Todo es energía
Según diversos conceptos y teorías en diferentes disciplinas, se sostiene que todo en el universo es energía. Desde la perspectiva científica, la energía se define como la capacidad de realizar trabajo o producir cambios. Según la física, la energía se presenta en diversas formas, como la energía cinética (movimiento), la energía potencial (almacenada), la energía térmica (calor), entre otras.
En el ámbito espiritual o metafísico, se sostiene que todo en el universo, incluyendo los seres humanos y los objetos materiales, emanan y están compuestos por energía. Según estas creencias, la energía puede ser sutil o más densa, y puede influir en el bienestar físico, emocional y espiritual de las personas.
En disciplinas como la medicina energética, la acupuntura, el reiki y otras terapias holísticas, se trabaja con la idea de que la energía fluye a través del cuerpo y que los desequilibrios en esa energía pueden conducir a enfermedades o malestar. Estas prácticas buscan armonizar y equilibrar la energía para promover la salud y el bienestar.
En resumen, la idea de que todo es energía es una concepción que se encuentra tanto en el ámbito científico como en el espiritual, y se utiliza para explicar fenómenos y conceptos relacionados con la naturaleza del universo y la interacción entre los seres vivos y su entorno.
Todo es energía, los seres vivos están formados de un cuerpo físico y de un campo de energía. Ya que la vida conforma una actividad eléctrica, esta crea unos campos electromagnéticos, que forman el aura humana. Cada ser humano está formado por muchos campos electromagnéticos que crean fuerzas que están constantemente interactuando.
Nuestro campo electromagnético o aura humana está constantemente interactuando con otros campos energéticos, como el de las montañas, playas, ríos, minerales, plantas, animales y otras personas. Si no fomentamos la armonía entre todos los campos energéticos con los que interactuamos cada día, nuestras fascias se encogen o bloquean, por el choque energético y la no-asimilación armónica con otros campos energéticos.
Podríamos redefinir el campo energético humano CEH y explicar su funcionamiento y la visión científica sobre su existencia, pero esto nos llevaría un volumen entero, por tanto nos conformaremos con la observación de que el CEH esta formado a la vez por partículas fluidicas y por ondas energéticas.
Veamos porqué se realiza una curación con la imposición de manos.
Los cuerpos vivientes irradian un calor y una energía. Esta energía es la fuerza vital propiamente dicha. Esta energía que irradiamos es pensamiento, es emoción, es sentimiento, es fuerza vital, es energía espiritual.
En muchas culturas y a lo largo de la historia se ha conocido y nombrado esta energía. Podemos hacer un breve recorrido por distintas religiones que proclaman la existencia de los campos de energía.
Por ejemplo: los chinos a la energía la llaman Chi, los japoneses la llaman Ki, los polinesios la llaman Mana, los indios de Norteamérica la llaman Orenda, los hindúes la llaman Prana, los hebreos la llaman Ruach, los países islámicos la llaman Baraka y los sanadores más actuales y occidentales como Wilhelm Reich lo llaman energía orgónica.
Esta energía puede ser transferida a una persona o a uno mismo con un dolor o con una carencia de energía en esa zona, se convierte en energía salutífera, en energía sanadora que ayudará a restablecer el nivel de prana y por tanto de la salud en dicha zona.
Toda materia viva irradia un campo de energía o de vitalidad, y esta energía por motivos variados y complejos puede escasear o abundar, o simplemente tener una información u otra. Por supuesto la escasez de energía hace que la sustancia física se encoja, que no vibre, que no tenga vitalidad, que se encuentre en estado deprimido. Y a través de nuestro tacto curativo podemos hacer que dicha zona se restablezca y cobre de nuevo esa alegría de vivir o vitalidad.
Todo cuerpo vivo dispone de un doble etéreo, que es el espejo del cuerpo físico. Es energía que vibra a una frecuencia más alta que la del cuerpo físico. Aquí esta el patrón energético que dará la forma a la materia física.
