John Upledger
John Upledger fue un osteópata y terapeuta manual estadounidense conocido por desarrollar y promover la terapia craneosacral. Nació en 1932 y falleció en 2012. Upledger estudió osteopatía en la Universidad Estatal de Michigan y se convirtió en discípulo del osteópata William Sutherland, quien había desarrollado los conceptos iniciales de la terapia craneosacral.
Upledger fundó el Instituto Upledger en 1985, con el objetivo de enseñar y difundir la terapia craneosacral. Desarrolló su propia técnica, conocida como Terapia de Liberación Somatoemocional (TLSE), que combina los principios de la terapia craneosacral con la liberación de tensiones emocionales almacenadas en el cuerpo.
La terapia craneosacral de Upledger se basa en la idea de que el sistema craneosacral, compuesto por el cráneo, la columna vertebral y el sacro, tiene un ritmo y una movilidad sutiles que pueden ser evaluados y tratados para mejorar la salud y el bienestar. A través de técnicas manuales suaves, el terapeuta busca liberar las restricciones y desequilibrios en el sistema craneosacral, lo que se cree que promueve la autocuración del cuerpo.
Las contribuciones de Upledger han sido reconocidas y utilizadas por muchos terapeutas craneosacrales en todo el mundo.
Aquí te contamos una historia de Upledger.
Después de Sutherland, apareció John Upledger, un médico que posteriormente se hizo osteópata, que trajo una nueva visión de la terapia sacro cráneo. Él dijo que lo que menos le interesaban eran los huesos del cráneo, y lo que más le interesaban eran las membranas. Todo esto le vino en momentos de inspiración.
John Upledger al principio trabajaba como médico cirujano y presumía de tener mucho pulso.
Todo empezó cuando fue a tratar a un paciente con muchos problemas en todo el cuerpo. Empezó a buscar los porqués de todos sus problemas generales por todo el cuerpo, como buen medico que es. A partir de aquí ni el mismo se imaginaba el gran impacto que esto le iba a repercutir. Después de varias radiografías y de varios escáneres, sacaron algo en claro y solucionaron algo de sus enfermedades. John con ayuda de un neurocirujano decidieron hacer un mielograma en el área de la nuca del paciente debido a que se agotaban todos los recursos para ayudar al paciente.
Esta prueba es delicada y consiste en inyectar un tinte especial en el canal espinal en la zona lumbar, después la mesa de rayos x se inclina de manera que la cabeza queda debajo de los pies para que el tinte baje y hacer varias radiografías. Esta prueba les demostró que en la cara externa de la membrana meníngea, en la dura madre que cubre la médula espinal había una pequeña placa de calcio. Al tener que hacer la operación en la médula espinal, John tenía que ayudar al neurocirujano experto. Después de cortar y de ir adentrándose en el interior de los tejidos y separarlos, hasta llegar a la dura madre de la médula espinal y observar la placa de calcio obstruyendo el circuito. John debía de sujetar con precisión la médula espinal para que el cirujano hiciera un corte exacto de la placa de calcio. Todo iba bien hasta que John intentó coger la médula con los dedos, para hacer un corte y no dañar otras estructuras y notó que la médula espinal tenia un movimiento de bombeo, se dilataba y se contraía y, además subía y bajaba. La médula se movía lenta pero rítmicamente e impedía que el trabajo de John fuera tan simple como parecía al principio. Todos en la sala de operaciones se asombraron del movimiento constante de la duramadre espinal.
Al final se retiro la placa de calcio sin ningún error. John observó que el movimiento rítmico de la duramadre espinal no acompañaba al movimiento respiratorio ni sincronizaba con los movimientos del corazón, ya que todo se podía comprobar con los aparatos que el paciente tenía conectados. John comprobó que es otro ritmo corporal que de manera consistente y fiable realizaba 10 ciclos por minuto. Ni John ni el neurocirujano ni el anestesista ni nadie allí presente había oído o leído nada acerca de este ritmo.
John Upledger se quedo impactado para siempre al observar directamente la propiedad fisiológica de un sistema corporal que no enseñaban en la universidad. Se convertiría en otro sistema corporal como el sistema cardiovascular, el sistema digestivo, el sistema respiratorio, el sistema excretor u otros.
El paciente mejoró y John Upledger decidió encontrar respuestas a todas sus dudas, ya que en su formación académica le decían que los huesos del cráneo eran estáticos y que la médula era inmóvil y estática. Se dio cuenta que algo fallaba y a partir de aquí se puso a investigar todos los mecanismos de relación entre huesos del cráneo, membranas exocraneales, membranas indocraneales y el sistema de la médula espinal hasta llegar a las cisternas lumbares. Este sistema es como él lo llama, la bomba hidráulica de presostato, en campo semi-cerrado.
