la colocación adecuada de las manos. Parece que mientras ella le tocaba la cabeza durante el proceso de instrucción de colocación de manos, él tuvo la impresión de que había algún problema visceral en el cuerpo de ella que le gustaría definir más concretamente. Él tenía que comunicarme sus sensaciones a través del intérprete. El indicó que para el examen que iba a realizar no tenía necesidad de tocar el cuerpo de Mónica de ninguna forma, ni siquiera a través de su ropa.
Yo describí la extraña petición de Jean Perre a Mónica. Ambos, ella y yo estábamos intrigados por lo que este osteópata francés estaba detectando como un problema visceral en ella mientras le tocaba, y más aún porque él pudiera definir más concretamente el problema sin tocarla realmente y sin quitarse ropa alguna. Mónica accedió al examen. Yo informé al intérprete y él me aseguró que Jean Pierre era totalmente honesto, ético y quizás era el practicante de osteopatía más famoso en toda Francia.
Yo estaba muy intrigado. Me había graduado en el Colegio de Osteopatía y Cirugía de Kirksville en Missouri; una escuela llena de tradición. Nunca había tenido el privilegio de observar nada parecido. Pidió a Mónica que se tendiera de espaldas completamente vestida sobre la mesa de tratamiento. Jean Pierre comenzó a mover sus manos sobre el cuerpo de ella en círculos y cortas pasadas. Sus manos permanecían siempre entre 20 y 60 centímetros de ella, moviéndose entre esas distancias.
Después comenzó a susurrar para sí mismo. Después de uno o dos minutos comenzó a hablar para el intérprete, quien nos dio una historia médica y quirúrgica precisa de Mónica. El habló de apendicitis a los 20 años, de las dos cicatrices de cesárea años más tarde, y acerca de su problema de tiroides durante uno de los embarazos. Fue muy impresionante porque todo esto llevó sólo unos minutos, y él no la tocó en ningún momento. El olvidó la caída de espaldas con fractura de sacro cuando ella tenía unos 11 años. Él sabía que había algo mal allí, pero no sabía que es lo que era. El problema que llamó su atención inicialmente estaba relacionado con una curación inadecuada después de una cesárea. Esto fue verificado después como una causa de dolor en la pelvis.
Esta verificación se produjo unos cinco años después durante una exploración quirúrgica debido a ese problema. Después de completar la evaluación de Mónica, Jean-Pierre me invitó a utilizar mi propio enfoque para evaluar su cuerpo. En ese momento del seminario, estaba enseñando a utilizar la evaluación del sistema sacrocraneal en la cabeza del paciente para descubrir problemas en el cuerpo. Las bases de esta técnica se encuentran en el hecho de que los problemas que existen en el exterior del sistema sacrocraneal se reflejan al final en el sistema sacrocraneal y pueden ser descubiertos por un evaluador experimentado. Sostuve la cabeza de Jean-Pierre y evalué la movilidad de su membrana duramadre dentro del canal espinal. De esta forma descubrí su problema de estómago.
Él se quedó tan impresionado con mi acierto como yo con el suyo. Comenzamos a ser buenos amigos. Jean-Pierre y yo, junto con nuestras familias, hemos pasado temporadas juntos casi todos los años desde aquél primer encuentro en París. Compartimos nuestras experiencias y continuamente investigamos juntos y discutimos los conceptos del otro. Yo cuento esta historia porque creo que, de algún modo, Jean-Pierre ha entrado en la memoria de los tejidos.
Según le he visto trabajar durante los pasados años, me ha quedado claro que, más de la mitad de las veces, Jean-Pierre no sintoniza con la persona al completo, sino que lo hace con una parte de esa persona. Parece que olvida la persona completa y de alguna manera obtiene información de los tejidos y órganos sobre los que está centrado.
Yo sé que es un extraño concepto a considerar, pero viendo el trabajo de Jean-Pierre, te das cuenta que lo que hace es bastante excepcional. Él se comunica con los tejidos.
Mi intuición me dice que él obtiene su historial médico o quirúrgico de los órganos y tejidos individuales más que por conexión psíquica o telepática con la mente del paciente. A propósito, Jean-Pierre enseña lo que él hace con bastante éxito a estudiantes serios.
Él ha venido a los Estados Unidos y ha impartido seminarios para el Instituto Upledger durante varios años consecutivos. A cambio del favor yo también imparto seminarios de Terapia Sacrocraneal y Liberación Somato Emocional en Francia bastante frecuentemente. Ambos disfrutamos compartiendo ese conocimiento mediante el cual nos encontramos el uno al otro.
Las terapias es una herramienta tan valiosa que es una pena dejarla solo para los enfermos