01- La física Newtoniana
La física newtoniana, también conocida como física clásica o mecánica newtoniana, es la rama de la física desarrollada por Sir Isaac Newton en el siglo XVII. Esta teoría establece las leyes fundamentales del movimiento y la interacción de los cuerpos en el universo macroscópico.
Las principales contribuciones de la física newtoniana incluyen las tres leyes del movimiento de Newton, que describen la relación entre la fuerza aplicada a un cuerpo y su aceleración resultante. Estas leyes son:
- La primera ley de Newton, conocida como la ley de la inercia, establece que un cuerpo en reposo permanecerá en reposo y un cuerpo en movimiento continuará moviéndose a una velocidad constante en línea recta, a menos que una fuerza externa actúe sobre él.
- La segunda ley de Newton establece que la fuerza aplicada a un cuerpo es igual a la masa del cuerpo multiplicada por su aceleración. Esta ley permite calcular cómo la fuerza aplicada a un objeto afecta su movimiento.
- La tercera ley de Newton establece que por cada acción hay una reacción igual y opuesta. Es decir, si un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, este último ejercerá una fuerza de igual magnitud, pero en dirección opuesta sobre el primer cuerpo.
Además de estas leyes, la física newtoniana también se ocupa de conceptos como la ley de la gravitación universal, que describe la atracción mutua entre los cuerpos debido a su masa, y el principio de conservación de la energía y el momento lineal.
Si bien la física newtoniana es extremadamente útil para describir y predecir el movimiento de objetos a velocidades comparables a las cotidianas, tiene limitaciones cuando se trata de objetos en el ámbito microscópico o a velocidades cercanas a la velocidad de la luz. En esos casos, se requiere el marco teórico de la física cuántica y la teoría de la relatividad para proporcionar descripciones más precisas.
Somos el producto de la herencia científica occidental en mayor grado del que nos gustaría admitir. El modo en el que hemos aprendido a pensar y muchas de nuestras autodefiniciones se basan en los mismos modelos científicos utilizados por la física para describir el universo material.
Conforme nuestros conocimientos progresan se produce continuamente el descubrimiento de nuevos fenómenos.
Generalmente se postulan nuevas teorías, más amplias, basadas en todo el conocimiento acumulado con anterioridad; se proyectan y llevan a la práctica nuevos experimentos hasta que se encuentra la concordancia entre la experimentación y la nueva prueba matemática. Se aceptan las nuevas teorías cómo leyes físicas.
El proceso de encontrar nuevas formas para describir fenómenos nuevos siempre amplía nuestros puntos de vista, lo cual constituye un reto para nuestra limitada concepción habitual sobre la naturaleza de la realidad física. Procedemos entonces a incorporar las nuevas ideas a nuestras vidas y empezamos a vernos de forma distinta a nosotros mismos.
Toda esta parte demuestra que el punto de vista científico de la realidad apoya la idea de que estamos compuestos por campos energéticos y va, de hecho, mucho más allá, hasta alcanzar reinos que justamente estamos empezando a experimentar, es decir, nos conduce a una visión holográfica del universo. En este universo, todas las cosas están interconectadas, correspondiendo a una experiencia holística de la realidad.
La física newtoniana. Se conoce como las leyes de Newton o las leyes del movimiento de Newton al conjunto de principios teóricos que explican la mayoría de los fenómenos que observa y estudia la mecánica clásica, una rama de la física que analiza el movimiento y la energía de los cuerpos.
La definición del universo como algo formado por objetos sólidos, la sostuvieron principalmente Isaac Newton y sus colegas a finales del siglo XVII y principios del XVIII. La física newtoniana se extendió al siglo XIX para describir un universo compuesto fundamentalmente por bloques denominados átomos. Se pensaba que estos átomos newtonianos, a su vez, estaban formados por objetos sólidos: un núcleo de protones y neutrones, con los electrones girando en torno a dicho núcleo en forma muy parecida al desplazamiento de la Tierra alrededor del Sol.
La mecánica newtoniana describió con fortuna los movimientos de los planetas, las máquinas mecánicas y los fluidos en movimiento continuo. El enorme éxito del modelo mecanicista movió a los físicos de principios del siglo XIX a creer que, en realidad, el universo era un enorme sistema mecánico que funcionaba de acuerdo con las leyes newtonianas del movimiento.
Se consideraban estas leyes como las básicas de la naturaleza, y la mecánica newtoniana como la teoría definitiva de los fenómenos naturales. Era posible describir todo objetivamente. Se consideraba que todas reacciones físicas tenían una causa física, como las bolas que chocan sobre una mesa de billar.
Tampoco se le ocurrió a nadie que el propio experimentador altera los resultados de los experimentos, no sólo de los psicológicos, sino también de los físicos, como han demostrado con posterioridad los profesionales de la física.