Nosotros podemos influir cambios en este patrón energético a través de la energía, mediante la imposición de manos o simplemente deseando que así ocurra, cambiando el patrón mental-emocional del doble etérico por un nuevo patrón mental-emocional que hará que las próximas células que se regeneren lo hagan bajo una nueva perspectiva más saludable.
En el ámbito energético cada vez que pulsa el LCR manda una onda de energía hacia el aura que la recarga y le da forma y vida. Esta onda áurica, o sea esta onda energética se proyecta alrededor del cuerpo entre unos centímetros hasta cerca de un metro del cuerpo físico. Es imprescindible hacer que nuestro cuerpo, que nuestra aura pulse por todos y cada uno de sus rincones. La perfección de este sistema nos lleva indudablemente a la salud holística de la persona.
Seguro que muchos de los problemas mentales, emocionales, de conducta o cualquier patología que venga de la psique, se pueden tratar con éxito desde el nivel cráneo-sacral. Porque muchos de estos problemas psicológicos nosotros somos los que le hemos permitido que entren y no los hemos asimilado bien, se están somatizando en el tejido fascial, en forma de bloqueo o trauma.
Si nosotros ponemos de nuevo a pulsar todo el cráneo y el cuerpo entero dichos problemas no entrarán con tanta facilidad ni se somatizarán en el cuerpo, ya que la pulsación del líquido cefalorraquídeo, por tanto el impulso rítmico craneal, nunca permitirá que absorbamos ningún tipo de energía negativa, es como estar conectado con Dios con la fuente universal que solo permitirá que únicamente entre en nosotros la perfección. O sea que todos los psicólogos y psiquiatras deberían apoyarse en técnicas cráneo-sacrales.
Para una vida sana y equilibrada en todos sus niveles es necesario que el ritmo del LCR vaya fluidamente por todo el organismo y que por tanto se realice el movimiento de flexo-extensión por todo el cuerpo, en especial por el cráneo. .
Nosotros sólo tendremos que estar centrados y conectados con nuestro autentico Ser interior, para adquirir la perfecta sabiduría interior. Esta alineación nos pone en contacto directo con la fuente de energía universal y esto nos hace que nuestra fuerza vital aumente, nuestro poder curativo se pone en marcha y podemos usar esta energía sin agotar nuestras reservas internas, si no conectándonos con la fuente universal de la energía.
El conectarnos a la energía es parte de todos nosotros y al principio de la creación de la Tierra, en las civilizaciones del Mu o Lemuria y de la Atlántida, los niños recibían las iniciaciones de los campos de energía en la escuela elemental, así como otras enseñanzas terapéuticas. Los cambios telúricos que destruyeron Lemuria y la Atlántida, provocaron una gran desorganización social y cultural. Una selecta minoría que consiguió refugiarse en la India y en el Tíbet, consiguió preservar estos conocimientos de sanación y ajuste energético del ser humano. De ahí que en la India haya una tradición tan autentica sobre el conocimiento del campo energético humano y universal, con sus Chakras o ruedas de energía.
Una persona que sea practicante de Reiki u de otra técnica sanadora y que por tanto sus canales de energía están mas abiertos y predispuestas a la curación tendrá mas facilidad y mejores resultados de hacer terapia cráneo-sacral.
Podemos contar un poco la historia reciente de un Ser que por su deseo más profundo de encontrar métodos de curación energética nos trajo la técnica de curación llamada Reiki y que es un complemento muy bueno para realizar terapia cráneo-sacral.
De hecho es seguro que al realizar algunas posiciones de las manos en Reiki se realice en algún momento las técnicas cráneo-sacrales. O sea que se produzcan momentos en donde se pare y se reordene el movimiento respiratorio primario, con tan solo colocar nuestras manos en el cuerpo por un tiempo mas o menos alargado. Pero por supuesto si conocemos las técnicas de antemano podremos ser mucho más facilitadores del toque terapéutico.