A los pocos días John asistió a un seminario intensivo de osteopatía craneal y aprendió que los osteópatas manipulaban los huesos craneales para solucionar diversas patologías. John Upledger dedico el resto de su vida a la práctica y enseñanza de la terapia cráneo-sacral, y en 1978 se dedico a enseñar en Francia e Inglaterra.
John Upledger llamó terapia cráneo-sacral a su sistema terapéutico y difiere de la osteopatía cráneo-sacral, en que ya no está el asunto en inducir un movimiento a los huesos del cráneo, si no en la capacidad de transmitir la membrana al hueso los impulsos rítmicos del cráneo. Entonces explicó que el cráneo tiene dos movimientos, gracias a los cuales circula todo el líquido cefalorraquídeo, el movimiento de flexión y el de extensión.
Estos movimientos en el cráneo no son visibles, pero si son palpables manualmente. Este fue el gran descubrimiento y actualmente tienen más de doscientas escuelas por el mundo, formando terapeutas cráneo-sacrales.
John Upledger se doctoró en osteopatía en Palm Beach, Florida y escribió textos sobre la terapia cráneo-sacral en 1983 y en 1987 y fue una autoridad en este campo.
Lo más importante para aprender esta técnica, es nuestra capacidad de escucha y de percepción de este micro-movimiento de expansión y contracción que efectúa el líquido cefalorraquídeo en su mayoría en el interior de las fascias.
Después de la escucha lo siguiente más importante es magnetizar nuestras manos y concentrarnos lo más posible en los tejidos internos para deshacer la tensión que se ha producido en las fascias. La energía de nuestras manos y el poder de nuestra mente ayudarán a que esas fascias bloqueadas se relajen y el ritmo cráneo-sacral vuelva a su normalidad.
Él líquida cefalorraquídeo que va por el interior de todas las fascias tiene un gran poder energético y posee su propia inteligencia.
John Upledger se percató de la gran importancia de este ritmo tan sutil que es provocado por el fluido cerebro espinal. Si este ritmo del FCE no funciona correctamente la información nerviosa y sensitiva de esa zona no tendrá toda la calidad posible para comunicarse con el sistema nervioso central (SNC), que es el que gobierna a todo el organismo. John Upledger nos explica los movimientos cráneo-sacrales y su relación con las fascias.
Upledger dirigió un equipo interdisciplinario de investigadores en la universidad de Michigan en los años 70 y comprobó y documento el fenómeno del movimiento respiratorio cráneo-sacral en el cuerpo.
El cráneo tiene un movimiento de extensión en donde la frente y el occipital se ensanchan y los parietales y temporales se encogen. En el momento de la flexión del cráneo, la frente y el occipital se acercan, mientras los parietales y temporales se ensanchan. También se dio cuenta que cuando el cuerpo humano realiza la extensión del cráneo a través del sistema de circulación fibridal de las fascias, el cuerpo entra en rotación interna y se produce un vaciado de líquido cefalorraquídeo. Mientras en el movimiento de flexión cuando el cuerpo se llena de líquidos, pasa de la rotación interna a la rotación externa. Este movimiento de expansión y contracción del cráneo se puede sentir en los pies, en las rodillas, en los iliacos, en el tórax, en el cuello, en todo el cuerpo.
Él dijo que para que haya una perfecta salud, por lo menos hidrodinámica, entre la flexión y la extensión debe de haber una misma amplitud y simetría. Tiene que haber el mismo movimiento entre la expansión y la contracción. Este es el equilibrio que tenemos que tener, sin embargo, en muchas personas notaremos poca amplitud y mucha asimetría. Nuestras manos notarán que una parte de la cabeza sí se ensancha mucho y la otra casi nada. Entonces hablaremos de bloqueo en extensión o en flexión. Cada uno de estos bloqueos significará una sintomatología u otra.
Este es el movimiento primario que nuestras manos tendrán que sentir. Si algunos de estos movimientos están ausentes en el cráneo sin lugar a duda no podremos encontrarlo en el resto del cuerpo.
Para Upledger el corazón humano esta en el cerebro y fue pionero en tratar con éxito a algunos niños autistas. A John Upledger le debemos el conocimiento dinámico, anatómico y funcional de la terapia cráneo-sacral.